INTERNACIONAL

Se debilita en el Capitolio el plan fronterizo bipartidista

Líderes demócratas y republicanos lograron superar sus supuestas diferencias para llegar a un consenso bipartidista: cerrar la frontera con México a pesar de que, según expertos, eso es imposible y sólo el intento incrementará dramáticamente el número de inmigrantes expulsados al vecino del sur.

Ese consenso está al centro del proyecto de ley bipartidista sobre fondos de emergencia para seguridad fronteriza y financiamiento de guerras de 118 mil millones de dólares elaborado por senadores y la Casa Blanca y anunciado el domingo en la noche, pero las probabilidades de que sea aprobado ya se estaban desvaneciendo ayer tanto en el Senado y aún más en la cámara baja.

Sin embargo, el proyecto de ley marca un parteaguas para los demócratas bajo liderazgo del presidente Joe Biden que decidieron hacer una magna concesión bajo presión del año electoral abandonando décadas de una postura a favor de inmigración segura, ordenada y humanitaria y de vías de regularización para los indocumentados que residen y trabajan en el país.

Para Biden, las medidas más severas y restrictivas que se parecen más a las promovidas tradicionalmente por republicanos son el precio que está dispuesto a pagar para conseguir la aprobación de decenas de miles de millones para nuevas armas y equipo militar para Ucrania e Israel. Más aún, son una concesión que acepta algunas de las posturas antimigrantes de republicanos, quienes han logrado convertir el manejo de la frontera en uno de los principales ejes de la elección presidencial de este año.

El proyecto de ley incluye medidas que prohibirán el ingreso a Estados Unidos de todo individuo –con excepción de menores de edad no acompañados y aquellos que pueden probar ser víctimas de tortura– si el número de personas cruzando la frontera sin documentos excede 5 mil diarios por un periodo de siete días u 8 mil 500 registrados en un sólo día (números que fueron alcanzados repetidamente durante diciembre). Si ese proyecto de ley fuese ley hoy día, yo cerraría la frontera ahora mismo, declaró Biden la semana pasada.

Pero esas medidas y declaración fueron demasiado, aun para demócratas moderados como la diputada Verónica Escobar, quien representa a El Paso y que es nada menos que la copresidenta de la campaña de relección de Biden. Ese es lenguaje o terminología que yo absolutamente no usaría. Ni hoy, ni nunca. En entrevista con Politico, Escobar declaró que muy probablemente votará contra esa legislación si incluye esas medidas. Pero fueron justo esas medidas que permiten cerrar la frontera, enfatizadas primero por Biden la noche del domingo al presentarse el texto del proyecto.

Entre otras cosas, en la propuesta legislativa se incluye limitar de manera radical la capacidad de migrantes de solicitar el asilo, fondos para contratar a más elementos de la Patrulla Fronteriza, miles de millones más para ampliar la deportación y detención de indocumentados en este país, más fondos para oficiales y tribunales de asilo y fondos adicionales para la DEA en su misión de irrumpir y desmantelar cárteles mexicanos.

Promotores del proyecto de ley, negociado durante meses, como el senador demócrata Chris Murphy, resaltaron que la propuesta continuará permitiendo que hasta mil 400 personas al día soliciten audiencias para asilo a través de una App de Internet, ampliará el número de credenciales de residencia (green cards) para familiares de ciudadanos estadunidenses, regularizaría a algunos menores de edad indocumentados (principalmente de los migrantes legales de India), y permitirá que trabajen algunos de los que están esperando decisiones sobre sus solicitudes de asilo.

Pero por primera vez en décadas, un presidente demócrata está endosando una reforma de inmigración que no incluye medidas sustanciales para regularizar a los dreamers ni la gran mayoría de otros de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos.