COLUMNISTAS

El Neto, el renacido

 

Por José Páramo Castro

La negligencia y probablemente el de la gobernadora panista de Chihuahua, María Eugenia Campos, arrojó 17 muertes. Igual cantidad de tragedias familiares, en las que los panistas no acostumbran reparar.

Las condiciones de los reos en el penal donde sucedió el motín es responsabilidad del gobierno del Estado, que encabeza la panista Maru Campos, y el director de dicha prisión lo designó ella, sonde seguramente hay altos rendimientos económicos para el director destituido, y las sospechas de que la gobernadora estaba implicada aumentan. Porque la muerte del principal reo liberado, Don Neto, puede despertar dudas sobre la verdadera identidad del cadáver, como sucedió con amado carrillo, el Señor de los Cielos y con Heriberto Lazcano, El Lazca.

 

 

Que no nos extrañe que El Neto aparezca en Sudáfrica o en Israel o en otro país lejano, jubilado y disfrutando del dinero que con ayuda de los panistas disfrutaría. El choque con un gasolinería provoca dudas serias sobre la realidad de la muerte de Neto y que la gobernadora que quiere ser presidenta, avala sin dudar.

Los panistas muestran a lo largo de los espacios que gobiernan que la vida humana no tiene importancia. Así sucedió con los militares durante todo el sexenio de Calderón, donde las muertes de los soldados sólo sirvieron para justificar el gran negocio que fue la guerra contra el narco. En la campaña, Calderón se autodenominó como el Presidente del empleo, y terminó siendo el general de la aparente lucha contra el narcotráfico porque le era más redituables, sin importar más de 200 mil muertes de inocentes y cientos de soldados sacrificados en nombre de su negocio.

Tampoco a los integrantes del cártel inmobiliario les importaron las muertes de las personas que fueron sacrificadas por las consecuencias de temblor de 207, a causa de malos materiales, pisos extras, instalaciones de gas improvisadas, y otras negligencias en más de 260 inmuebles, cuyas ganancias superan los miles de millones de pesos para los bolsillos de un grupo de panistas.

Tampoco le importó a la alcaldesa de Cuautitlán Izcalli, Karla Fiesco, la muerte de un vendedor de tamales que asesinó un amigo de esta panista, llamado, Ken Omar, a quien liberó antes de 24 horas de haber sido detenido. Es decir, sólo la reclusión le sirvió para curar la cruda bajo los cuidados de su amiga la presidenta municipal del PAN.

 

NEGOCIO CON EL MAL

Los panistas son homicidas con premeditación, alevosía y ventaja, sus intereses materiales están por encima de prestigio de sus integrantes y lo demuestran cada vez que pueden sacrificar la vida de los demás en beneficio de unos cuantos billetes.

Cuando se detiene a Ovidio Guzmán, el PAN responde con el pretexto de la violencia. Es decir, que las reacciones que le son naturales a los delincuentes se expresan con violencia, porque ellos no van a comprar un espacio en periódicos para firmar una carta. De inmediato, Amparito Gálvez se solidarizó con la población de Culiacán, ente la cual no hubo víctimas, pero nunca se solidarizó con Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco, Chihuahua o Guanajuato donde hubo y hay muertes colaterales durante gobiernos del PAN estatales y federales.

Hace un mes el verdadero líder del PAN, Santiago Creel se ofreció para enseñar a la actual administración estrategias efectivas para terminar con la violencia como si los panistas hubieran tenido éxito en algo, y menos aún en materia de seguridad, donde no dejaron más que sangre.

Los panistas tienen una vocación homicida, es probable que disfruten más las muertes que las ganancias que de las ganancias que producen esos asesinatos.