Los misterios de la conciencia
Por Zaira Rosas
La mente y el comportamiento humano son temas sumamente estudiados, a lo largo de la historia la ciencia ha tratado de entender las conexiones neuronales, el origen de las emociones y dar explicación a nuestro comportamiento. Incluso mediante la inteligencia artificial se ha querido imitar el funcionamiento del cerebro de las personas, robots que puedan resolver todo tipo de problemas y generar su propia corriente de pensamiento.
Sophia, la robot humanoide que hasta cuenta con nacionalidad, es un ejemplo del desarrollo que ha tenido la inteligencia artificial. Hay personas que niegan que la programación pueda generar su propia conciencia, sin embargo, en 2017 dos robots de nombre Alice y Bob tuvieron que ser desconectados debido a que desarrollaron un lenguaje propio como resultado de una decodificación que las máquinas hicieron de las palabras insertadas por sus programadores, en otros casos proyectos de empresas como Microsoft también tuvieron que ser retirados pues al no tener un discernimiento desarrollaban incluso comentarios racistas como fue el caso de Tay quien interactuaba en twitter con las personas y tomaba su aprendizaje mediante el lenguaje en esta plataforma.
En la ciencia ficción el entendimiento de los seres humanos va más allá, en películas ampliamente conocidas la inteligencia artificial llega a dominar a la humanidad. Es probable que esto último aún diste mucho de lo que vivimos en la actualidad, pero es innegable que el desarrollo tecnológico sí ha reemplazado a los seres humanos en múltiples espacios, las respuestas automatizadas que han sustituido a telefonistas o agentes en la atención a clientes son un claro ejemplo. No obstante, sin importar los avances en la programación, aún es necesaria la interacción personal para poder dar solución a problemas complejos.
El cerebro humano va más allá de las conexiones neuronales, tiene tras de sí un estado de conciencia que aún no se puede descifrar en la programación, la posibilidad de ver múltiples panoramas, el libre albedrío, los vínculos humanos y la repercusión que estos tienen en los demás aún no se ha podido replicar, pero sí ha sido analizada.
Recientemente la historia de un científico mexicano recobró notoriedad gracias a un documental que puso en el centro de la discusión la biografía del desaparecido Jacobo Grinberg, pero no sólo se trata de la historia del personaje, sino de toda su investigación y las posibilidades de que su desaparición esté vinculada con los avances que tubo en el rubro de la conciencia.
De acuerdo a sus colaboradores allegados, él quería comprobar cómo la conciencia puede ser algo colectivo, la influencia que tienen las personas entre sí y sobre todo identificar cuál es el origen de estas interacciones que podrían semejarse a la telepatía que hemos visto en películas. La historia de Jacobo es por sí misma fascinante, se trata de un científico buscando respuestas en el mundo que calificamos como paranormal, de alguien que pareciera no pertenecer a este planeta y entender con claridad cómo se va desarrollando el mundo.
Jacobo desapareció misteriosamente en 1994, sin dejar rastro alguno, por lo que con su ausencia llegaron todo tipo de teorías, ¿lo asesinaron? ¿fue secuestrado? ¿él mismo decidió retirarse a otro plano? Todo esto se intenta responder en el documental “El secreto del doctor Grinberg”, donde también conocemos más sobre la obra del autor, sus intereses y algunos rasgos personales que ayudan a entender por qué sus investigaciones estuvieron incluso en la mira de grupos como la CIA en Estados Unidos.
La fascinación de Jacobo Grinberg por ir un nivel superior de entendimiento, le hizo formar el Instituto Nacional Para el Estudio de la Conciencia, dentro de la UNAM, ahí hizo distintas evaluaciones de aptitudes paranormales de brujos, yoguis y chamanes, también analizó la posibilidad de entrenar a niños propensos al desarrollo de herramientas cognitivas extra-sensoriales.
Hoy en día lo que pasó con el Dr. es un misterio tan profundo como la misma conciencia, Sólo conviene abrir los panoramas para que entendamos que de todo lo que existe aún no entendemos nada y quizás las percepciones de lo que somos y podemos hacer, aún tengan mucho camino por recorrer.
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