COLUMNISTAS

Una utopía la semana de 40 horas

En un país donde la economía informal es un problema estructural, donde se paga poco al trabajador, se le contrata sin prestaciones y sin pago de impuestos al fisco, la semana de 40 horas hará que se vuelva más cara la operación en la economía formal. Por tanto, esta iniciativa de ley se coinvertirá en un obstáculo para que los informales migren algún día a la economía formal.

Los políticos en “su mundo” de buenas intenciones y justicia social carecen del sentido común de quienes están en la lucha cotidiana en el ámbito productivo y empresarial.

La semana de 40 horas es un lujo que hoy no se puede dar México sin impactar la economía cotidiana, la que está lejos de los grandes estudios macroeconómicos que realiza el gobierno.

El encarecimiento de la mano de obra seguramente impactará en el precio final al consumidor. Este nuevo costo se suma al impuesto invisible del “cobro de piso”, que tiene a muchos sectores de la micro y pequeña empresa al borde del colapso.

Es evidente que una empresa que tiene estructurados sus costos a partir de operar 48 horas por semana, tendrá que seguirlo haciendo así y para cumplir con este nuevo requerimiento laboral, le significaría contratar a una persona por un día cada semana, por cada trabajador que ya tenga.

Por una parte la reducción de la jornada laboral lleva implícito el mantenimiento del mismo salario para el trabajador, pues esto el gobierno lo ha planteado como una conquista laboral de la 4T. Por tanto, las ocho horas laborables que quedarán sin cubrirse con la plantilla actual de trabajadores implicará la contratación de personal eventual a un costo aún más caro. Si el gobierno pretende que esto lo absorba el patrón, definitivamente resulta una utopía, que terminará subsanándose con un incremento en el precio de productos y servicios que lleva el camino de la vieja premisa: “acátese pero no se cumpla”, como sucede con muchas de nuestras leyes.

La jornada laboral de 40 horas seguramente estimulará la inflación que castigue al consumidor.

La pregunta que cabe hacer: ¿hubo estudios de factibilidad? ¿Qué economistas lo analizaron?

Lo más probable es que destacados economistas hayan reparado en argumentos tan obvios en contra de esta iniciativa legislativa. Sin embargo, prometer no empobrece y con la visión populista de ofrecer lo que la gente quiere escuchar para garantizar el voto electoral, seguimos ofreciendo fantasías que tienen alto costo.

La semana laboral de 40 horas estimulará en la micro empresa y las pequeñas operar dentro de la economía informal y con ello, el abuso al trabajador, que quedará sin las prestaciones de ley.

A su vez, las empresas y medianas y grandes, -que están vigiladas por todo tipo de autoridades gubernamentales-, tendrán que acatar y cumplir la nueva disposición laboral, pero con toda seguridad trasladarán el costo al consumidor, generando un fuerte fenómeno inflacionario que hoy no existe… ¡Qué necesidad!

Sin embargo, más allá de la buenas intenciones y generar leyes, no hay un trabajo efectivo para desarticular las redes delincuenciales de cobro de piso, que están dañando a las familias que son víctimas de esta extorsión y además, -con un alto impacto en la economía-, ya que muchas de estas bandas han tomado control regional de la producción y comercialización de productos de alto consumo, como aguacate y limón, además de zonas donde imponen el precio de venta de productos como pollo y tortilla, entre otros, quedándose ellos con el sobreprecio.

Es necesario una mayor responsabilidad del Estado en las políticas que impacten la economía de nuestro país.

¿A usted qué le parece?