COLUMNISTAS

Dos Bocas y lenguas viperinas

 

Por José Páramo Castro

Ante la ignorancia de quienes aseguran que las primeras etapas de construcción y puesta en marcha de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, son similares a las de la apertura de un Oxxo, deben saber que esos pasos son regulados internacionalmente. Entre el resentimiento, falta de información y la irresponsabilidad y la sed de venganza al informar, suelen hacer el ridículo quienes no se preparan lo suficiente a la hora de escribir y en su desconcierto confunden, o bien en su mala intención se desenmascaran.

La versión de algunos radica en la idea de autoconstrucción de una vivienda, donde el dueño, erige primero la sala, y cuando tiene dinero construye el baño y luego el comedor. Hay quienes siguen viendo al país como un jacal porque eso les enseñaron los regímenes anteriores a creer.

La verdad ha sido olvidada por muchos de quienes ahora derivan cualquier error que sea real o imaginado, ocurre en la administración pública, situación que tarde o temprano se hace evidente dejando en el olvido a esos que creen desinformar.

 

 

Porque están identificados los que quieren confundir o desestabilizar y cada día tienen menos lectores y llegan a la cancelación de su credibilidad inevitablemente. La fragilidad de la oposición se debe a declaraciones de sus miembros como la de su coordinador en la Cámara de Diputados que asegura que en Dos Bocas no se refinará ni un solo litro de gasolina.

Acostumbrados a los montajes de los políticos del pasado, desacreditan todo lo que pueda relacionarse con las obras del sexenio y desde antes de su inauguración las declaran innecesarias. Otros, sin tener conciencia de que los tiempos cambian y con ello la normatividad sobre todo lo relacionado con los energéticos, se basan en comentarios de trabajadores de Pemex, algunas veces jubilados que basan en su experiencia su observación del hecho.

Así, la oposición y los que todavía les creen y repiten sin investigar y carecer de todo conocimiento al respecto. Critican lo que sucede hoy en relación al petróleo pero dejan en el olvido el pasado de la industria petrolera que no sólo fue abandonada sino descuidada para venderla como chatarra. De eso nunca hablan pero, eso sí, aseguran que es una ficción, que la inauguración es un montaje, que es sólo al fachada como los hospitales de Peña Nieto y Calderón.

El objetivo es dejar de exportar crudo y procesar la materia prima en el país, ser autosuficientes en gasolina y diésel, por eso desde que llegamos invertimos en exploración y eso ocurrirá principios del año que viene. Porque así lo marcan las reglas, pero quieren ver gasolina barata y refinada en México a partir de mañana. Eso nunca le exigieron a quienes escondían hasta los ingresos por la venta de crudo para llevarla a sus bolsillos.

 

 

Existe una inercia sobre las críticas a esta refinería basadas sólo en la imitación, y en el mejor de los casos, en el resentimiento. Incluso, en cuestiones personales, simplemente porque les cae mal Rocío Nahle o no quieren que Pemex crezca ahora y no cuando ellos querían. Se arrodillan ante la mentira con tal de ver satisfecho su desquite.

Después de 43 años de haberse construido la última refinería en México, Dos Bocas se suma al resto de procesadoras con las que cuenta México como parte del Plan Nacional de Refinación para alcanzar la soberanía energética.

En esto nadie debería estar en contra, pero hay un rechazo inexplicable y al no encontrar argumentos válidos comienzan a señalar que no habrá refinación de crudo de inmediato, como si el problema fuera mayor que la solución que ofrece la refinería en una lógica sin sentido común, pero con una gran carga de mala intención.

La falta de congruencia entre la crítica de un beneficio común en el presente, y su aprovechamiento en el futuro, dispersarán el argumento pero radicalizarán la inconformidad sin bases ni argumentos en quienes cuestionan la creación de la refinería, contradicción que dejan en el limbo ideológico lo que pudo ser un argumento se convierte en un rumor efímero por la carencia de conocimientos.

Resulta absurdo cómo ante una obra de magnitud de la Refinería Olmeca pueda surgir un ataque sobre la fecha de resultados, cuando ese proceso es regido por normas internacionales y no por decisión del gobierno o capricho de los gobernantes; sin embargo, desconociendo el fondo de la mecánica de la inauguración y funcionamiento de la refinería, se lanzaron al ruedo del ridículo mostrando ignorancia, pero sobre todo mala, muy mala intención.

 

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