La miseria de las togas
La abogacía independiente y pensante de la República desde antaño se ha propuesto hacer servir la cultura jurídica a favor de la justicia, o sea, en sencillas palabras, el combatir frontalmente la corrupción en el entorno de procuración, impartición y administración de justicia. Debería ser éste el destino de nuestra Nación; pero no siempre las cosas van como deberían de ir. También la justicia o injusticia, para poner un claro ejemplo, pueden servir al bien o al mal, al hacer que las togas del Estado lleguen a ser más malas o más buenas, a hacer levantar el birrete en acto de dignidad o inclinar su indignidad en reprobables actos de corrupción.
Lo que, a tal objeto se le sugiere que debería de hacer nuestra Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos en el segundo año de su mandato, sería el que razonara muy seriamente lo que acontece en relación a la corrupción de la justicia, la que lamentablemente prosigue en su segundo piso de la Cuarta Transformación de la República. Un tema de índole político-jurídico, que, a primera vista, poco tiene que ver en sus monólogos cotidianos en tribuna mañanera, ya que cuando son difundidos especialmente en diversos medios de información, resaltan irregularidades, inexactitudes e incongruencias. Aquí radica esencialmente el punto más importante, la esencia o el porqué de la corrupción en el medio de procuración, impartición y administración de justicia.
Las desigualdades, anomalías, inexactitudes e incongruencias con las que se pretende aplicar la justicia en esta era política; los estudiosos del derecho las entendemos por conceptos de los que nos tenemos que alejar, escapar, ya que el escenario en los recintos de justicia es muy diferente a lo que expresa nuestra Primera Magistrada de la Nación en sus notas mañaneras.
Para los entendidos en lides de justicia es absurdo, difícil, detestable, penoso y doloroso, que se expresen esos conceptos desde Palacio Nacional; por ello, nos lleva a afirmar que ese entorno se encuentra cubierto de irresponsabilidades derivadas de actos de corrupción. La única realidad existente es la imperiosa necesidad de efectuar un cambio y no eludirlo
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, no se encuentra, ni quiere encontrarse fuera de la realidad hasta el extremo de no reconocer esa imperiosa necesidad.
Para la Primera Magistrada de la Nación, existe una salida para evitar desconocer el tema, además de sus dichos que expresa cotidianamente. Es la salida opuesta, combatir esa denigrante corrupción. Dice el proverbio que los extremos se enlazan hasta tocarse.
La opción viable o salida de esa corrupción resulta ser el bienestar de México. Las togas independientes lo saben, pero sólo a Claudia Sheinbaum Pardo, le compete políticamente el actuar con celeridad para extinguir ese fenómeno que denigra a nuestro México.
Es cuánto.