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Marcelo en la frontera de la lucha

 

Por Ángel Álvaro Peña

Por muchos años se dijo que la selección del candidato del partido oficial a la Presidencia de la República lo elegían del otro lado de la frontera. Cierto o falso parecía que era una verdad evidente, sobre todo con presidentes como Vicente Fox, que tenía más entrega al vecino país que al propio. De madre española y su padre con nacionalidad mexicana, pero de ascendencia estadounidense, Vicente Fox Quesada mostró poco arraigo y menos amor por México.

Si en este momento ese rumor fuera cierto al único que conocen en el vecino país del norte, su trabajo y pensamiento es Marcelo Ebrard Casaubón, quien para más su país tendrá a los ojos de los estadounidenses sus siglas son las mismas del acuerdo comercial T-Mec. Es el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.

En Estados Unidos es importante el lugar que su gobierno ocupa en la política exterior y aunque el presidente asegure que la política exterior es la política interior, la gran diferencia la hace el hecho de que desde la Secretaría de Relaciones Exteriores hay un contendiente por la candidatura a la Presidencia de la República y desde la Secretaria de Gobernación, responsable de la política interna hay otro contendiente por el mismo cargo.

Pero más importante que la buena relación entre México y la Casa Blanca, para el vecino país es preferible tener a un conocido negociador y conocedor de su política, que sostenga, en términos concretos, las bases del Tratado de Libre Comercio, que alguien que se inicia en las tareas política exterior. Es decir, requiere un socio que no se radicalice, pero que tampoco abandone la posibilidad de mantener una relación comercial renovada constantemente.

La presencia de los concursantes por la candidatura de Morena a la Presidencia ha dejado a sólo tres personajes de la política. Cada uno tiene sus propios obstáculos para tener un alto nivel de popularidad. Algunos porque sus reflectores no llegan a todo el país; otros, porque su responsabilidad actual representa un límite para penetrar en el gusto de los mexicanos, o porque las actividades propias le impiden viajar por el interior de México.

La pugna por la candidatura de Morena es la competencia por la Presidencia de la República, quien sea electo por ese partido llega al poder; la oposición en cuatro años no pudo crear cuadros importantes, ni descubrir líderes regionales ni formar candidatos competitivos,

A pesar de la movilización de la jefa de Gobierno y del secretario de Gobernación, por todo el país, no son tan conocidos como Marcelo Ebrard, quien le lleva tres años de ventaja a Claudia Sheinbaum, en cuanto ser reconocida a nivel nacional, porque en 1997, el canciller se convierte en diputado federal, y, tres años después la jefa de Gobierno de la Ciudad de México aparece en el escenario político nacional, en 2000 cuando es designada por el actual Presidente, secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México. En cuanto a Adán Augusto, empieza verse a nivel nacional en el año de 2009, cuando se convierte en diputado federal.

 

 

Así se explica la seguridad con la que afirma Ebrard Casaubón que será Presidente de la República, porque en ambos lados de la frontera es más conocido; sin embargo, no son tiempos de hacer pronósticos ni optimistas ni pesimistas para ninguno de los tres, porque la población está atenta, como nunca antes, de la conducta de cualquiera de los tres mencionados y cualquier error, por mínimo que sea, puede alterar las preferencias.

Contrariamente a Claudia y Adán, quienes llevan una vida ascendente de triunfos, la trayectoria de Ebrard, tiene derrotas sensibles y los seres humanos inteligentes aprenden más cuando son vencidos por el destino que alguien que ha tenido sólo victorias.

Las encuestas en Morena están muy desgastadas, deberían ser aplicadas con una precisión quirúrgica para que puedan tener validez y, sobre todo credibilidad. Sea cual fuere el proceso de las encuestas se sabe que el dedazo no ha muerto. Porque no sólo se trata de procurar la continuidad sino de que no se exhiba una posible traición futura. Porque, de ser así, la figura del actual Presidente se cae y el futuro de la 4T, se acorta.

Si vemos la competencia desde el punto de vista de la amistad encontramos que Adán Augusto es amigo del Presidente desde muy jóvenes. A Ebrard lo conoció el Presidente cuando éste llega al Zócalo de la Ciudad de México, en una manifestación, siendo jefe de gobierno de la CdMx, Marcelo Ebrard.

Con la experiencia y la escuela de uno de sus mejores amigos y guías como Manuel Camacho Solís, Ebrard concilia lo viejo y lo nuevo de la política del país y se coloca como un ente transformador.

Empezó su carrera política en el PRI, después militó en el Partido del Centro Democrático, para pasarse posteriormente al PRD, luego a Movimiento Ciudadano, para finalmente buscar desde Morena, la Presidencia de la República.

En su libro, presentado en el Palacio de Minería el lunes 20 de marzo, se muestra como un político con la experiencia de los tiempos de grandeza del PRI, pero también con la voluntad transformadora de los tiempos modernos. Se dice el impulsor de los cambios que en esencia mantiene como punta de lanza la 4T, y se sabe compañero de lucha del Presidente de la República.

En el texto señala: “Yo siempre he sido un liberal. Yo no creo que la Iglesia, o las iglesias en general, en particular la católica, con el peso que tiene, deba o pueda definir el contenido de las leyes”.

Con frases como ésta se define y suma atributos que algunos podrían desconocer o bien olvidar. Es precisamente con la aparición del libro El Camino de México, que ha sido entrevistado en diferentes medios donde no desperdicia espacio para asegurar no sólo que quiere ser el Presidente de la República sino que va a serlo.

 

PEGA Y CORRE

La violencia crece en Veracruz esta vez cuatro trabajadores cetemistas fueron asesinados a tiros en la comunidad de Sánchez Taboada, en Hidalgotitlán, al sur de la entidad. La causa, conflictos gremiales.

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes