Ignacio Ovalle, una gente buena…
Por Moisés Sánchez Limón
Era miércoles 5 de diciembre de 2018. Apenas balbuceaba sus primeras palabras el naciente gobierno cuya bandera, con la que arrasó en la elección presidencial, se alzaba en el combate a la corrupción.
Ese día, el licenciado Ignacio Ovalle Fernández, una “gente buena” que desde julio anterior se había hecho cargo del nonato organismo Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), vía telefónica se deshizo de Enrique Manuel J. Sada Fernández
Usted se preguntará quién es Enrique Manuel J. Sada Fernández.
Es uno de esos mexicanos que hizo carrera en el sector público y creyó en esa entelequia llamada 4T y que las escaleras de la corrupción —¡faltaba más, carajo!— se barrerían de arriba hacia abajo.
Pero…
Sada Fernández, entre los cargos públicos que ha ocupado, está el de secretario de Economía del gobierno del estado de Oaxaca, o sea: conocedor de los entretelones del manejo de los dineros públicos. Por su experiencia, en julio de 2018 fue invitado por Ignacio Ovalle Fernández para ocupar la Dirección de Liconsa, que junto con Diconsa daría cuerpo al ambicioso proyecto de la 4T en materia de Seguridad Alimentaria.
Le comparto lo que, en palabras de Sada Fernández ocurrió como epílogo de su breve pero firme lucha contra la corrupción que, en connivencia entre salientes y entrantes funcionarios de primer nivel, se registraba en Segalmex antes de ser parido como órgano descentralizado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Lea usted:
“(…) El día siguiente, es decir el 5 de diciembre recibí una llamada telefónica del Lic. Ovalle Fernández, manifestándome que dado que tenía problemas de compatibilidad con su equipo de trabajo, me solicitaba no tomar posesión de la Coordinación Operativa de Liconsa, aclarando el suscrito que este fue mi último día en Liconsa”.
Sada Fernández había incurrido en el pecado de denunciar corrupción en una de las áreas más sensibles del naciente gobierno federal: la atención a los pobres con productos básicos a precios bajos, con leche subsidiada y distribuida en localidades populares y miserables, con semillas mejoradas para el campo y la aplicación de precios de garantía a los productores en abierto combate a la intermediación y el coyotaje. Primero los pobres.
¡Ajá!
¿Por qué no se atendió la denuncia de Sada Fernández en la Auditoría Superior de la Federación y en la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados o en la Fiscalía General de la República?
¿Por qué se mantuvo a Ignacio Ovalle Fernández en el cargo de director de Segalmex hasta el lunes 19 de abril de 2022, pese a la alerta del fraude que se cometía en Liconsa y Diconsa, columnas vertebrales de este organismo, alerta que Sada Fernández encendió formalmente el 24 de enero de 2019?
¿Por qué se protegió a Ignacio Ovalle Fernández poniéndolo bajo el manto protector de la Secretaría de Gobernación con el cargo de coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed)?
¿Por qué no se frenó la galopante corrupción en Segalmex, en la administración de Leonel Cota Montaño, relevo de Ovalle en este organismo dependiente de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural?
¿Quién cerró los ojos frente a la comisión de un fraude que supera, con creces a la “estafa maestra” cometida en la administración de Enrique Peña Nieto?
¿Quién guardó silencio cuando Ovalle Fernández dijo desconocer su firma en la autorización para que 850 millones de pesos del gasto de Liconsa y 100 millones de pesos del presupuesto de Segalmex fuesen desviados para la compra de certificados bursátiles fiduciarios privados, es decir, un mecanismo prohibido por ley.
Peeero. Del rendimiento de esos certificados nadie sabe dónde quedaron miserables 10.6 millones de pesos. Se supone que esos dineros debían depositarse en las cuentas institucionales de Liconsa y Segalmex
El caso es que, en la mañanera del jueves 16 de marzo de 2023, el licenciado presidente, sin pregunta de por medio, abordó el tema de Segalmex. De su mensaje, hay quienes creen podría ser adelanto de que se acabó la buena suerte de Ignacio Ovalle. Bueeeno.
¿Meter a prisión al ex jefe, al mecenas de aquellos días del Arriba y Adelante y la Solución Somos Todos, lemas de Luis Echeverría y José López Portillo, tiempos de las vacas gordas.
“Entonces, dijo el licenciado López Obrador a su nutrido y culto público en el Salón de la Tesorería, vamos a informar y no se acepta corrupción de nadie.
“Miren, lo de Segalmex. Me dio tristeza porque los conservadores siempre han estado en contra de que haya una empresa comercializadora. Estuvieron en contra siempre de la Conasupo. Claro, la Conasupo se corrompió (…)”.
¡Cáspita, Solín!
¿Sabe usted quien fue director de la Conasupo? ¡Exacto! El licenciado Ovalle Fernández.
¡Ah!, pero como en esos tiempos cuando los conservadores le dieron en la suya a la idea de apoyar al campo, hoy priistas engañaron a Nacho Ovalle. De acuerdo con lo dicho por el licenciado presidente. Por favor, lea usted:
“(…) Y llega Diconsa a estas instituciones, llega un grupo que propone Ignacio Ovalle, una gente buena desde mi particular punto de vista, que lo engañan, pero a los que recomienda, puro priista de malas mañas, acostumbrados a robar, y los mete y empiezan a hacer negocios, a comprar leche, comprar maíz, pagando precios elevados.
“Y se descubre que hay corrupción y a lo mejor pensaron de que no iba a pasar nada. Pues di la orden de que se investigara (…)”.
—Presidente ¿tres años engañaron al señor Ovalle?—preguntó un reportero al licenciado López Obrador.
—Pues yo creo que se confió, nada más que nosotros no aceptamos la corrupción y más tarde que temprano, o más temprano que tarde, el que comete un delito es castigado, porque no somos tapadera—respondió Su Alteza Serenísima.
¿En serio, engañaron al curtido Ovalle Fernández?
Enrique Manuel J. Sada Fernández tuvo otros datos, evidencias, documentos de actos de corrupción. Nadie le hizo caso; Ovalle lo despidió, luego lo acusarían de pretender sabotear a Segalmex. En serio.
En la denuncia presentada el 24 de enero de 2019 al auditor Superior de la Federación, David Rogelio Colmenares Páramo, Sada Fernández, refirió en el punto 6:
“El 21 de septiembre de 2018 me enteré que se había firmado contrato de fijación de precios de transporte por aproximadamente 500 millones de pesos para el año 2019, cuando esto normalmente se debía de contratar por la Dirección Comercial en enero del siguiente año 2019”. Y en el punto 9 cita:
“El 19 de noviembre de 2018, procedí a informar por Whatsapp al Lic. Ovalle Fernández que recibí información de mis técnicos que se estaban llevando a cabo una serie de reuniones por parte de personal de Liconsa, Rene Gavira y Manuel Lozano con personas de la empresa Lala encabezadas por Carlos Fernández de Lara, al parecer presidente de la fundación Lala y primo de Eduardo Tricio, Aldo Diaz y un Sr. de apellido Romo proveedor de equipo para la elaboración de leche en Jalisco.
“El fin de dichas reuniones era tercerizar el servicio de las plantas industriales de Liconsa y suplirlas con plantas de la empresa Lala que ultrapasteurizan y cambian el empaque. Esto implicaría triplicar los costos de producción y distribución de Liconsa”.
Y como dijo el filósofo de Siempre en Domingo: ¡Aún hay más!
Luego le comparto otros pormenores de la Transa Maestra por más de 18 mil millones de pesos, ponderadamente, de la que no se enteró el licenciado Ovalle Fernández, una gente buena sorprendida por canijos ex priistas y malos, muy malos y perversos colaboradores de los cuales hay algunos en chirona. Justicia y gracia al amigo. ¿Y la lana? Digo.
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