Marcelo, imagen internacional, experiencia, lealtad
Por Arturo Salcido Beltrán
Los tiempos se cumplen. El sexenio de AMLO se termina y llega la fiesta de sucesión.
Andrés Manuel es un fenómeno político, y será difícil sustituirlo. Nadie llena sus zapatos. En ocasiones hasta da risa escuchar los lamentos de la oposición prianista ante su incapacidad para minar su popularidad.
Han transcurrido casi cinco años de lucha desde el poder, en los que se ha logrado construir poco, pero se destruyó a la maquinaria corrupta del PRIAN.
Sin duda hay avances importantes, pero no son muy visibles o no todos pueden comprenderlos desde ahora, sobre todo por la guerra sucia.
Aun así, la estabilidad económica, la fortaleza monetaria, las grandes obras, la imagen de México en el exterior, superan con mucho el desorden de tantos años de corrupción y de derroche.
No se cuenta con un proyecto claro de modelo económico ni hay una ruta definida de camino a seguir. En muchos sentidos se parece al nacionalismo revolucionario marcado por el PRM y el PNR, y luego traicionado por el PRI y sepultado por el PAN.
No es un modelo que tenga que ver con el socialismo, aunque obviamente tuvo las influencias de la época.
Grandes reformas sociales dejaron huella e inspiraron demandas de los trabajadores de otros países. Muchas de esas conquistas han sido arrebatadas a los mexicanos y todavía esperan por ser rescatadas.
Los gobiernos de la revolución mexicana tuvieron un gran papel en el concierto de las luchas latinoamericanas y de otros pueblos, con gran prestigio y respeto, y esa lucha y ese prestigio fue pisoteado por los últimos desgobiernos.
AMLO ha sentado las bases de una Cuarta Transformación que nadie sabe en qué consiste, ni qué es, ni cómo se llega, y mucho menos cuándo. Pero a su conjuro se mueven entusiastas millones de mexicanos.
El problema y tal vez la ventaja, es que AMLO se tiene que ir y propiciar que el negocio camine sin él. No se trata de preguntar quién es o quién puede llegar a ser el mejor sustituto y continuador de su obra. ¿Quién puede tener la magia para continuar la acción política con el apoyo popular? La respuesta es simple, nadie, ninguno, pero unos más que otros.
Aspirantes y suspirantes son muchos, pero en sentido estricto son dos, aunque, por cortesía presidencial se extiende a cuatro o cinco con gran tolerancia.
Podría manifestar mis simpatías personales en mayor o menor sentido por uno u otro, pero eso no sería interesante ni para mí; mejor, permítanme centrar mi análisis y derivado de él mi conclusión.
- ¿Cuáles han sido los principales pilares de la lucha política encabezada por AMLO?
- ¿Qué ha querido lograr en estos años?
- ¿Qué se ha logrado?
- ¿Qué falló?
- ¿Por qué?
- ¿Qué hace falta?
Más allá de las respuestas dentro de ciertos parámetros a estas preguntas, hay dos centrales que todos nos hacemos.
1. ¿Quién puede representar la mejor opción de lealtad y de continuidad?
2. ¿Quién puede representar la mejor opción de triunfo político?
No bastará con ganar la elección presidencial, hay que ganar las cámaras y los congresos estatales y las gubernaturas, y muchas cosas más, para eso se necesita una imagen política sólida, con aceptación popular, que pueda hacer suyos la gran mayoría de los votos de AMLO y que represente una imagen de respeto y una trayectoria aceptable para millones de ciudadanos que simpatizan con AMLO, pero no son de Morena y con muchos más que están huérfanos en otros partidos y requieren un candidato o candidata que les brinde confianza por su madurez, por su experiencia y por su imagen.
En ese contexto, sólo hay dos: Marcelo y Claudia, me parecen buenos candidatos los dos, pero no son AMLO.
Marcelo, tiene amplia aceptación y ha hecho un gran trabajo internacional
Ha llevado a gobiernos amigos mensajes claros de la solidaridad internacionalista de nuestro presidente, y ha sabido también fijar una posición digna ante pretensiones injustas de gobiernos extranjeros. Eso ha devuelto y mejorado el prestigio nacional y la figura digna de nuestro jefe de estado.
Claudia, es una gran luchadora social con todos los méritos, pero le ha tocado lidiar con los grandes problemas de esta ciudad y ha pagado el precio, ha perdido en su propio territorio; difícilmente lograría triunfos importantes en otras entidades. Ganaría la elección presidencial, casi como cualquier otro con la fuerza de Andrés Manuel, pero no ganaría las cámaras y por lo menos durante otros tres años los proyectos se estancarían.
No es un problema de sexo, hay otros candidatos hombres que no hemos considerado, porque no representan una verdadera opción.
Marcelo es el dirigente social, el político con experiencia y visión internacional, el líder con amplia aceptación de su partido, con probada lealtad y disciplina, es lo más parecido a lo que se requiere en este momento histórico.
Tiene experiencia administrativa, política, social, calidad humana, imagen ampliamente aceptada; él debe ser el candidato de Morena y de todas las fuerzas nacionalistas de México, de todos los luchadores sociales, de todos los mexicanos, de mujeres y de hombres, de trabajadores del campo y de la ciudad, de trabajadores manuales e intelectuales, de jóvenes y adultos. Con él, Claudia y Adán y todos los compañeros de partido y de viaje, debemos avanzar la siguiente etapa de nuestra historia, y contribuir hasta donde podamos a un más alto nivel de desarrollo económico y de bienestar social compartido.
En un nuevo capítulo de nuestra historia y de nuestro desarrollo político consciente, hagamos lo necesario para construir una organización política de vanguardia, capaz de llevarnos a nuevas etapas de desarrollo humano, individual y social.
* Director General de publicaciones del Instituto Politécnico Nacional | 2001-2010
* Autor del proyecto de iniciativa de Ley para una Nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos | 2000
* Diputado federal por el Partido Comunista Mexicano | 1979-1982
* Presidente del Colegio Nacional de Economistas | 1989-1992
Correo: asalcido.b@gmail.com
Twitter: @AsalcidoB