Larrea regresa lo robado
Por José García Sánchez
Conociendo la manera de trabajar de Germán Larrea habría que investigar como adquirió Ferrosur, durante el zedillismo en 1998, la expropiación de la concesión es sólo una manera de que regrese lo robado. Por otra parte, Se trata de un empresario que nunca aceptó buscar los cuerpos de sus mineros en Pasta de Conchos, en Coahuila, por el costo económico que esto implica.
El segundo hombre más rico del país, Germán Larrea quien, en 2018, advirtió sobre el peligro que implicaba votar por Andrés Manuel López Obrador. Alertó a sus empleados sobre el “modelo populista”, asegurando que su llegara al poder se viviría un esquema de retroceso de décadas y se iría a un modelo económico que no ha funcionado en países como Venezuela, Argentina, Cuba y la Unión Soviética. Todavía no se enteraba que la Unión soviética desde 1991, es decir, hace 32 años, pero se atreve de hablar de retraso.
Pero eso sí fue un gran defensor de las concesiones otorgadas prácticamente gratis por sus amigos en el poder como las concesiones mineras, ferroviarias y carreteras que posee, que pueden cancelarse en cualquier momento por el gobierno. Consideró el añejo modelo capitalista de libre mercado como único modelo viable para generar bienestar y crecimiento, en el mismo documento.
Por considerarlo de Seguridad Nacional y de Utilidad Pública, el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió a través de la Secretaría de Marina un decreto para la expropiación de diversos tramos en el ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, en Veracruz, que estaban posesión de Ferrosur, una empresa de transporte de Grupo México.
PUBLICADO EN EL DOF
En un decreto publicado la mañana de este viernes en el Diario Oficial de la Federación se detalló que la expropiación a favor de la empresa estatal es en su carácter de integrante de la plataforma logística multimodal a cargo del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Los tramos que ocupará de forma inmediata son las líneas Z, ZA y FA, que corren de Medias Aguas a Coatzacoalcos, de Hibueras a Minatitlán y de El Chapo a Coatzacoalcos.
Según el decreto, los tramos pasaron a formar parte de la empresa estatal Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec y se integrarán al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), un proyecto prioritario que López Obrador concibió en junio del 2019 y que en marzo pasado concedió su control a la Secretaría de Marina.
La Semar informó que, ante el proceso de expropiación, se realizará una indemnización económica con valor de mercado a Ferrosur, porque al ser considerado su valor su precio comercial y no por su valor catastral, donde el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales será el encargado de hacer la valuación respectiva. El mismo documento advierte que los interesados podrán acudir al Poder Judicial de Federación únicamente para controvertir el monto de la indemnización.
Entre los argumentos que expuso la dependencia para llevar a cabo la expropiación, se encuentra el hecho de que el Gobierno Federal considera que es imperativo tener el control y administración de todas las líneas ferroviarias que comprenden el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, para el funcionamiento eficaz de la plataforma logística, incluidas las concesionadas a Ferrosur.
“Las instalaciones ferroviarias y demás que integran el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, por su ubicación geográfica entre los estados de Oaxaca, Veracruz de Ignacio de la Llave, Tabasco y Chiapas, son estratégicas y de seguridad nacional”, señala uno de los puntos del decreto.
“La mercancía que ingresa por el puerto de Coatzacoalcos puede ser transportada directamente hasta Puerto Chiapas y a Ciudad Hidalgo, Chiapas, incluso a Ciudad de Tecún Umán, Guatemala, y viceversa, lo que impulsa el flujo de mercancías no sólo en la región istmeña, sino además hacia América Central”, explica.
La oposición, siempre ávida de reconocer y entronizar a todo enemigo del Presidente ahora brinda todo su apoyo a Larrea, como si se tratara de una víctima, cuando está más cerca de la delincuencia que del martirologio.
El imberbe Marko Cortés, por ejemplo, comentó que el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador mediante el cual autorizó la expropiación de 120 kilómetros de vías en manos de la empresa Ferrosur, subsidiaria de Grupo México de Germán Larrea, es una “pésima señal» para las inversiones.
En realidad, la acción ha otorgado certeza a los inversionistas nacionales y extranjeros; en primer lugar, porque la expropiación está basada en las leyes mexicanas desde hace décadas. No se trata de un capricho del Presidente, como quiere hacerlo creer la oposición y los medios, desde el momento en que hay una norma constitucional que lo respalda.
Por otra parte, este tipo de acciones marca una manera de hacer justicia ante tanto despilfarro de los funcionarios públicos de regímenes anteriores, quienes regalaron la riqueza de todos los mexicanos a particulares, como en el caso de las compañías mineras a Grupo México, propiedad de Larrea.