COLUMNISTAS

Deben legisladores representar al pueblo

Diputados y senadores deben buscar mayor comunicación con sus representados para votar con la convicción de que su labor es social

Por Ángel Álvaro Peña

Por un lado, la audacia de las iniciativas de ley del actual mandatario, por el otro, la sistemática negativa de la oposición, ante cualquier propuesta del Jefe del Ejecutivo arrojaron como resultado que Andrés Manuel López Obrador sea el presidente con mayor número de iniciativas rechazadas en la historia reciente de México.

En cinco años el Ejecutivo envió 80 iniciativas, de las cuales sólo 58 fueron convertidas en ley. A pesar de ser autodenominado el presidente de la transformación fue muy cauto en enviar refirmas al Poder Legislativo. Propuestas que no se distinguen por el número de proyectos presentados ante el Poder Legislativo sino por su contenido.

Desde luego, las iniciativas del Ejecutivo tienen un significado ideológico desde que se presentan en las cámaras y un sello político que tiene dividido a los legisladores y así los mantendrá. La disciplina del voto en los partidos, es decir la uniformidad de criterios a la hora de votar, ha sido tan generalizado en México que el diputado o senador que no vote por el que indica su coordinador parlamentario no sólo es mal visto sino que es considerado un traidor.

Hace algunos años se convocaba al voto de conciencia, que significaba que se manifestara fuera de la disciplina impuesta por el líder parlamentario de los legisladores. Éstos tenían la libertad de votar de acuerdo a su criterio sin ser considerados desleales.

En el sexenio anterior, de Enrique Peña Nieto, éste colocó a la consideración del Legislativo un total de 124 iniciativas, de las cuales fueron rechazadas o congeladas 25. Calderón envió 132, le aprobaron 105, y Fox, fue el más pretencioso al colocar a criterio de los legisladores 166 iniciativas y le aprobaron 124.

Entre las iniciativas del Jefe del Ejecutivo aprobadas sin queja de la oposición hasta ahora incluyen la Ley de Amnistía de 2020, la cual estableció mecanismos legales para regular la concesión de la libertad a los grupos vulnerables que hayan cometido conductas delictivas a fin de garantizarles nuevas oportunidades de reinserción social. Otras incluyen la Reforma en materia de bienestar, que dio paso a programas sociales como la pensión de adultos mayores; la Ley de Revocación de Mandato, cuyo primer ejercicio democrático ya tomó lugar en 2022; La Reforma a la Ley Minera que nacionalizó el litio y creó la paraestatal Litiomex; y la extinción de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano (Notimex), aprobada en diciembre del año pasado.

La postura de bloque de los legisladores no beneficia en nada a los ciudadanos, quienes nunca son consultados sobre la intención del voto en las Cámaras de sus Representantes. Éstos ni siquiera hacen un sondeo pequeño que les pueda orientar sobre la dirección del voto que deben emitir. Tienen personal a su cargo que bien podría darse un baño de pueblo para conocer la postura de la población a la que representan sobre los temas a debatir. Así, dicha representación social se convierte en un mito, en una mentira que practican con toda tranquilidad Diputados y Senadores en México. Votan según los intereses de su partido pero nunca por lo que más les conviene a sus representados.

En la actual legislatura se ha mostrado una tendencia de la fracción opositora por rechazar todo lo que pudiera beneficiar a la mayoría de la población; sin embargo, se ha esmerado en tratar de mantener vivas las propuestas de beneficio y privilegios para sólo unos pocos grupos.

Esta polarización que se muestra en las cámaras es una representación del enfrentamiento que se vive en la sociedad mexicana donde hasta las familias tienen desencuentros por las actuales ideas políticas. Anteriormente, las discusiones en la sobremesa sólo eran por el futbol. Ahora la politización crea posturas definidas y cada quien tiene en cada familia una posición que defender.

La lucha del Ejecutivo en las cámaras se ha visto acompañada cada día por más mexicanos, algunos a favor y otros en contra. Sabe perfectamente que siempre detrás de cada discurso hay una intención, un interés y resulta menos fácil la manipulación.

El caso que en otros tiempos hubiera sido sorprendente, que anunciaba que habría una reforma al artículo 139 de la Constitución donde se regularían las rentas de casas habitación fue muy claro. No fue un abogado quien descubrió la invalidez de esa noticia sino el pueblo que de inmediato señaló que la Carta Magna sólo tiene 136 artículos y esa reforma era una mentira. En otros tiempos, la noticia hubiera corrido como pólvora afectando a los interesados.

Si la sociedad está cada día más consciente de su papel, se hace obligatorio que los legisladores tomen más en cuenta a sus representados a la hora de votar a favor o en contra de iniciativas, presupuestos, reformas, etc.

La propia Constitución ha tenido sus reformas en las que han logrado ponerse de acuerdo las dos terceras partes de las cámaras de tal suerte que de 1917 a la fecha ha tenido 256 reformas, esto en 107 años de nuestra más reciente Carta Magna. En esta administración el Presidente ha enviado 10 iniciativas de reforma constitucional al Congreso de las cuales cinco han sido aprobadas.

Esta es la realidad de dos terceras parte del Estado mexicano que en dos de los Poderes de la Unión, encuentran la necesidad de ser auténticos líderes de la sociedad, y la sociedad los impulsa a representarlos mejor; sin embargo, hay un tercer poder que pareciera no haberse incorporado a la democracia que es el Poder Judicial, a cuyos integrantes nadie elige y que se mantienen lo más alejados posible del resto de sus similares.

Los tres Poderes de la Unión no sólo deberían tener el mismo nivel, la misma categoría sino el mismo interés por representar a los ciudadanos como mandata toda democracia que se digne de serlo.