COLUMNISTAS

SCJN y Plan B

 

Por Ricardo Homs

La reacción del presidente López Obrador respecto a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, -que suspende definitivamente el Plan “B”-, ha sido agresiva.

Calificar a la SCJN como parte de la mafia del poder, -que actúa sólo para mantener privilegios-, es una apuesta peligrosa, pues esta narrativa pretende destruir la reputación de todo el Poder judicial, para enfrentarlo en un juicio sumario, público y popular, ante el “pueblo bueno” para que lo desacredite.

También esta estrategia de nuestro presidente pretende generar un contexto de presión emocional sobre los ministros, a fin de que se sientan coaccionados por la opinión pública, o sea “el pueblo bueno”, representado precisamente por el presidente López Obrador.

Es evidente que este fenómeno psicosocial responde a una estrategia mediática armada desde Palacio Nacional en contra del Poder Judicial.

Lo grave es que socava, -no la legitimidad del “Estado de Derecho”-, sino la percepción pública de su autoridad moral.

La autoridad moral de quien tiene la encomienda de la impartición de justicia es fundamental, pues la diferencia entre imponer el orden e impartir justicia, es el reconocimiento de la autoridad moral del impartidor, por las partes en litigio.

Cuando la autoridad moral del impartidor se destruye ante la percepción ciudadana, la justicia se convierte en imposición cuando no cubre las expectativas públicas. Entonces se interpreta como abuso de poder.

Sin embargo, el abuso de la narrativa manipuladora, frente al “pueblo bueno”, se puede salir de control y estimular la violencia real, física. 

La quema de un muñeco que representaba a la ministra Piña debiese ser tomado como un indicador preocupante, pues un día, en lugar de un muñeco, pudiese ser una persona real.

El reconocimiento de la autoridad moral de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es un indicador de certeza que favorece incluso la gobernanza de quien encabeza a las instituciones de la administración pública.

Jugar con las percepciones de la opinión pública es muy peligroso, pues son una fuerza explosiva que frente a un imprevisto se salen de control.

Es importante traer a colación el concepto del “Cisne Negro”, utilizado académicamente para representar las fuerzas sociales inesperadas que pueden aparecer a partir de la concatenación de pequeñas circunstancias, y detonar un acontecimiento de alto impacto que puede modificar el status quo presente.

Restablecer el equilibrio y respeto entre los tres poderes de la Unión, -Ejecutivo, Judicial y Legislativo-, es fundamental para dar estabilidad a nuestro país, hoy que los riesgos para la gobernanza y el mantenimiento del orden social acechan a México.

Hoy que el crimen organizado es un poder paralelo que sutilmente fortalece su influencia en la participación política, según vimos en las elecciones del 2021-. Por tanto, rescatar la unidad de los tres poderes es fundamental para mantener el orden y la paz social.

 

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