EL PODER JUDICIAL … ¿REPRESENTA AL PUEBLO?
Ricardo Homs
En la democracia existen roles. El Poder Legislativo representa al pueblo y por tanto, el perfil de los legisladores puede ser plural: puede haber gente muy instruida académicamente, pero también gente con un nivel académico muy básico, porque representa al pueblo sencillo y por ello puede hablar en su nombre.
En contraste, el Poder Ejecutivo opera la administración pública y su perfil técnico lo debe hacer apolítico: gobierna para todos los mexicanos. Por tanto, el Poder Ejecutivo debe acatar los lineamientos que surgen del Poder Legislativo, que es la auténtica voz del pueblo.
El mejor gobernante no es el más carismático ni el más simpático, ni siquiera el que conecta mejor con la gente. Debe ser el más preparado y con experiencia que garantice eficiencia y efectividad para obtener los mejores resultados en servicios públicos.
Sin embargo, el Poder Judicial es un perfil técnico cuya responsabilidad y misión es defender al pueblo con la ley en la mano, haciendo valer el estado de derecho.
Por tanto, la narrativa que lo presenta como un organismo que representa los intereses del pueblo es una mentira dogmática que hoy está utilizando el gobierno de la 4T, -así como la bancada de MORENA y aliados-, el darle al pueblo la interpretación de que el Poder Judicial debe representarle con visión democrática. La justicia no es democrática… es la interpretación de la ley que protege a quien tiene la razón de su lado
Esta interpretación que hoy sustenta a la reforma judicial, -si la acreditamos de buena fe-, diremos que es el resultado de la ignorancia y confusión jurídica. Sin embargo, desde la perspectiva pragmática de la competencia política, es un engaño para manipular al pueblo.
Considerando que los indiciados, -o acusados que son enjuiciados por un delito-, pueden tener un abogado muy competente que los defienda y aún sin ser inocentes pueden obtener la libertad por la capacidad argumentativa de éste, para utilizar subterfugios legales para exonerarlos a partir de la interpretación de la ley.
Por otra parte, quienes están en el lado acusatorio, -o sea las fiscalías-, también tienen abogados que son quienes arman las carpetas con el fin de sustentar su acusación. Sin embargo, una deficiente interpretación de la ley por parte de un juez o un magistrado, podría llevar a la cárcel a un inocente.
Por ello el Poder Judicial debe tener a los mejores abogados de México. Lo que garantiza su capacidad jurídica es el proceso de formación a través de la carrera judicial, donde los méritos hacen que el cargo lo obtenga el mejor de los que compiten por él y no el más popular como pretende la nueva reforma judicial.
Por ello los tres poderes deben ser independientes y autónomos, pues juntos hacen sinergia y se cuidan entre sí para evitar que uno de ellos acumule más poder a costa de los otros dos.
Podemos concluir que la campaña mediática para convencer a la ciudadanía de que los jueces, magistrados y ministros deben ser representantes del pueblo y por lo tanto elegidos por este, representa una turbia y malintencionada interpretación dada a conocer a partir de una demagógica narrativa creada por el presidente López Obrador para construir un nuevo modelo judicial que será controlado por él a partir de su ascendiente sobre la bancada de MORENA en el Congreso de la Unión, lo cual, le permitirá seguir incidiendo en la política nacional como un contrapeso a la presidencia de la república.
Es muy importante para la presidenta Sheinbaum dimensionar el costo político que tendrá para su gestión esta nueva interpretación de la “política judicial”, pues cuando el pueblo se de cuenta de que aún con la reforma judicial nada cambia en la aplicación de la justicia y quizá empeore, lo primero que harán será voltear hacia su gobierno y culparla del desbarajuste en que se habrá convertido el “nuevo Poder Judicial”.
Ella pagará las facturas del encabronamiento popular, en un país donde la violencia crece al ritmo de una delincuencia cada vez más agresiva que gozará de impunidad aprovechando la novatez de los juzgadores, que habrán llegado al cargo de jueces y magistrados sin el entrenamiento de una carrera judicial, sino por el voto ciudadano.
Mientras quienes hoy aún están en el Poder Judicial no incrementen su capacidad argumentativa de cara a los grandes públicos, perderán la batalla frente a un gobierno que tiene una gran capacidad comunicativa para manipular las expectativas del pueblo y con argumentos falaces trata de justificar la reforma judicial.
El mensaje final debe ser: El Poder Judicial no es un órgano de representación popular, sino la única posibilidad de construir de cara al futuro un sistema de justicia eficiente y efectivo y para ello se necesitan los jueces mejor capacitados y no los más populares.
¿A usted qué le parece?