La crisis de Campeche
Por Ricardo Homs
La crisis de Campeche lleva el sello de la 4T.
Para entender la diferencia de esta crisis política de Campeche, debemos comparar su circunstancia con Yucatán.
Mientras Yucatán es un estado en pleno crecimiento, con el mayor índice de seguridad de México, donde la calidad de vida es bastante buena. Hasta antes de la llegada de Layda Sansores, estos dos estados vecinos compartían quizá las mismas circunstancias. Un estado petrolero que vivía en paz y donde PEMEX es un pilar del empleo.
Sin embargo, a partir de esta última elección para la gubernatura, -por cierto muy cerrada entre los tres candidatos-, todo cambió.
La llegada de Layda Sansores representó el arribo del populismo con todos sus conflictos políticos. La confrontación y reclamos se hicieron sentir. El eje era la búsqueda de infringir daño al anterior gobernador priísta, -Alito Moreno-, que se acababa de encumbrar como líder de su partido.
Ciertamente Alito Moreno puede haber estado arrastrando un pasado opaco como gobernador. Además, enfrentó al PRI a la que fue quizá su mayor crisis institucional, teniendo como resultado la deserción de líderes icónicos del tricolor.
Sin embargo, la llegada de Layda Sansores representó la oportunidad de desacreditar al líder de este importante partido de presencia nacional, -utilizando su huella en el gobierno de su estado-, para fincarle responsabilidades penales locales y así neutralizarlo en su rol como líder partidista nacional.
Hoy lo que estamos viendo ya no es una simple movilización de policías, sino un malestar social que exige la remoción de la secretaria de seguridad ciudadana del Estado de Campeche, Marcela Muñoz, -y de modo tibio por el momento-, también la exigencia de renuncia de Layda Sansores. La ciudadanía se ha manifestado públicamente apoyando a sus policías.
Es notorio que lo que ha cambiado durante estos últimos tiempos, -a partir del 16 de septiembre del 2021 en que tomó posesión del cargo-, es el ánimo colectivo.
El detonante fue el fallido operativo en el penal San Francisco Kobén donde hubo 30 policías lastimados y mujeres policías abusadas durante el motín de internos.
Acreditar todo el peso de este conflicto social al fallido operativo es ingenuo, pues acciones policiacas que fracasan, -o con un alto costo-, no es inusual en México, ya que es parte de la naturaleza de estas actividades policiacas caracterizadas por el riesgo.
Sin embargo, este en particular constituyó un detonante que encendió agravios anteriores sufridos por los cuerpos policiacos del estado, a manos de una administración estatal insensible frente a las necesidades de los uniformados.
Los policías acreditan malos tratos, condiciones laborales inhumanas y falta de prestaciones básicas, lo cual, encendió los ánimos colectivos.
Es de tomarse en cuenta que la ciudadanía salió a la calle a respaldar a los policías en sus demandas, lo cual habla de una insatisfacción social que rebasa el ámbito laboral.
Este conflicto sucedido en una entidad tradicionalmente pacífica debe estar prendiendo focos en Palacio Nacional, pues mientras Yucatán está viviendo en paz social bajo el liderazgo de un buen gobernador, -como lo es Mauricio Vila-, Campeche se ha deteriorado en tan sólo dos años y medio bajo la contaminación que representa el estilo conflictivo de gobernar de Layda Sansores.
La mutación camaleónica de su militancia partidista es un simple indicador.
Ella se inició en el PRI, que fue la cuna política que le dejó su padre, -Carlos Sansores Pérez-, exgobernador de Campeche y ex presidente del PRI nacional.
Sin embargo, del PRI ella mudó al PRD, al PT, a Movimiento Ciudadano y actualmente milita en Morena.
Campeche es un estado sin problemas de delincuencia organizada ni tampoco migratorios, -los cuales aquejan a casi todo el país- y por lo tanto, -al igual que Yucatán-, debiese ser un ejemplo de orden y paz social para el resto del país.
Campeche no merece vivir en conflicto como el actual. El Congreso del Estado de Campeche debiese tener la posibilidad de intervenir y exigir la restauración de la paz social.
¿A usted qué le parece?