LA SUERTE Vs. EXPERIENCIA Y CONOCIMIENTO
Ricardo Homs
Es evidente que la prisa por instrumentar la reforma judicial está generando graves riesgos para la sociedad mexicana, pues generará lagunas jurídicas que seguramente aprovechará la delincuencia organizada para evadir la justicia y además, los sectores vulnerables podrán verse afectados pagando delitos ajenos y todo esto debido a la inexperiencia y falta de conocimientos de todos los que entrarán en masa al servicio público judicial.
No es lo mismo la renovación de jueces y magistrados a través de la carrera judicial, que plantea una ruta de crecimiento personal al individuo, para que a través de exámenes de oposición accedan a los cargos más importantes los más preparados y experimentados y además se realiza como un sistema de renovación general continuo, que un cambio radical sin planeación.
Los candidatos a jueces hasta la fecha no han llegado directamente de la calle, sino a través de un proceso de formación que es resultado de haber ocupado con anterioridad diversos cargos generando méritos. El cargo anterior al de juez siempre ha sido el de secretario del juzgado, que es el brazo operativo que auxilia a cada juez como parte de su equipo, lo cual es una formación y entrenamiento fundamental para quien deberá enfrentar en el futuro a los abogados de los indiciados, seguramente profesionales con mucha experiencia.
¿Por qué muchos delincuentes son liberados por los jueces? Definitivamente por errores de las fiscalías, que presentan carpetas de investigación deficientes y sin sustento jurídico como para sentenciar a un indiciado. Sentenciar sin sustento pone en entredicho al “estado de derecho”, pues la ley… es la ley y está por encima de cualquier consideración.
Una acusación recurrente de López Obrador en contra de los jueces fue la liberación de reos por falta de pruebas contundentes, pero la responsabilidad de este hecho no es del juez, sino de las fiscalías que con total incompetencia encarcelan gente sin sustentar fehacientemente el delito imputado al sujeto. Los errores procesales de la parte acusadora hablan de abogados mal preparados jurídicamente, inexpertos, o de plano, de fabricación de chivos expiatorios. Este será el perfil de los jueces y magistrados que llegarán vía procesos electorales y no como resultado de una formación continua derivada del servicio judicial de carrera, donde los méritos son fundamentales.
A su vez, para controlar los errores de las personas existen diversas instancias como los amparos y las revisiones de otros tribunales, lo cual se deriva de la estructura organizacional de la Judicatura Federal, que a su vez ha dado una garantía que seguramente se perderá a partir de la llegada de gente nueva e inexperta, quizá con potencial, pero sin la madurez profesional necesaria para asumir la responsabilidad de juzgar con apego a la justicia y privar de la libertad a ciudadanos, lo cual siempre tiene un alto impacto familiar.
Esta reforma judicial desperdiciará un talento, experiencia y conocimientos formados a lo largo de los años, como parte de la carrera judicial, lo cual da estabilidad a la justicia en el país.
Este proyecto improvisado, -con graves errores y carencias-, repite los riesgos del INSABI, este organismo que fue creado para sustituir al Seguro Popular.
Cuando el INSABI se creó, el presidente López Obrador nos prometió un sistema de salud mejor que el de Dinamarca y sin embargo su fracaso fue tal que generó desabasto de medicinas y un retroceso drástico en nuestras políticas de salud, al grado de que desapareció y sus funciones las absorbió el IMSS – BIENESTAR.
No podemos negar que la crisis de salud que generó la cancelación del Seguro Popular y el inicio de un sistema improvisado como lo fue el INSABI, se pagó con vidas humanas.
Otro aspecto sorprendente de esta reforma judicial es que la sustitución de jueces y magistrados inicia con una tómbola donde el azar define la elegibilidad de quienes participarán en el proceso y no sus méritos profesionales. Ésto significa que será la suerte la que ofrezca oportunidades laborales y no la capacidad profesional, lo cual impactará generando un grave deterioro de la capacidad operativa del sistema de impartición de justicia. Los nuevos funcionarios iniciarán su carrera judicial aprendiendo lo relativo a las responsabilidades de su cargo y no aportando el 100% de sus conocimientos y experiencia. Se sustituirá una infraestructura experimentada por funcionarios sin experiencia.
Se perderá un capital profesional de experiencias y conocimientos y esto traerá aparejado un periodo de aprendizaje que tendrá un alto costo en decisiones mal tomadas, en las cuales delincuentes reconocidos serán liberados y gente inocente, -pero sin recursos económicos para pagar su defensa-, serán encarcelados.
Además, la tómbola, -por la frivolidad que significa-, representa una ofensa para quienes construyeron con su esfuerzo, conocimientos y experiencia, toda una carrera en el ámbito judicial.
Lo peor es que todo este sacrificio no sólo no generará beneficios, sino que tendrá costos para el estado de derecho y además, no resolverá la justicia cotidiana, pues esta reforma impulsada por López Obrador impacta sólo al Poder Judicial Federal. Sin embargo, la justicia cotidiana se imparte en el ámbito local, con jueces que se mueven en el ámbito estatal.
Lo que mal inicia mal acaba y el conto del aprendizaje lo pagará muy caro la sociedad mexicana, con injusticias peores a las de hoy.
¿A usted qué le parece?