Nueva izquierda y oportunismo
Por Arturo Salcido Beltrán
La lucha electoral actual No tiene definiciones ni fronteras ideológicas; toda la propaganda se mueve sobre bases huecas que domina la mercadotecnia. Es igual para izquierda y derecha. Cada candidato, cada partido lanza frases que no dicen nada y que cualquiera puede aceptar, sin rumbo, sin compromiso, sin definición. Hasta intemporales.
Las recientes elecciones en Brasil son un claro ejemplo de esta ambigüedad en que vivimos; el triunfo de Lula, candidato del partido de los trabajadores y de una tremenda alianza de organizaciones consideradas de izquierda obtiene 60 millones de votos, pero el candidato de la derecha, un tipo deleznable en todos sentidos obtiene 58 millones.
¿Cuáles fueron las propuestas entre uno y otro?
Mientras en EU la mentirosa democracia americana se repartió las cámaras del Congreso y las gubernaturas entre millonarios respaldados por multimillonarios, la división entre preferencias electorales es impresionante, prácticamente están empatados en todo, con odios acumulados, cada distrito, cada estado es peleado palmo a palmo. Parece una pelea arreglada pero tiene mucho más que eso. A todos los políticos norteamericanos los sostiene la maquinaria de guerra.
¿Cuál es la diferencia política entre azules y colorados en EU? Un viejo chiste explicaba la principal diferencia entre republicanos y demócratas, señalando que los conservadores van a misa de ocho de la mañana y los liberales a las doce.
En Colombia triunfa Petro entre amenazas y represión dirigida desde los organismos fascistas de EU contra un candidato de derecha que representa décadas de terror y sin embargo, la diferencia entre ambos es mínima.
Petro es un gigante, el líder ideológico actual más sólido de América Latina, décadas de lucha y de heroísmo lo respaldan pero, no ganó por sus propuesta ganaron él con su tremenda trayectoria de décadas de lucha y su gran vicepresidenta.
Nos podemos seguir así, país por país y ver con beneplácito militante, el avance electoral y los triunfos de la izquierda en nuestra región, a la vez que debemos preocuparnos porque no hay mayor compromiso ideológico, ni pronunciamiento político, ni programa de fondo. Por ningún lado aparece un proyecto nacional. Claro, entendemos y queremos entender que detrás de las palabras transformación, cambio, reforma, progreso, bienestar, enarboladas por las organizaciones que nos simpatizan están verdaderos propósitos de construcción de una nueva sociedad más justa, más igualitaria, más libre, con mayor bienestar para todos, y lo celebramos; pero la derecha dice lo mismo.
¿Qué propone ésta izquierda? ¿Qué sigue ?
En Europa, además del sometimiento vergonzoso de los gobiernos europeos a su pueblos a las exigencias desmedidas de EU, vemos el avance electoral de la derecha vinculada históricamente al fascismo, pero es más grave el comportamiento de gobiernos supuestamente socialdemócratas o incluso de partidos que se dicen socialistas actuando de rodillas a los dictados de su amo norteamericano.
¿Cuáles son las diferencias políticas entre izquierda y derecha en Europa?
Históricamente podemos saber o suponer qué quiere la derecha europea y qué quiere lo que queda de izquierda, pero el lenguaje entre unos y otros no lo capta el pueblo. Ya no tiene nada que ver con lenguajes revolucionarios del pasado.
Podemos considerar que el bienestar general alcanzado hasta hace unos años por las sociedades europeas, no lo lograríamos en América Latina ni en dos revoluciones, pero esos avances se los ha venido quitando el neoliberalismo con una gran facilidad, casi sin oposición, sin que se aprecie un esfuerzo real de las fuerzas históricas de la izquierda socialista, peor aún, en ocasiones, es imposible dejar de ver cierta complicidad. Caso claro para nosotros a la distancia representa la actitud del PSOE, que por momentos parece que le prestan un rato el poder para que cumpla los programas de la derecha que el PP no se atrevió.
¿Qué propone la derecha ?
En el lenguaje, puede parecer lo mismo, o es tan vago, que no propone nada concreto, pero llegando al gobierno se encargan de disminuir en todo lo posible, lo logrado por gobiernos de mayor preocupación por el beneficio colectivo.
Y cuando la amplia izquierda logra nuevos triunfos electorales y logra también formar gobierno, queda, maniatada por no contar con amplia mayoría parlamentaria que le permita aprobar los cambios y los presupuestos necesarios. Luego vienen las presiones del imperialismo y de las burguesías locales, y de la mano con eso, nuestros amigos de izquierda deciden ir despacio, muy despacio para que nadie se espante. Diría el gran poeta cubano, Nicolás Guillén, “¿Qué van a decir los americanos?”
Falta lo peor la maquinaria electoral, sólo funciona como maquinaria electoral.
No hay partido, no hay ideología, no hay verdadera organización ni militancia y cuando llega la siguiente elección se apoyan en candidatos populares, como si se tratara de elegir a la flor mas bella del ejido o del pueblo y en ese proceso se cuelan los representantes de los viejos partidos del poder, todo se confunde y se pierde, aunque se gane.
Cuando los viejos políticos de los sistemas corruptos anteriores, ganan las elecciones poniéndose ropitas de pueblo y ganando la elección para las nuevas organizaciones, todo se pierde.
Debemos analizar lo que ocurre hoy en nuestra realidad circundante, en contraste con lo que hoy vive Europa y por supuesto en el contexto de la lucha de los gigantes por el dominio mundial.
* Diputado federal por el partido comunista mexicano, 1979-1982
* Presidente del colegio nacional de economistas, 1989-1992
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