COLUMNISTAS

ELOGIO DE LA IGNORANCIA

Parafraseando la obra satírica de Erasmo de Rotterdam titulada “Elogio de la locura”, -publicada en 1511-, podemos decir que vivimos en la era del “Elogio de la ignorancia”.

Así como nuestro presidente ha pretendido convertir a la pobreza en una virtud que enaltece al pueblo bueno, también ha intentado reiteradamente privilegiar a la ignorancia como una virtud moral opuesta a la corrupción. Entre más ignorante se es, más honorable también.

En muchas mañaneras se ha referido despectivamente a que los estudios han servido a los funcionarios públicos más instruidos y con doctorados en el extranjero, para aprender mañas y robar mejor.

Ésto que pareciera ser un toque de demagogia sin importancia, -que llena de folclor las mañaneras-, cuando se convierte en directriz gubernamental se vuelve un cataclismo que cimbra a México, pues trae graves consecuencias.

Esta visión se convirtió en política educativa y destrozó el sistema educativo. Por ello dejamos de lado las evaluaciones tradicionales con que los alumnos cuantifican sus avances y dejamos de participar en las pruebas PISA. De los libros de texto, ni hablar: los de hoy son pasquines que nada tienen que ver con los tradicionales libros de texto gratuitos editados por la CONALITEG y distribuidos por la SEP, con los que se formaron muchas generaciones de mexicanos entre 1959 y 2023.

¿Qué podemos decir de la destrucción del CONACYT durante la administración de María Elena Álvarez Buylla?

Parece ser que se ha perdido de vista que el mundo actual es altamente competitivo y para alcanzar oportunidades laborales bien pagadas se necesita competir.

El paternalismo se apropió de nuestro sistema educativo con una visión demagógica.

En la administración pública las “buenas intenciones” y “echarle ganas” sustituyeron a la meritocracia y al conocimiento. Ya no se busca al mejor perfil para ocupar un cargo público, sino al más servicial y que además garantice lealtad absoluta al proyecto ideológico de la 4T.

El conocimiento y la experiencia han quedado relegados. Se está perdiendo la visión competitiva que siempre impulsó al mexicano a superarse, como parte de la cultura del esfuerzo.

Toda esa riqueza hoy se está mudando hacia una cultura ciudadana de exigencia de derechos pero sin asumir responsabilidades, sobre todo entre las nuevas generaciones. Esta nueva cultura además está aderezada por una nueva visión ideológica de la reivindicación.

“Esto que hoy recibo sin haberme esforzado me lo merezco, pues antes las mafias del poder injustamente nos lo negaron”.

Estamos viviendo un cambio de paradigmas, -no para hacer crecer a México como país-, sino para someter políticamente al pueblo creando un clima ficticio de “bienestar”, pues depende de la buena voluntad y generosidad gubernamental y genera dependencia.

Esto estimula la cultura del dinero fácil y sin esfuerzo como un ideal social que forzosamente culmina en la corrupción gubernamental y en la delincuencia, pues la generación de riqueza a partir del esfuerzo personal se sustituye por quitar su patrimonio al prójimo, bajo el argumento de la “justicia social”. Estos son los nuevos valores sociales.

¿A usted qué le parece?