EL SOLITARIO MADURO
Cada vez más se cierra el círculo alrededor de Nicolás Maduro. Los tiempos están cambiando.
Primero varios países se solidarizaron con la oposición y reconocieron el triunfo del candidato opositor Edmundo González Urrutia, empezando por Estados Unidos.
Sin embargo, el cerco se fue cerrando cuando el presidente de Chile, Gabriel Boric, perteneciente al bloque de gobiernos de izquierda cuestionó el triunfo de Maduro de forma radical y le exigió que se exhibieran las actas.
Posteriormente Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil, -y uno de los líderes morales del bloque ideológico de izquierda denominado Foro de Sao Paulo-, también se manifestó exigiendo que exhibiese las actas y si el resultado no fuese favorable reconociese su derrota,
Gustavo Petro, presidente de Colombia, -y también integrante del Foro de Sao Paulo-, se solidarizó con el planteamiento de Lula, e incluso ambos propusieron a Maduro que se repitiesen las elecciones bajo la mirada de observadores internacionales que calificasen el resultado de la elección, la cual fue una opción descalificada por Corina Machado, lideresa moral del bloque opositor venezolano.
Alberto Fernández, el expresidente argentino, -peronista y de izquierda-, quien fuera aliado de Maduro, también mostró una actitud democrática similar a la del presidente Lula desde antes de las elecciones, motivo por el cual se le impidió de última hora ir a Venezuela como observador a cubrir las elecciones.
España, país gobernado por una coalición de partidos de izquierda, -junto con otros seis países europeos-, han exigido a Maduro la presentación de todas las actas de las mesas electorales.
La OEA, -así como la Unión Europea y 22 países más-, exigen a Maduro la presentación de las actas electorales.
La secretaría general de la ONU publicó un informe en que declara que la elección venezolana “no alcanzó las medidas básicas de transparencia e integridad”, lo cual concluye es fundamental para tener elecciones creíbles, lo cual se sustenta en los reportes desarrollados por los observadores electorales que cubrieron dichas elecciones para este organismo internacional.
Frente a esto, surge la pregunta ¿Cuánto tiempo más podrá resistir Maduro la presión internacional sin aceptar su derrota?
Sin embargo, -frente a este contexto-, el gobierno mexicano se muestra tibio e indeciso, sin atreverse a quedar evidenciado como compinche de Maduro, igual que sí lo han hecho sin ningún pudor gobiernos cuestionados como antidemocráticos como Cuba y Rusia, que reconocieron de inmediato el triunfo de este bolivariano.
¿Qué compromisos o intereses impiden al gobierno del presidente López Obrador mostrar una actitud democrática y dejar de escudarse en argumentos confusos para no cuestionar una evidente elección de estado y por lo menos asumir la actitud de Brasil y Colombia?
¿Será que Morena recibió ayuda de Nicolás Maduro durante estas últimas elecciones y las anteriores y confrontar a Maduro como lo están haciendo Lula, Petro y Boric significa arriesgarse a que el venezolano lo haga público?
Los gobiernos democráticos de todo el mundo, -tanto de derecha como de izquierda-, están exigiendo transparencia en esas elecciones.
Que el gobierno de México se abstenga de manifestarse frente a la opacidad de esas elecciones nos lleva a muchos mexicanos a suponer la existencia de oscuros y muy fuertes compromisos asumidos con el gobierno de Nicolás Maduro que le impiden afrontar una posición firme y democrática.
Son tiempos de definiciones y la tibieza presidencial frente a este asunto genera suspicacias muy peligrosas para un gobierno que termina.
¿A usted qué le parece?