PAN defiende delincuentes
Por José García Sánchez
La vocación de los panistas por proteger a delincuentes no es nueva. Desde principios de 2012, último año de gobierno de Felipe Calderón, éste decidió postular a una delincuente como jefa de gobierno de la Ciudad de México, Isabel Miranda de Wallace, a pesar de que sabía perfectamente de quién se trataba.
En esos años sólo era una sospecha sobre la gran mentira que hace apenas unas horas se reveló, en boca del presidente de la Suprema Corte de la Nación, Arturo Saldívar.
Isabel Miranda de Wallace es señalada de fabricar pruebas contra altos integrantes del Poder Judicial de la Federación y pretender extorsionar. Declaraciones de algunas personas encarceladas injustamente por el supuesto secuestro y asesinato de su hijo, que nunca ocurrió, narran que ella en persona dirigía las torturas a los supuestos implicados.
Desde el inicio de este montaje el entonces presidente Felipe Calderón sabía de los alcances de Isabel Miranda de Wallace, él necesitaba de un mártir para conducirla al estrellato político y en esta mujer encontró una manera de limpiar su imagen. Wallace era la cara “honesta” del calderonato. Desde esos días se escribieron varios libros señalando su culpabilidad sin que repercutiera en el ámbito judicial su caso.
El director del Instituto Federal de Defensoría Pública, Netzaí Sandoval Ballesteros presentó una denuncia en su contra por falsedad en declaraciones judiciales, simulación de pruebas, etc.
“Esta señora se ha dedicado a hacer acusaciones sin fundamento, cuando aquí la única que tiene fama de fabricar pruebas es ella. Y quiero decirles que tengo conocimiento de que ya está fabricando pruebas para tratar de generar una mala impresión y afectar la imagen pública de algunos altos servidores públicos del Poder Judicial Federal, y este tema ya está viéndose en la Fiscalía General de la República. No entraré en más detalles, simplemente ella está fabricando pruebas para tratar de generar una percepción equivocada sobre personas”, expresó el presidente de la suprema Corte.
En 1971, fue violada la hija del periodista Iván Soto Hernández en la casa del dirigente estatal del PAN de Durango, José Luis Rocha, donde el hijo de éste, Jorge Abraham Rocha, atacó a la menor. A pesar de las evidencias el gobernador panista José Aispuro Torres, le levantó una demanda penal por no cuidar debidamente a su hija.
En una llamada telefónica, José Rosas Aispuro amenazó con denunciar al periodista Iván Soto por ser responsable de que su hija fuera violada, pues no la cuidó.
Este es sólo el preámbulo de un partido más preocupado por defender delincuentes que hacer política. Después vinieron las defensas públicas y mediáticas a favor de Guillermo Padrés, Felipe Calderón, Margarita Zavala, Genaro García Luna, Francisco García Cabeza de Vaca, Ricardo Anaya, Sandra Cuevas, José Luis Lavalle, Gil Zhuarth, Luis Fernando Salazar Fernández, y hasta al priísta Alejandro Moreno. Y los que faltan, todos ellos no sólo son defendidos por el PAN sino posibles candidatos a puestos de elección popular, incluyendo la Presidencia de la República.
Para los panistas los delincuentes que forman parte de sus filas son perseguidos políticos, y en su defensa viajan al vecino país para denunciar persecución política, cuando en realidad se trata de narcotraficantes, defraudadores, violadores, corruptos, traficantes de influencias, cómplices de asesinato, torturadores, etc.
A los panistas tienen hasta para extender su manto de impunidad a los priístas que acumulan día tras día delitos como es el caso de Alejandro Moreno Cárdenas, quien, a quien defienden en tribuna, como lo dicta la regla de la oposición, se dice perseguido político.
Vive el PAN su peor momento por la falta de militantes cuyo padrón parece convertirse en el peor enemigo, luego de su actual líder nacional, Marko Cortés, porque ni siquiera llega al mínimo para conservar su registro. Es un partido que pertenece al pasado, nació viejo por su permanente postura conservadora y ahora parece como el más añejo de los partidos, aunque no lo sea cronológicamente lo es por sus ideas que no dejan de evocar el pasado.
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