Sujo… una historia de olvidos
La triste historia de los jóvenes honestos y trabajadores que un día son reclutados por la fuerza, por el crimen organizado y obligados a matar y torturar, -simplemente para sobrevivir ellos mismos en un ámbito de violencia en el que no quieren estar-, es la historia de una injusticia social que nadie quiere ver.
La película mexicana, titulada “Sujo”, -escrita y dirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero-, ha ganado premios cinematográficos en los más importantes festivales del mundo como en el Sundance Film Festival, de Estados Unidos, y seguramente otros.
Estos jóvenes reclutados son la “carne de cañón” de una guerra urbana injusta, que el gobierno ha tolerado y más aún fortalecido por la detestable política de “abrazos… no balazos” con la que López Obrador se desentendió de su obligación como cabeza del gobierno de la república de su responsabilidad de proteger a la ciudadanía de todos los riesgos que amenacen su seguridad, su integridad física y su patrimonio.
Sueños y un proyecto de vida cortado de tajo por criminales. Sin embargo, estos jóvenes son doblemente vulnerados: primeramente, por sus captores, -quienes los retienen en un estado de esclavitud-, y después por el estado mexicano, que los convierte en enemigos de la sociedad y si los captura los encarcela por ser delincuentes, aunque sea involuntariamente.
La historia de Sujo es muy parecida a la de muchos niños que viven en la zona de conflicto. A sus cuatro años de edad quedó huérfano cuando su padre, -quien era parte de un grupo delictivo- fue asesinado.
Su niñez transcurre alejado del crimen organizado, hasta que en su adolescencia es cooptado e ingresa a un cártel. Tiempo después decide rescatar su vida en ese ambiente adverso, donde es fácil ingresar y difícil salir vivo de él.
Sujo es una película fuerte, que mueve consciencias y nos recuerda que muchos de nuestros jóvenes están atrapados en ese mundo donde día tras día se lucha simplemente por sobrevivir.
Y a usted… ¿Qué le parece?