El montaje de la violencia
Por Ángel Álvaro Peña
La embestida contra la reforma al Poder Judicial que ha calado hondo entre la oposición conservadora deben acercar a la memoria de la opinión pública lo sucedido el sexenio anterior, tiempo durante el cual columnistas y medios lo tenían más presente en su mente que a sus propias parejas, porque les obsesionaba.
El ex presidente López Obrador ni los ve ni los oye, está feliz en su rancho, ahora quienes sufren son sus críticos, quienes nada más de recordarlo pareciera que les surge la rabia. Es por eso que la saña ahora tiene como objetivo a sus hijos.
Cuestionaron una gira del partido Morena y la colocan como un robo a los mexicanos, como si un partido político fuera un cargo del gobierno, son institutos de interés social y como tal reciben prerrogativas de acuerdo con el número de votos que reciben en las urnas. Es decir, el dinero que obtienen los partidos es por voluntad de sus simpatizantes.
Para los conservadores ellos todo tiempo pasado fue mejor, sobre todo cuando en el presente se impone la justicia. La embestida de la ultraderecha trata de desacreditar la reforma al Poder Judicial, un factor esencial en cualquier golpe de Estado blando, se renueva y cambia de estrategia. El viaje del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, a quien impuso como ministro una televisora comercial, es una declaración de guerra. Trató de colocar a la reforma Judicial ante sus maestros en la universidad en Boston, en el terreno de la burla, lo cual implica una falta de respeto a los mexicanos.
Todavía no entienden que el Plan C del Presidente Obrador fue en esencia, sabotear el golpe de Estado. En sus discursos matutinos nombraba a los tres elementos clave que operan un golpe de Estado: el Poder Judicial, los empresarios y los medios. A todos los desgastó, de ahí su profundo rencor y su solicitud de auxilio al exterior. Los priistas y panistas visitan la OEA, en Washington, para denunciar abuso de poder, dictadura, violación a los derechos humanos, etc., en busca de un paternalismo que no van a encontrar el en extranjero
La derecha quiere sobrevivir en México a pesar de que los mexicanos no comulgamos con sus ideas, nuestro país está integrado por hombres y mujeres libres y no nostálgicos de la corona española o del fascismo italiano. No les queda otra que hacer de la violencia su montaje favorito.
Al desbaratar el último bastión bélico del golpe de Estado, que es el Poder Judicial, se canceló la posibilidad de descarrilar al gobierno y, dañando profundamente al país. Así, los jueces se convirtieron en soldados rasos y los ministros en embajadores buscando aliados.
Varias veces fueron convocados a México integrantes del partido español VOX, hace unos meses visitó una duquesa la UNAM; de la que fue corrida a gritos e insultos. La tergiversación de los medios que manipulan la realidad de acuerdo con sus intereses, aumentan cifras, número de muertos preliminares las convierten en finales, exaltan la inseguridad como si se tratara de una escalada de robos a ciudadanos y actos evidentemente provocados.
Lo sucedido en Villahermosa, Tabasco, el martes 22 de octubre, es producto de una violencia que impulsa la derecha, porque es ahora el sureste donde radica una violencia de montaje, inflada por los medios, que fue una de las regiones para la que más se trabajó durante la administración pasada. Ahora, ahí, hasta a los sacerdotes católicos quieren implicar para forzar a la gente a pensar que se trata de una violencia generalizada, con responsabilidad del gobierno, cuando en realidad es provocada.
Quienes convencer a la gente que este gobierno no está a favor del catolicismo, que es comunista que odia a la Iglesia. Y qué menor lugar que el sureste para intentarlo.
En el norte los enfrentamientos entre bandas son producto del desgaste al que los ha sometido el gobierno. Desde el momento en que los atacan, ellos pelean por los espacios vacíos que van dejando los capos o grupos que desaparecen. De ahí proviene la violencia en el norte.
PEGA Y CORRE-. La reunión que sostuvo la Presidenta Claudia Sheinbaum con los empresarios en Palacio Nacional, no sólo fue satisfactoria sino un impulso a construir otro país con certeza y de manera sostenida, según palabras de Carlos Slim, a quien le habían atribuido una enemistad imaginaria con la Presidenta… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.