COLUMNISTAS

¿Reforma antidemócrata?

 

Por Jessica Woolrich                                                         

El pasado 25 de marzo Israel tuvo una jornada histórica, en la cual casi el 10% de la población salió a las calles en más de 120 puntos distintos del país, para exigir al gobierno de Benjamin Netanyahu detener la reforma judicial que fue dada a conocer en enero pasado y que ha levantado una enorme oleada de polémica tanto dentro como fuera del país, por considerar que pone en riesgo el carácter democrático de dicha nación, ya que lo que se pretende con la reforma es reducir y limitar el poder de la Suprema Corte, para transferirlo hacia el Parlamento, como por ejemplo el Parlamento o Kneset, podría promulgar leyes aún cuando estas hubieran sido impugnadas por la Corte, así como la Corte tampoco podría invalidar las leyes consideradas como fundamentales.

Lo que a decir de muchos pone todo el poder en manos de los legisladores que bien podrían aprovechar eso para favorecer legislaciones que los beneficien a ellos y a sus partidos, no tanto al pueblo israelita.

 

 

Desde que se dio a conocer el contenido de dicha reforma, muchos expresaron su preocupación y descontento, por lo que el gobierno suavizó el tono de la propuesta, sin embargo los cambios siguen sin convencer a una nación que no está dispuesta a dejar que la democracia sea pisoteada por los gobernantes, y es que la polémica y el rechazo por la reforma ha llegado a tal grado de rechazo que incluso, Estados Unidos quien es uno de los principales aliados de Israel, se ha mostrado preocupado por los cambios y considera que de seguir adelante, el gobierno de Netanyahu corre el riesgo de que los levantamientos no solo continúen, sino que aumenten y que esto provoque la desestabilización del gobierno.

Lo que hoy es una posibilidad mucho más cercana, sobre todo si se toma en cuenta que Yovanna Galant, quien fuera ministro de Defensa, expresara públicamente su rechazo por la reforma, provocando así su destitución inmediata, generando con esto  que las voces subieran de tono, creyendo que el gobierno está abusando de su poder sin importarle caer en el autoritarismo, y para muchos esta es una señal de que la democracia no es el interés principal de Netanyahu, por lo que seguramente las protestas continuarán y el día de hoy nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde llegarán, lo que es un hecho es que el gobierno israelí parece no estar dispuesto a escuchar a su pueblo, el cual parece que hoy ha comprendido las palabras del Conde de Lautréamont, quien dijo; “Ya es hora de reaccionar contra lo que nos ofende y nos doblega autoritariamente”, por lo que seguramente seguirán levantando la voz hasta que ésta sea escuchada.