Fracasó la marcha opositora
-Las demandas eran ilegales como hacer de la evasión fiscal un hábito
Por Ángel Álvaro Peña
Para aquellos que consideran que esta marcha opositora de la supuesta Generación Z, fue lo mismo de siempre, pero con menos asistentes. Se trata de la primera marcha contra el pago de impuestos, de las que habrá muchas en el futuro mientras no pague Salinas Pliego su deuda, este motivo ha impulsado muchas notas periodistas en algunos países y hay quienes la consideran una lucha justa.
Quienes no quieren pagar impuestos son los mismos vendepatrias que hacen de la inseguridad una bandera y de los problemas principales del país un pretexto para argumentar dictadura donde no la hay. Ahora resulta que el principal problema de México es pagar impuestos.
Hubo participantes que decían que mientras no haya transparencia en el gobierno no deberíamos pagar impuestos y que Salinas Pliego no va a pagar sus deudas, porque primero será presidente de la República, no sería el primer delincuente que gobernara México, pero está muy lejos de captar simpatías entre los electores.
De los 250 asistentes, menos de la mitad eran jóvenes, unos 40 empleados de Elektra y, el resto, ingenuos que consideraron que debían asistir para golpear al gobierno, pero principalmente a Claudia Sheinbaum, como es el caso de la exactriz, Laura Zapata, que caminó por Paseo de la Reforma profiriendo insultos a todos, incluyendo a los propios compañeros de marcha.
En la víspera se convocó a una reunión como la última del año de la Generación Z, y el argumento principal era que nada había qué celebrar a los 7 años de gobierno de la Cuarta Transformación.
La convocatoria, la propaganda, los contingentes, las cartulinas y hasta las banderas que se incluyeron en la marcha tienen un costo, un movimiento como la Generación Z, que apenas comienza a existir en México, donde no llegan ni a 100 los participantes, como pudo advertirse, no cuentan con los recursos para costear una marcha, por mínima que sea su asistencia. O la Generación Z se crea bajo la sombra de Salinas Pliego o se trata de un movimiento financiado desde el exterior.
Durante la “Marcha del silencio: no hay nada que celebrar”, dijo el vocero del movimiento Generación Z, Iván Rejón, quien explicó que el contexto actual impide cualquier festejo, por lo que subrayó que la movilización realizada este 14 de diciembre forma parte de una serie de protestas que se han llevado a cabo a lo largo de todo 2025, en las que se han expresado diversas inconformidades sociales.
Desde la marcha anterior la oposición ha tratado inútilmente de comparar las manifestaciones de la derecha con los acontecimientos del 2 de octubre y quieren elevar a porros a la categoría de perseguidos políticos. Cuando se ha comprobado que fueron contratados y armados para destruir, y están presos por delitos consumados. Ante esta acción le han dado en llamar represión y no justicia. Quieren, en el colmo de los absurdos, libertad para sus “presos políticos”. Ahora tratan de llamarle a la manifestación del 14 de diciembre, donde proliferaron los gritos y los insultos al gobierno, la manifestación del silencio.
También se afirmó que el movimiento Generación Z, basados en un videojuego y sin rumbo ni preparación académica. Es decir, los integrantes de esa generación no son estudiantes en su mayoría, son jugadores de tiempo completo, aunque dicen que no tienen cercanía con partidos políticos ni con grupos empresariales, pero la sombra de Grupo Azteca, el PAN y Claudio X. González no podía evitar ser advertida.
Según el líder de los jóvenes, quienes brillaron por su ausencia, la disminución de gente no implica que exista un menor número de inconformes en el país, sino que las expresiones de descontento continúan por distintas vías, pero no señaló cuáles.
Según los organizadores, la marcha no llegó al Zócalo capitalino, debido a una negociación con el subsecretario de Gobierno de la Ciudad de México, Fadlala Akabani Hneide, porque además a la altura de Eje Central y Madero, las broncas entre los participantes llegaron a los golpes. A esa altura ya sólo había unas 50 personas.
En realidad, a esa altura los asistentes empezaron a retirarse al ver la presencia de los policías, aunque afirmaron que no querían afectar la verbena navideña.
El fracaso creciente de las marchas de oposición deja sin respaldo social a los partidos que buscan el registro condicionado, todos de oposición, porque nadie los apoya en las calles ni en las urnas.
Otra de las características de esta marcha es que las consignas rayaban en lo absurdo, por ejemplo, el rechazo a la CURP biométrica, la nostalgica desaparición del aeropuerto de Texcoco, el rechazo a la Agenda 20-30, la gentrificación, la ciclovía, etc.
«Estamos en contra de la falta de respuesta por parte de las autoridades para dar una solución contundente a la crisis que seguimos viviendo», pero nunca dijeron cuál crisis, aunque esa palabra la repitieron varias veces en el único discurso de tres minutos.
Es decir, la falta de homogeneidad en la marcha daba la impresión de un rompecabezas sin sentido, donde cada quien jalaba por su lado y prácticamente desde que comenzó, los asistentes empezaron a desistir de continuar.
Dispersión, distracción, individualismo, despiste, desinformación, ingenuidad e intereses ocultos caracterizó una marcha que hasta los propios organizadores calificaron de fracaso, aunque intentaron presumir que casi llegaron a ser 300 asistentes.
Las marchas de la derecha son un reflejo de la fuerza de una oposición que pierde espacios todos los días, que olvida las vías legales de debate y abandona el diálogo para cobijarse en la violencia verbal y física para que la población se dé cuenta de que existen.

