México celebra la proximidad con EU
<< En una semana volverán a reiterar sus lazos los presidentes de ambos países ante el asombro y la frustración de una oposición provocadora >>
Por Ángel Álvaro Peña
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está a la mitad de su mandato y desde que se supo que había ganado las elecciones la oposición en México ha tratado de enfrentarlo a Andrés Manuel López Obrador, sin lograrlo.
Algunos sectores de la sociedad mexicana continúan viendo a Estados Unidos como el país que rige los destinos de México y de toda América Latina. Están acostumbrados a la sumisión del país más endeudado del mundo y cuyos gobiernos han aprovechado la tibieza de autoridades mexicanas para imponer sus criterios.
Lo cierto es que a Estados Unidos les da más legitimidad y fuerza tener un vecino al sur que tenga sus propias ideas y que resuelva solo sus problemas, a depender de todos lo que dictamine la Casa Blanca sobre lo que sucede en México. Hay diferencias y las seguirá habiendo, pero cada uno respeta que esas ideas sean inalterables en cada una de ambas naciones.
Todavía está en la memoria de los mexicanos aquella calificación que daba cada año el vecino del norte, en febrero, sobre su comportamiento respecto al narcotráfico.
Los medios informaban puntualmente y a veces mostraban cierta preocupación cuando ese país reprobaba la calificación, en una manera más de entrometerse en la política de México, a pesar de ser el país con mayores consumidores de drogas en el mundo. Los funcionarios públicos en nuestro país, aceleraban sus pesquisas, improvisaban delincuentes y hasta encarcelaban inocentes para demostrarle el vecino que estaban portándose bien.
Ahora que el trato es entre iguales y que así lo afirma el Presidente de México y lo confirma el mandatario estadounidense, es la oposición la que quiere que haya diferencias sin tomar en cuenta que esos roces perjudican a todos, no sólo al gobierno; sin embargo, no dejan de hacer énfasis sobre posibles distanciamientos entre dos presidentes que se reconocen no sólo como buenos vecinos sino como amigos.
Este domingo el embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar, asistió a misa en la Basílica de Guadalupe y participó en la comunión; fue el cardenal Aguiar, quien le entregó la eucaristía y es una costumbre que tiene el diplomático en un país donde reconoció que se siente como en su casa.
El arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, con una basílica completamente llena, pidió al inicio que la Santísima Virgen de Guadalupe bendiga a nuestro vecino del norte en el marco de un aniversario más de su independencia.
Además, se encomendó al embajador norteamericano para que le vaya bien a él y a su familia.
Al finalizar la misa el embajador Ken Salazar pasó a los pies de la Virgen de Guadalupe para formular sus peticiones, situación que nunca había ocurrido con un embajador de estados Unidos, a pesar de la cizaña que tratan de anteponer los miembros de la oposición desde hace más de dos años.
4 DE JULIO
Al celebrarse este lunes 4 de julio el 246 aniversario de la Independencia de los Estados Unidos, el embajador Ken Salazar destacó la relación simbólica con México que la ha llevado a ser una de las más sólidas que mantiene su país, dijo, por la cantidad de valores que comparten.
Sabemos que pasaron casi 100 años después de la guerra entre los Estados Unidos y México hasta que llegó un presidente aquí, el presidente Truman con el presidente Miguel Alemán en 1947, desde ese entonces hemos tenido reuniones y enlazando esa relación más fuerte”.
En entrevista que realizó un diario de circulación nacional, se describe que en la sala de su casa hay un lugar especial para una fotografía con el presidente López Obrador con la dedicatoria “Para mi amigo Ken Salazar con afecto y agradecimiento por su trabajo profesional y fraterno con México”.
Hoy, 4 de julio, se conmemora la Independencia de Estados Unidos, motivo por el cual se ratifican los lazos de amistad y, sobre todo, se habla en círculos diplomáticos del mundo la entrevista que tendrán Biden y López Obrador el 12 del presente mes.
Por lo que comentó Ken Salazar: “Ahora, en unas semanas estaremos en Washington DC con el presidente López Obrador el presidente Biden, ese será otro paso para asegurar que vamos a mantener esta relación por siempre, las relaciones son económicas porque el intercambio entre México y Estados Unidos es tan profundo y ha existido durante mucho tiempo, pero tiene que fortalecerse más”, subrayó.
Los anteriores embajadores mantenían no sólo una distancia innecesaria con las autoridades mexicanas, sino que cuestionaban, de frente y a espaldas de los mandatarios mexicanos la política del país.
Señala el diplomático que entre las fronteras del mundo no hay comparación entre los lazos de dos países que comparten puentes, como es el caso de estas dos naciones.
Respecto al problema común de la migración el embajador señaló: “Los Estados Unidos no lo puede hacer sólo, México no lo puedo hacer solo, Centroamérica no lo puedo hacer solo, entonces el compromiso del presidente Biden con el hemisferio del oeste, con México que va adelante, vamos a hacer esto de una manera regional para tener éxito en crear realmente un sistema de verdad, un sistema que trabaje económicamente, pero también un sistema que trabaje para los migrantes”.
La amistad entre México y Estados Unidos se fortalece y estos lazos son irreversibles porque se fundamentan en hechos concretos como cooperación, inversiones, información, y actividades comerciales donde la equidad entre los dos Estados podrá seguir profundizándose antes de caer en la estéril diferencia de que alguien pueda sentirse superior o con mayor poder que el otro.
Es en esta igualdad donde el embajador del vecino país del norte sea también su amistad personal con muchos mexicanos y no sólo con el presidente. Este 12 de julio se hará más sólida la amistad entre ambos gobiernos, que representan a dos pueblos que son hermanos desde hace varios siglos.
La amistad entre Biden y López Obrador no es nueva, ambos se conocen en sus coincidencias y se reconocen en sus diferencias. Es por ello que se aceptan y se ven como iguales y, al mismo tiempo, como amigos que unen a sus pueblos.
Hemos caminado juntos en la historia, nos hemos compenetrado hasta confundirnos unos con otros. No hay motivo, ni debe haber para una enemistad, esté quien esté en la Casa Blanca o en Palacio Nacional.