Una izquierda burguesa
Cuando no gusta una crítica, -o se ven sorprendidos por la prensa en situaciones incómodas-, los políticos de la nueva izquierda acusan ser víctimas de la “politiquería”.
Sin embargo, es un hecho incuestionable que los exponentes de la nueva izquierda mexicana, -amparada por la 4T-, se han aburguesado de modo tal que ya no les importa exhibirse sin recato con sus ambiciones personales, asumiendo los roles de aquellos que antes criticaron cuando ellos eran oposición.
Ahora en época de vacaciones muchos de ellos han sido sorprendidos haciendo turismo, -no nacional-, sino disfrutando de lujos antes calificados por ellos como burgueses.
Restaurantes caros de Tokio, Lisboa, Madrid, son sólo algunos de los destinos donde han sido sorprendidos varios de los icónicos funcionarios de la actual administración, los cuales han terminado siendo reprendidos de forma indirecta por la presidenta Sheinbaum con una frase que pretende ser una crítica moralista que ha sido ignorada: “el poder se debe ejercer con humildad”.
Disfrutar de lujos que son producto de un trabajo honesto es un derecho humano. Sin embargo, en el contexto dogmático y moralista de la 4T, se acerca más a la conducta neoliberal, que a la de un izquierdista congruente con su ideología, como la practicó el gran político uruguayo recientemente fallecido José Mojica, quien después de una larga trayectoria guerrillera entró a la política formal y llegó a ser legislador, miembro del gabinete y presidente de la república. Sin embargo, su estilo de vida, aún estando en las altas esferas del poder fue de discreción y congruencia ideológica, lo que le generó respeto hasta de quienes no comparten las ideologías de izquierda.
Es fácil reconocerse de izquierda en un país capitalista, pero difícil ser de derecha en un país comunista.
La falta de congruencia de los líderes de la 4T pone en evidencia que su ideología de izquierda es una simple “etiqueta” oportunista para aprovechar las oportunidades para realizar una exitosa carrera política.
La falta de congruencia de quienes se han ostentado como como parte del proletariado, durante una carrera política de izquierda, representa una burla para un pueblo que toda su vida la ha pasado en la “sobrevivencia” y sin oportunidades.
Exhibir la opulencia como lo hacen estos políticos que se dicen seguidores de un presidente que decía que no se necesitan más de dos pares de zapatos es vergonzoso.
Debemos reconocer que los políticos hoy, -denominados “neoliberales”-, no ocultaban su fascinación por los lujos, -pero a diferencia de los de hoy-, no traían una narrativa que vanagloriase la pobreza ni criticaban a quien con su esfuerzo y dedicación construía un patrimonio, -o incluso-, riqueza.
Es más, dejaron como legado un sistema social y económico productivo, que generaba oportunidades de crecimiento y calidad de vida para quien tuviese la capacidad para aprovechar las circunstancias.
Sin embargo, hoy en tiempos de la 4T ya se perfila el carácter de los nuevos funcionarios públicos aferrados a los lujos, pero cargando sobre sus espaldas la narrativa de la austeridad republicana y la izquierda burguesa.
¿A usted qué le parece?