Hay partidos a pesar de sus líderes
Por José García Sánchez
Cuando Margarita Zavala fue a Hidalgo a “fortalecer” la campaña de Carolina Viggiano, candidata del PRI y su alianza a la gubernatura de Hidalgo, bajaron los puntos de ésta en cuanto a la intención del voto. Lo mismo sucede cuando viaja Marko Cortés a darle fuerza a sus candidatos y ahora, por razones obvias, pasa lo mismo cuando llega Alito a animar a los alicaídos priistas en la competencia por alguna gubernatura.
Cuando logra viajar Dante Delgado a alguna de las entidades donde habrá elecciones el 5 de junio, sucede algo similar, las simpatías por Movimiento Ciudadano disminuyen considerablemente. Lo sucedido en Tampico cuando agredió a una reportera no se olvida. El líder de ese partido le apuesta al todo o nada en estas elecciones, en alguno de esos estados puede perder el registro, y por eso deja de viajar a “apoyar” a sus candidatos, se queda quieto y calladito.
Pero también en Morena se cuecen habas en este sentido porque cuando por voluntad propia el senador Ricardo Monreal llega a darle mayor fuerza a sus candidatos estos redicen sus simpatías por el partido, pero aquí con un agravante, el zacatecano crea montajes para que a su llegada le griten: “Presidente!, Presidente!, Presidente!, como lo hace la gente, de manera espontánea, con algunos otros funcionarios públicos. El de Monreal no es el caso.
Este sujeto asegura que aparecerá en las boletas de 2024, pero no precisa para qué cargo. Porque para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, hay más precandidatos en Morena, que para la Presidencia de la República y él no figura entre los 20 primeros.
Estas elecciones dejan varios mensajes claros en el panorama político, las máscaras no sólo se cayeron. Algunos se las quitaron para comprobar lo que era sospecha y aparecen de cuerpo entero como lo que en realidad son.
Los líderes de los partidos es lo peor que tienen las organizaciones políticas en México. El partido en el poder no es la excepción. Los militantes han rebasado a sus cúpulas y ya lo demostraron panistas y priistas con las cartas enviadas a la militancia renegando de esos dirigentes que nada han hecho por el fortalecimiento de sus organizaciones.
La carrera política dentro de los partidos requiere de ciertos méritos que cuesta tiempo, aunque no trabajo, para alcanzarlos. En ese lapso, la militancia mantiene una dinámica que los rebasa, porque nunca los líderes de eso partidos han surgido de las bases. De ahí que los actuales líderes de los partidos el país son más burócratas que activistas y más pasivos que transformadores.
Las campañas donde las estrellas de cada evento debía ser el candidato para los diferentes cargos de elección popular las intentaron asaltar los dirigentes de sus respectivas organizaciones, en busca de un protagonismo que no debía suceder. Resultaba que el invitado parecía el festejado, afortunadamente más de un candidato supo hacerlos a un lado y encabezar los actos; sin embargo, la intención inexplicable de los líderes de los partidos políticos fue surgir de su mediocridad al verse rodeado de gente y posar para la foto.
En cada acto los líderes de los partidos decían que iban a apoyar a los candidatos cuando en realidad iban a que los candidatos les dieran luz y vida a los dirigentes.
Así que ahora los candidatos que ganen en las urnas cuentan con un mérito adicional: haber superado el protagonismo de los líderes de su partido que, sin excepción, intentaron robarles liderazgo, simpatías y reflectores.
Twitter: @Josangasa3