COLUMNISTAS

Complicidad por omisión y negligencia

Por Aurelio Contreras Moreno

El 10 de noviembre de 2016, a unos cuantos días de que terminara el horrendo sexenio de Javier Duarte de Ochoa –que para entonces ya era prófugo de la justicia-, el brutal feminicidio de la maestra Guadalupe Mora Palacios sacudió a Xalapa.

Tuvieron que pasar más de cuatro años desde el crimen –sin sentido, por puro odio- para que el presunto feminicida, Eliel “N”, fuera detenido por la Fiscalía de la Ciudad de México, más por la presión de la familia de la víctima, que nunca cedió a las intentonas por cerrar el caso, que por una verdadera voluntad de la Fiscalía de Veracruz por hacer justicia, pues desde un principio realizó un trabajo deficiente en la integración de la carpeta de investigación.

Esas falencias en la integración del expediente fueron solventadas gracias a que sus hijos estuvieron encima de los incapaces miembros de los equipos de trabajo de tres fiscales: desde Luis Ángel Bravo, pasando por Jorge Winckler y hasta Verónica Hernández Giadáns. A pesar del pésimo trabajo de la Fiscalía y del viacrucis que ello implicó, se resolvieron los errores y se hizo la acusación, radicada bajo la causa penal 163/2018, con pruebas sólidas que llevaron a la detención de Eliel “N” el 18 de marzo de 2021.

Sin embargo, la impunidad –y muy probablemente la corrupción- se ha hecho presente de nuevo, como siempre. Un juez concedió la libertad al presunto feminicida de Guadalupe Mora –la maestra Lupita, como la llamábamos quienes tuvimos la fortuna de conocerla en vida- basado en los errores originales en la integración de la carpeta, sin tomar en cuenta que fueron subsanados posteriormente.

Aunado a ello, la Fiscalía Regional de Xalapa se negó a solicitar una nueva orden de aprehensión contra Eliel “N” y evitar su fuga, como ya había sucedido anteriormente, a pesar de tener en sus manos el expediente y saber que sus propios yerros habían sido corregidos. Una negligencia imperdonable que apesta a corrupción.

El presunto feminicida fue puesto en libertad el pasado miércoles, ante lo cual, dos de los hijos de la maestra Mora Palacios se trasladaron desde Orizaba –donde radican- a Xalapa, para intentar tener una audiencia con la fiscal general Verónica Hernández Giadáns, ante la gravedad del hecho y el temor ante posibles represalias por parte del inculpado.

Hernández Giadáns no solamente no los recibió, sino que los hicieron esperar dos horas en el vestíbulo de la Fiscalía General para darles un “portazo” en la cara y mandarlos a la Fiscalía Regional, ¡exactamente en donde no hicieron su trabajo y permitieron que el asesino quedara en libertad!

Como manifestó el abogado de la familia durante la conferencia de prensa a la que convocaron tras ser ignorados y maltratados en la FGE, no solo se les negó su derecho a la procuración de justicia, sino que la omisión de la autoridad representa un atentado directo contra su dignidad como familiares de una víctima de feminicidio.

Desde el inicio, la Fiscalía General del Estado había mostrado resistencia a desarrollar la investigación. Quizás por el hecho de que Eliel “N” –que cuando cometió el feminicidio daba mantenimiento a la casa de la maestra Mora, por lo cual tuvo acceso a su domicilio- había sido antes policía.

“Han desfilado funcionarios de todos los niveles prometiéndonos la justicia y habíamos tenido ciertos momentos de esperanza. Hemos comprobado en persona que este gobierno no solamente es igual. Es peor que los anteriores, porque éste se jacta de no ser como los otros. Todo el tiempo lo están recitando”, sentenció Felipe Gallardo durante la conferencia de prensa del mediodía de este jueves.

Cecilia, la hija menor de la maestra Lupita, fue lapidaria: “El discurso de hoy fue dejarnos en el abandono, dejarnos expuestos a un criminal. Ya vimos de lo que es capaz, pero no sabemos si su liberación puede tener consecuencias. El gobernador dice que los feminicidas en Veracruz no quedarán impunes. Esto lo comentó hace dos años. Y la fiscal general parece que no cumplió. Que cumpla con su trabajo”.

Pero Verónica Hernández Giadáns seguramente andaba en alguna cabalgata de rancho de las que acostumbra asistir últimamente. O de dama de compañía de algún secretario de gobierno. ¿La justicia? ¿Las víctimas en Veracruz? Que se jodan.

 

 

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