COLUMNISTAS

Falacia y cinismo

 

Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

La verdad y las mentiras circulan desde que el mundo es mundo, no son exclusivas de la actualidad, y menos en el medio político. Pero, hay que distinguir que el mundo que hoy nos ha tocado vivir de mucha competencia económica, social y política – en el mayor de los casos desleal-, ha hecho que proliferen individuos que, con tal de conseguir sus objetivos, se envilezcan, corrompan, prostituyan y usen las más perversas argucias para lograr sus planes y se perfeccionen en el arte de atraer a los demás. De ahí que surjan los individuos falaces.

Pero ¿qué es una falacia?, es un argumento con la apariencia de razonamiento correcto pero que en esencia no es válido o es totalmente incorrecto o falso. Las personas que acostumbran a hablar con falacias, dado que están conscientes de que sus razonamientos son engañosos y/o erróneos, se especializan en el arte de la persuasión o la manipulación, para hacer que sus mentiras errores e incorrecciones puedan llegar a ser convincentes.

La personalidad de un individuo falaz es muy específica, pero se podría resumir en los siguientes rasgos:

  1. Comúnmente son personas que no se ajustan a las reglas o al orden social (o político) preestablecido. Son personas que vivieron en ambientes muy represores (castigos, violencia) o demasiado permisibles (les dejaron hacer de todo), pero en el fondo carecieron de la enseñanza de valores éticos en el actuar. Por lo tanto, frente a lo impuesto, aprendieron a eludir los límites a través del engaño o la mentira.
  2. Se especializan en el arte de la persuasión. Su tendencia es buscar convencer, a como dé lugar. Al no tener argumentos ciertos, recurren a los argumentos falsos o a toda información que le sea útil para sus fines, aunque sea carente de validez o sea errónea. Se especializan en el discurso falso preparando con mucha habilidad lo que las personas quieren oír.
  3. Tienden a percibir solo los defectos en las cosas y personas, y a generalizar esa condición en los demás. Tienden a prejuzgar a los demás, midiendo con la misma vara a todos quienes les critican o no satisfacen sus expectativas.
  4. No buscan investigar más para que sus afirmaciones estén mejor fundamentadas. No se preocupan de fundamentar sus comentarios, argumentos o propuestas, poseen pereza mental o delegan la búsqueda de la información en otros, y si los datos que les aportan no son los que ellos esperan, tienden a descalificar o a desecharlos, por no concordar con lo quieren oír.
  5. Caen en el orden de la personalidad del “cínico” (egocentrismo). No les preocupa que les sean descubiertas sus falsedades o errores, en ocasiones las defienden o simplemente no les interesa reconocer que están equivocados, por el contrario, eluden a quienes les reprende y son persistentes en su empeño de persuadir, hasta que caiga alguien en su red. Una persona con esas características tiende al egocentrismo, lo que hace que no le cueste trabajo fingir que se preocupa por los demás, como tampoco les preocupa romper con esa ilusión, actuando sin ningún remordimiento o vergüenza, aunque con ello lastime, decepcione o dañe a los demás.
  6. Poseen una perspectiva pesimista de la realidad. Su perspectiva de la vida, de los hechos, de los individuos o grupos, es de que todos son malos (ricos, intelectuales, opositores) y no merecen respeto porque se salen del canon en que el falaz los mide. En el fondo esa personalidad evidencia un alto grado de desconfianza e inseguridad.
  7. Cuando percibe superioridad en otros, tiende a acortar esa ventaja. A través de falacias o argumentos lesivos tiende a descalificar o a ignorar los argumentos de quienes consideran adversarios, por lo que esa visión le hace estar en constante competencia hacia todo aquel o aquello que le represente riesgo o rivalidad para con su persona o proyecto.
  8. Se rodean de personas (receptores) con ciertas características. Mucho tiene que ver- el que se le refuercen las conductas negativas al individuo falaz-, tener una audiencia manejable. Algunos estudios sobre los rasgos de personalidad del receptor le describen como:  ingenuo, carente de información (ignorante en temas), baja necesidad de cognición (o de conocimientos y nivel de consciencia), y carga alta de resentimientos porque el receptor tiende a identificarse y proyectarse con el individuo falaz. Cuando esa condición se da en los grupos o las masas, es el espacio propicio para ser susceptibles de manipulación o persuasión.

Bueno, pues el hacer esta radiografía de la falacia, nos permite poder entender a un personaje que, con ese claro perfil, lamentablemente ostenta el cargo de Presidente de la República Mexicana, cuya sola embestidura particularmente, siempre me ha merecido respeto. Pero hoy las cosas han cambiado.

Y es que mucho ya se ha hablado de su perfil psicológico, pero pocos se atreven a difundirlo o debatirlo y creo que, por el bien de todos, son tiempos ya de dejar perfectamente claro, que, un individuo así -quien sea-, y más con poder en extremo es, no solo peligroso para una comunidad, sino para el mundo mismo. La historia de la humanidad está llena de páginas tristes y negras en donde los protagonistas fueron líderes sociales y políticos falaces, egoístas, egocéntricos. Psicópatas que se convirtieron en tiranos y represores de sus iguales y que no pagaron ni con su muerte, el daño tan grande que le hicieron a sus pueblos y a la humanidad en su conjunto.

Hoy ya se está haciendo hábito el hablar del perfil del presidente, lo describen frecuentemente como un enfermo, psicópata y con graves rasgos de desquiciamiento. Y hay sobradas razones para pensarlo y afirmarlo, y es lógico porque conforme la presión oficial y política aumenta, la ansiedad se vuelve crónica. Sin duda ya está preparando la siguiente etapa, y debe llevar su sello. Pero, me aventuro a dar un pronóstico, entendiendo como actúan los falaces: no dudo que podría pedir permiso a la presidencia -el próximo año-, para irse como candidato al Senado y con ello hacer campaña y estar de nuevo en las boletas electorales. Todo puede acontecer.

Pero ¿Quién lo supliría? Aun con todas las corcholatas descubiertas-, su mente ya ubica su relevo y quizás aún, nos llevemos muchas sorpresas. Pero su personalidad desconfiada, insegura y falaz y su forma de tomar decisiones, que no la va a cambiar, le llevará de nuevo a buscar los reflectores y a sacar un As de la manga, para seguir diciéndole a todos, propios y extraños: “tengan para que aprendan”

…Pero, hoy son otros momentos, e independientemente de la decisión que se tome desde el poder central… lo importante es, lo que hoy le consta, perciba y diga la sociedad mexicana de los resultados de este gobierno, misma que habrá de hacer un juicio sumario en su momento y …no creo, sinceramente, se deje llevar nuevamente por la falacia.  Gracias y hasta la próxima.

 

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