Los políticos votan por la ignorancia
Por Ángel Álvaro Peña
Desde que Morena llegó al poder no sabe qué hacer con la urgente necesidad de formar cuadros. Tiene la obligación de crear un instituto para crear líderes y renovar, periódicamente, candidatos, líderes, y, sobre todo, dirigentes.
Pasaron casi dos años sin que hubiera escuela de formación de cuadros, al dejarle el actual Presidente de la República a Yedickol Polevnsky, la presidencia del partido, nunca se movió un dedo para estas tareas.
Luego viene el golpe de Estado de Alfonso Ramírez Cuéllar, a Morena, quien nunca supo qué hacer al frente del partido en el poder. La elección de dudosa legitimidad de Mario Delgado, apenas hace unos meses comenzó a crear cuadros a través de la escuela de Formación de Cuadros, que encabeza el caricaturista Rafael Barajas Durán, conocido como El Fisgón, quien de manera espontánea crea la escuela sin una metodología adecuada ni proyecto sólido para construirla.
Entre los muchos cursos que los militantes y simpatizantes de Morena está el de preparación para la tarea legislativa, que incluye el conocimiento de leyes electorales, las atribuciones de diputados y senadores y desde luego, la defensa de la ideología del partido.
Tardaron mucho en dar a conocer los cursos, la manera en que se debía incorporar la gente y al final de todo se muestra lo que debió hacerse hace cuatro años atrás, pero con la misma improvisación.
Sucede lo mismo que con el padrón, donde Morena y el PAN tienen serios problemas para demostrar el número exacto de militantes, cosa que a Morena no le interesa porque cumple, con creces, la cantidad de afiliados; sin embargo, el PAN pudiera entrar en una crisis de militancia si no se realiza una intensa campaña para que se incorporen más militantes, antes de que, por la falta de afiliaciones, pueda perder el registro.
El tiempo que esperó Morena para encontrar los temas adecuados para darle contenido a la formación de cuadros no debió suceder nunca, porque desde el momento en el que un partido viene del pueblo, de los más necesitados, de los pobres, que habían sido relegados de la educación, una de las primeras materias de estudio debió ser la cultura general de todos y cada uno de sus militantes, lo piden a gritos, pero, sobre todo, y con principal atención, en quienes pudieran competir por cargos de elección popular.
Sin embargo, tal vez por su propia inercia de desconocimiento de la cultura, dejaron atrás los conocimientos que todo político medianamente educado, debe tener y sucedió en Veracruz, donde al parecer la comunicación social no es su fuerte sino su punto más débil.
Ahí en la conmemoración de los 92 años de nacimiento del escritor colombiano, Gabriel García Márquez, el Congreso local, le cambió el nombre sin que ningún diputado lo advirtiera.
Al premio Nobel de Literatura 1982, le pusieron «Francisco García Márquez». Lo cual pide a gritos un curso nacional de cultural general para los morenistas sin excepción. Desde luego que en el Congreso local no sólo hay legisladores de Morena, aunque son mayoría al tener 21 diputados de 50 que son en total, donde confluyen panistas, (13); petistas, (4); perredistas, (1); verdes, (1); emecistas, (2); priistas, (3), y 4 de Encuentro Social.
Los trabajos de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local de Veracruz, –encabezada por Juan Javier Gómez Cazarín, quien, aunque usted no lo crea, quiere ser gobernador–, son muy similares a las tareas de Comunicación Social del gobierno del Estado, donde impera la improvisación, se trata de una oficina integrada por ignorantes, sin mayor mérito que ser amigos del gobernador, de ahí que su propia imagen ande por los suelos.
La falta de conocimientos en la clase política se ventila cada vez más pero lo que se mostró en el Congreso de Veracruz, debe ser señalado más allá de la burla, porque preocupa tanta falta de conocimiento general. Esta vez estamos hablando de un exceso de ignorancia que debía ser sancionado, o, por lo menos amerita una amonestación, y no pasó de ser una simple anécdota, cuando se trata de un peligro para la entidad.
Veracruz es un estado lleno de cultura e historia, la cual al desconocer los legisladores que representan a sus habitantes afectan la vida democrática, el sistema de partidos y la representación indirecta. Se trata de una falta grave que refleja el desapego a las tareas esenciales de un legislador que se digne de llamarse así.
Es, desde luego, un problema general, pero en el caso de Morena, al ser el partido en el poder, cuenta con mayores probabilidades de cultivarse, lo cual en su práctica diaria es una obligación.
La izquierda en México ha sido tradicionalmente culta, pero este Movimiento de Regeneración adoptó huérfanos de la cultura y reunió orfandades de ignorancia para mostrar su raíz popular.
Si se quisiera responsabilizar a alguien de este descalabro que desnuda su aparente sabiduría y los muestra como lo que son, no se sabría por quién empezar, pero los organizadores Cazarín y el área de Comunicación Social, encargados del evento, los exhibieron y, los demás lo ignoraron porque desconocían el personaje, el tema y el motivo de la celebración que debía llevar a cabo como parte de sus trabajos.
Pero tampoco están exentos de responsabilidad el dirigente nacional de Morena y del resto de los partidos políticos que tienen, en sus filas, gente muy ignorante, y este botón de muestra, con nivel intelectual propio de un niño de primaria los regresa a todos a la escuela.
En Veracruz es más fácil ver al gobernador bailando salsa que leyendo un libro. Al secretario de Educación lo relacionan con el desnudismo masculino más que con la enseñanza. Al secretario de Gobierno lo ven más como un porro que como un funcionario público. Ese es el nivel cultural de los funcionarios públicos de Veracruz.
La política es una responsabilidad social que implica la historia y la cultura, propia y ajena. García Márquez pertenece a la cultura colombiana, latinoamericana, mexicana y universal. De ahí la gravedad de su falta.
PEGA Y CORRE
La Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada detendrá 22 personas vinculadas a los desvíos de recursos cometidos en Segalmex, acusados por los delitos de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y peculado. Deberá aplicarse un castigo ejemplar a estos que prometieron no traicionar, no robar y no mentir.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes