COLUMNISTAS

EL ESTADO SOY YO Y PUNTO

Dentro de esa llamada Cuarta Transformación de la República existe un inconcebible deseo de crear unos tribunales que encarnen la justicia que exige Andrés Manuel López Obrador, que destaquen con luz propia aquellas determinaciones jurisdiccionales que amparen y protejan al honor del deplorable gobierno del Poder Ejecutivo.

Con la forma de pensar de los adoradores del Movimiento de Regeneración Nacional que aprobaron el adefesio de su “Reforma Judicial” se pretende que el Primer Magistrado de la Nación sea concebido como la institución más fuerte y poderosa del Estado, despreciando con ello la separación de poderes. Con esas reformas ya aprobadas, resultaría condenable para ellos cualquier crítica o tenue dubitación que se opusiera a la figura presidencial.

Ni la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, ni la abogacía independiente de la República, ni los actuarios, ni los notificadores, ni los guardianes de la ley, ni los secretarios, ni los jueces, ni los magistrados, ni los ministros, ni la dignidad de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos compartimos esa absurda Reforma Judicial.

El pueblo “bueno” de Andrés Manuel López Obrador, pretende que ahora se convierta en el mazo destructor de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de nuestro Estado de Derecho: esa “Reforma” para los entendidos traerá como consecuencia la debilitación de los cimientos expresados en nuestra Constitución, por sobre todo en lo que se refiere a la Separación de Poderes.

El deseado voto popular para la elección de impartidores de justicia es una situación jurídicamente insostenible e indeseable.

Andrés Manuel López Obrador no se atrevió durante su gobernanza a combatir la corrupción de aquellos pocos jueces, magistrados y ministros que prostituían a la justicia, sin embargo, ahora se jacta de que existe gran corrupción dentro del ámbito de impartición de justicia y por lo mismo, fueron aprobadas esas indeseables “reformas”, para con ellas exhibir su rudeza y valentía destruyendo a los muchos y buenos impartidores de justicia que velan por la seguridad jurídica de nuestro México.

Vaya descaro de Andrés Manuel López Obrador y su caterva de seudo ilustrados que le aplauden y confunden a los buenos impartidores de justicia con aquellos que fueron protegidos por la corrupción y la narco-política de su Cuarta Transformación de la Nación.

 

Es cuánto.

 

Lic. Alberto Woolrich Ortíz.