ESTADOS

Cecilia Guevara y el futurismo

 

<< La ambición política de los funcionarios púbicos los obliga a descuidar sus tareas presentes >>

 

Por Ángel Álvaro Peña

Las presidencias municipales en Veracruz todavía no cumplen un año y algunos políticos, de todos los partidos, ya quieren que se vayan para ocupar sus cargos. Disfrazan de actividades su presencia en medios y justifican su intenso trabajo con eventos sin trascendencia.

Se dan hasta con la cubeta entre morenistas, que son los más activos agentes políticos en busca de cualquier descalabro de los actuales presidentes municipales para hacer más grande el problema y y tratar de ganar espacios en los municipios donde gobierna ese partido.

Ningún político de Morena disimula su ambición por convertirse en presidente municipal de algunas de las muchas localidades donde se gobierna y no importa la frecuencia de las apariciones en los medios ni les importa estar sobreexpuestos ante la sociedad, lo que quieren es figurar, aunque sea sacrificando a sus correligionarios.

No es malo que haya que trabajar, sobre todo teniendo el antecedente de que los anteriores funcionarios no hicieron nada; tampoco es malo que ambicionen cargos superiores, lo realmente condenable es el hecho de que lo hagan contra sus compañeros de partido, pero más grave aún que descuiden las labores que realizan en el presente, para las que se comprometieron completamente y ya no les importa realizar, a pesar de que por ello cobran.

Un claro ejemplo de estas grillas es la líder de los diputados locales de Veracruz, Cecilia Guevara, que se encuentra en todo acto oficial, aunque no la inviten.

La señora Guevara tiene varios frentes en acción, que en su caso se convierten en trincheras dada la conducta violenta con la que se maneja contra los propios compañeros de partido y cuyos actuales puestos ambiciona. Por un lado, nunca disimuló su interés por obtener la presidencia municipal de Poza Rica, lugar donde creía obtener pero le dieron la diputación local, lo cual ni siquiera cumple a cabalidad. Por otra parte, defiende a capa y espada toda conducta relacionada con la cuestionada secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, donde su hijo es subsecretario y ha sido cuestionado severamente.

A su hijo Fernando tampoco no lo quieren ni en el distrito electoral con cabecera en Poza Rica, porque perdió su diputación local hasta como posible plurinominal, y se quedó sin nada hasta que fue rescatado por su gran amigo el gobernador del estado.

Hace unos días la prensa se le vino encima a Fernando Elías Guevara por promover su imagen en redes sociales de manera individual y personalizada como si fuera el rey del carnaval. Los medios en la entidad señalaron que “…la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe la promoción personalizada de los servidores públicos en México”.

 

 

EL VOCERO SIN SERLO

En Facebook circula un spot –acreditado como publicidad pagada por Fernando Elías- en el que aparece el funcionario en diferentes escenarios en los que se realiza obra pública; el subsecretario dice que “con la llegada de la transformación a nuestro estado, hay un antes y un después, pero sobre todo hay un compromiso de seguir reconstruyendo Veracruz”’, señalan diferentes medios.

A Fernando Elías Guevara le ha dado por contestar las críticas a la secretaría a la que pertenece como si fuera el secretario o el vocero, en busca de un protagonismo que no tiene justificación. Sobre todo, quiere desaparecer la idea de que sus oficinas caigan en un subejercicio por la pasividad en la que se desenvuelven, y los pocos resultados que presentan

 

 

Así, Cecilia Guevara, quiere la presidencia municipal, que nadie toque a su retoño, que la consideren una política ejemplar mientras que en las labores que le deben ocupar el descuido es tal que la corrupción carcome todas las actividades del Congreso local.

En el Congreso local se separa de la coordinación de la Comisión de Vigilancia al morenista, Luis Arturo Santiago Martínez, ocupará su lugar el diputado Rafael Gustavo Fararoni y ocupaba el cargo de vocal en la misma comisión legislativa, por supuestos actos de opacidad.

El talón de Aquiles de la presente legislatura es el análisis de la Cuenta Pública, que coloca en el filo de la navaja a más de un diputado local, sobre todo de Morena. Situación que al parecer la presidenta del Congreso ni siquiera está enterada por pelear batallas que no le corresponden. Por lo mismo cuando interviene en esos actos su discurso está disociado de la realidad y sólo hace el ridículo.

A juzgar por los avisos de irregularidades que envía la Cuenta Pública al Congreso del estado, las cosas no van bien y deben aclararse antes de que se actúe de otra manera. Porque hay serias sospechas de complicidad con diputados para que ex alcaldes y ex funcionarios puedan evitar ser juzgados y encarcelados.

El llamado de atención está presente en el Congreso local pero mientras esto sucede vemos a la presidenta de la Cámara, Cecilia Guevara, haciendo campaña, así aparece en los medios como ajonjolí de todos los moles, asiste al encuentro nacional de Sistemas Penitenciarios, reconoce la labor del IVAI por la transparencia con la que trabaja, realiza una guardia de honor en homenaje a don Miguel Hidalgo y Costilla, reitera que hay calidad en la educación de la entidad, allana el camino a una senaduría por Veracruz y procura estar junto con el gobernador a la hora de la foto, quien también tiene interés en verla en el Senado, se reúne con agentes municipales de comunidades del norte de Veracruz, pero no ve lo que tiene frente a sus ojos que es una serie de sospechas por corrupción de los legisladores locales, que están a su cargo.