Laguna Verde, bomba de tiempo
Por Luis Ramírez Baqueiro
“Mayor es el peligro cuando mayor es el temor”
– Salustio –
Mientras en Veracruz se pelea con todo la batalla por alzarse con la candidatura a la gubernatura en el 2024, la que involucra a la misma responsable de la Secretaría de Energía Federal, Rocío Nahle García, un tema pendiente que mantiene en vilo a la sociedad es las condiciones y operación de la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde.
Su concepción y construcción data de mediados de la década de los 50 del siglo pasado. Fue hasta 1966, que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) comenzó un estudio de factibilidad para instalar una planta nucleoeléctrica en México. La CFE contó con la asesoría del Grupo de Análisis de Decisiones de Stanford Research Institute. Alrededor de octubre de ese mismo año, se mencionaron como posibles lugares: Valle de Bravo, Apasco y por primera vez, Laguna Verde. En 1968, se formalizó ante el presidente Gustavo Díaz Ordaz, la solicitud para la instalación de una central con un reactor de 654MWe en Laguna Verde, Veracruz.
Tras un embargo de Estados Unidos para garantizar el suministro de uranio, la planta nuclear comenzó operaciones –con una sola unidad- el 29 de julio de 1990. Fue hasta el 10 de abril de 1995 que la unidad dos comenzó operaciones.
Desde entonces, las voces preocupadas por su operación se han manifestado abiertamente, señalando que la misma ha generado casos de leucemia en la zona. Tan solo el pasado 25 de febrero las madres veracruzanas que se manifestaban en la Plaza Lerdo cumplieron 36 años de lucha constante.
De igual manera otro personaje que ha dejado huella es el conocido como el Ecologista Universal que enmascarado ha protestado ya durante los últimos 38 años, ahora acompañado de su hijo, el hombre ha realizado un viacrucis para protestar por la operación de la Central Nuclear, a lo que ha agregado protestas por temas de minería a cielo abierto en la zona de Alto Lucero.
Pero mientras la política energética nacional sigue siendo la de garantizar el abasto a cualquier precio y manera –no le hace si es nuclear, combustóleo o carbonífera- la sociedad se cuestiona en qué momento nos pudiera alcanzar la tragedia.
Y esto lo mencionamos porque recientemente este reportero tuvo conocimiento por parte de empleados de la misma Central Nuclear que se encuentran trabajando en la misma un grupo de técnicos de origen asiático –coreanos y japoneses- que vinieron a instalar unos equipos que pretenden triplicar la potencia de los reactores nucleares.
Los mismos especialistas le han señalado al personal de la CFE que si dichos equipos no se operaran correctamente la catástrofe podría alcanzar costas cubanas.
La realidad solo los operarios de CFE en Laguna Verde la conocen, aunque detrás de dicha incursión afirman estaría la intención del presidente Andrés Manuel López Obrador y del director General de la CFE, Manuel Bartlet por vender energía eléctrica al vecino estado de Texas, aun cuando la misma secretaría de Energía, Rocío Nahle lo ha negado públicamente.
Muy a pesar de las versiones que da Héctor J. Cruz Báez, gerente de Laguna Verde, el pasado 6 de marzo, quien en reciente entrevista a El Dictamen –decano de la prensa nacional- afirmó: “Nadie compite con nosotros, ningún ciclo combinado compite con LV, ni las eólicas, ni las solares. Se genera con mucha seguridad, es una prioridad, en nuestro personal y la gente que vive en los alrededores”.
La realidad está ahí, esperando que el destino nos alcance, pues al menos si el mantenimiento y operación de la Central Nuclear se da como opera Morena el Metro de la Ciudad de México, la bomba de tiempo está ahí y en cuenta regresiva.
Al tiempo
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