Bad Bunny en la UNAM
Por Ricardo Homs
La UNAM ha anunciado su posgrado titulado “Reggaeton como resistencia al colonialismo estadounidense y masculinidad suave como capital sexual: el fenómeno Bad Bunny”.
Más allá de este título tan complicado, llama la atención que una universidad tan prestigiada reconozca el alto impacto de las canciones populares en la conformación de la mentalidad de las nuevas generaciones.
Las canciones populares constituyen, desde el inicio y nacimiento del Rock & Roll un medio catalizador de los intereses y expectativas de la gente joven, constituyendo un fenómeno social y cultural.
Es evidente que la industria del entretenimiento no persigue fines sociales ni culturales, sino beneficios económicos y de ahí se deriva la frivolidad de la mayoría de los temas que tienen éxito comercial.
Sin embargo, los compositores, cuando identifican un área de oportunidad, como lo han hecho quienes aportan sus canciones a Bad Bunny, y él mismo, construyen temáticas de alto impacto social que conectan con su público.
Los temas de Bad Bunny temas generalmente son la discriminación, clasismo, violencia de género y el abuso, así como la masculinidad, entre otros.
Este puertorriqueño de nombre Benito Antonio Martínez Ocasio, compositor, productor e intérprete, ha tenido tal impacto que en la entrega de los premios Billboard 2022, -uno de los más reconocidos de la música-, se llevó nueve de los 23 en los que estaba nominado.
Sin embargo, este programa académico de análisis de la música de impacto masivo debiese servir también para analizar los géneros que hoy seducen a nuestros jóvenes, como lo es la música de banda, que si bien en su mayoría genera contenidos cercanos al entretenimiento y las relaciones amorosas, ha generado un segmento de canciones que hacen referencia a la narcocultura.
Las manifestaciones culturales, -principalmente en la música, TV y cine-, generan percepciones de impacto masivo que se convierten en un fenómeno aspiracional que puede modificar los valores morales, e incluso la conducta colectiva y personal.
Los movimientos sociales de alto significado generalmente han generado canciones descriptivas de gran fuerza vivencial, como por ejemplo las grandes canciones de la revolución mexicana que aún hoy son un importante legado cultural para nuestra música vernácula.
El Rock & Roll nació como respuesta popular derivada de la desesperanza y pesimismo de la generación de posguerra, sentimientos que en filosofía destacó Jean Paul Sartre y otros de su generación y que al cine llegó a través de una película icónica creada en Hollywood, “Rebelde sin causa”, con James Dean. Era la era de la no aceptación de la autoridad impuesta. Muchas películas posteriores desarrollaron estos temas. De ahí a que lo que significaba el “rebelde sin causa” brincase al R&R en la figura disruptiva de Elvis Presley, fue algo natural.
El Rock &Roll se convirtió en un género contestario y de rebeldía, como no había sucedido con los anteriores. Luego vino la canción “de protesta”, en contra de la guerra de Viet Nam y en Sudamérica su versión en contra de las dictaduras.
Entender estos fenómenos es fundamental para proteger a las nuevas generaciones y hoy que la narcocultura se convierte en un riesgo de disolución social y apología de la violencia, hacia este tema debiesen enfocarse los estudios de nuestras universidades.
Ojalá que después de analizar el fenómeno del Reggaeton y de Bad Bunny, surjan estudios sobre nuestra realidad cotidiana a partir de los narcocorridos, que representan un peligroso panorama para nuestro país.
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