COLUMNISTAS

La verdad contra la traición. El papel de Luisa Alcalde en la OIT

 

Por Herlindo Robles

El pasado 13 de junio la Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, se presentó ante la asamblea plenaria de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su 111 Conferencia celebrada en Ginebra, Suiza.

Con un mensaje que transparentó la verdad que se vive en nuestro país, mencionó entre otros argumentos lo siguiente:

“En nuestro país, como en muchos países de América Latina, se impusieron durante más de 40 años recetas neoliberales que consistieron en políticas de contención de los salarios, de precarización del mercado laboral y control corporativo de los sindicatos como las únicas alternativas para lograr ser atractivos en el extranjero y atraer inversión. Como consecuencia en México nos convertimos en uno de los países con los salarios más bajos del mundo, con enormes desigualdades, creciente pobreza e informalidad laboral. Y a pesar de que el camino no fue fácil, a partir del 2018, con la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador la política laboral dio un giro radical. La primera acción consistió en impulsar la recuperación de los salarios mínimos. A través del diálogo y por consenso tripartita en 4 años y medio hemos logrado recuperar el 90% del poder adquisitivo del salario mínimo; tan solo esta decisión ha sacado de la pobreza laboral a 13% de nuestra población; ha reducido la brecha salarial entre hombres y mujeres en 25% y ha permitido garantizar un piso mínimo de bienestar para las mujeres y hombres que viven de su trabajo. Por otro lado, nos hemos dedicado a eliminar esquemas de contratación abusiva que evadían el reconocimiento de la relación laboral como la subcontratación o “outsourcing”. En contraste, duplicamos las vacaciones, que reduce la precariedad y revaloriza el trabajo. También se ha avanzado en rescatar el derecho de los trabajadores al reparto de utilidades de las empresas. Hoy, junto con la política salarial, es una de las formas más efectivas para la mejor distribución de la riqueza…”

 

 

Pero nunca falta la puñalada trapera en la política, y esa fue ejecutada por la representación de la CTM, que el mismo día ante la plenaria en lo conducente manifestó: 

“En efecto, como dice la memoria, el descontento con la gobernanza nacional y la pérdida de confianza en ella van en aumento. La creciente polarización de las sociedades está minando la confianza en las instituciones, e incluso en el propio sistema de justicia laboral, cuando precisamente más se necesita revitalizar las instituciones del trabajo. Ha aumentado la conflictividad social, la confrontación violenta y los movimientos sociales defensivos. Antes de la pandemia ya existían factores serios de inestabilidad, multicrisis y precarización del trabajo y la vida de la gente. Ya era más que evidente la necesidad de un nuevo contrato social decente, capaz de brindar oportunidades auténticas de desarrollo y prosperidad para todos, y para que nadie se quede atrás. Ese nuevo contrato social va a requerir revitalizar y reinvertir en el tripartismo. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, las políticas de cooperación política y técnica entre países, o con las Naciones Unidas, y en este caso con la OIT, deben dar un salto cualitativo impostergable, o los conflictos nacionales se multiplicaran…”

 

Ahora resulta que después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha multiplicado el alza del salario, eliminado las outsourcings, y logrado el pago de reparto de utilidades, sin que los liderazgos sindicales hayan movido un dedo por sus agremiados.

Ahora van a gimotear al ámbito internacional, de lo que nunca han tenido capacidad de alcanzar; condiciones de trabajo, salario y prestaciones dignas, para los trabajadores organizados, por estar entregados a las empresas voraces que lucran con los contratos colectivos de protección a los patrones.

Afortunadamente la Cuarta Transformación nadie la detiene, y con el impulso del Movimiento de Regeneración Nacional, los sindicatos progresistas, son la opción del progresismo sindical, que exige la sociedad mexicana. 

 


 

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