El eje mediterráneo caribeño
(Primera Parte)
Por Francisco Blanco Calderón
El triunfo electoral de Gustavo Petro en Colombia cierra el eje del “mediterráneo del caribe” y contempla cinco grandes corredores de unión del Atlántico con el Pacifico: la ampliación del Canal de Panamá, con capital Estadounidense y europeo principalmente, el canal interoceánico de Nicaragua con respaldo financiero de China y Rusia, el corredor transístmico Salina Cruz-Coatzacoalcos con recursos públicos del gobierno-pueblo de México, así como los proyectos de Guatemala (corredor interoceánico también) y Honduras -canal seco- para lograr una amplia conexión entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico. A ello se une la transformación del entorno político con gobiernos progresistas de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y ahora Colombia, que modifican la visión geopolítica del mediterráneo estadounidense, ahora se integra la concepción latinoamericanista de unificación regional tipo a la Unión Europea, como lo propuso Andrés Manuel López Obrador recientemente, y que fue muy bien aceptada por los países que conforman este eje de países, que se suman Bolivia, Argentina, Perú y Chile y próximamente Brasil en octubre, con estricta visión nacionalista, soberana e interdependiente haciendo a un lado la enajenante concepción globalizadora del dominio del mercado, impuesto no por gobiernos sino por el capital de las grandes empresas trasnacionales.
EL PODERÍO DEL CARIBE
Alfredo Jaliffe establece: “En paralelo, Robert Kaplan –ciudadano israelí hoy muy ligado al Pentágono– asevera que el verdadero poder de EU proviene de su presencia en el Mar Caribe: El poder geopolítico de EU históricamente tiene su origen no en Europa o Asia, sino en el gran Caribe, que es el mundo de Yorktown a las Guyanas; es decir, de los estados del Atlántico medio a las selvas del norte de Sudamérica…El anuncio fue cronometrado para coincidir con la Cumbre de las Américas, lo que “significa una tentativa conjunta para contrarrestar y perturbar la Cumbre –lo cual comenté coincidentemente en mi video semanal de Radar Geopolítico: ¿Cumbre de la OTAN en Los Ángeles o de las Américas?: Factor Nicaragua, según Stephen Blank (SB), especializado en geopolítica: la importancia del acuerdo va mucho más lejos, ya que marca la primera aparición significativa de las fuerzas rusas en Centroamérica debido a que posee el potencial de servir como base para una presencia militar rusa más duradera en Nicaragua y más allá. ¿Se referirá SB con su más allá a su vectorización, además de Cuba y Venezuela, a los países fronterizos de los tres, con el fin de cercar al mar Caribe?”.
John Ackerman en la presentación de su nuevo libro -América Latina contra el Neoliberalismo- fue muy contundente: La integración de un bloque económico, político y científico, representa para América Latina el gran despegue hacia la constitución de un continente que tiene recursos suficientes en energía eléctrica, petróleo, litio, carbón, cobre mercurio, oro y plata entre muchos mas, dentro del contexto agroalimentario de frutas, verduras , legumbres, ganado bobino, caprino y porcino sin parangón, bosques, playas, centros turísticos, selva virgen y todos los etcéteras posibles que lo convertirían en potencia mundial.
GOLPE BLANDO EN LA
Fabrico Mejía, uno de los expositores y co-autor del libro lo define así: “El golpe blando en los países de América Latina ha tenido estos componentes: acusaciones de autoritarismo; internacionalización de denuncias de falta de libertad de expresión o violación a derechos humanos; manifestaciones callejeras que terminan en trifulcas contra la policía; guerra psicológica de que viene un peligro inminente, como la inflación, o uno que no se ve como la corrupción; una percepción de ingobernabilidad”.
Estados Unidos sometió su hegemonía en Brasil con Lula y Dilma, en Ecuador con Correa, con Mujica y Lugo en Paraguay, Cristina Kirchner en Argentina y, por supuesto, en el caso emblemático de Evo Morales. En este instante está sucediendo en el Perú de Pedro Castillo y de alguna forma, se instrumenta en México. Los golpes blandos nunca son contra un gobierno de derecha. Se organiza contra los gobiernos de izquierda y se emplea junto a los otros poderes, distintos del Ejecutivo, para debilitar, denostar y hasta destituir presidentes. La idea es impedir que los procesos democráticos frenen al neoliberalismo. Para entorpecer la unión regional intervienen los jueces, las organizaciones civiles ligadas a los empresarios, los medios de comunicación ligados a las fundaciones internacionales de los Estados Unidos, las universidades privadas, y los legisladores de oposición. Tras el triunfo electoral de las izquierdas latinoamericanas se negará someterse a cualquier interés trasnacional.
RESISTENCIA FRAGMENTADA
Boaventura de Sousa Santos, sociólogo y filosofo lo determina: “La tragedia de nuestro tiempo es que la dominación está unida y la resistencia está fragmentada, es muy importante para el neoliberalismo la idea de que todo está empezando ahora, que el pasado no cuenta. Es evidente la manipulación de la memoria, de la historia… La idea de que en estas sociedades, realmente es el fin de la historia, pero la verdad es que en la política hoy, en las relaciones internacionales, se ve una la sociedad que dominada por el capital y que nos impide el crecimiento sano”.
Tener una cultura verdaderamente democrática. Ahora no la hay. Esta versión restringida de democracia que tenemos, que además es una democracia que es muy débil porque no se sabe defender de los antidemócratas. En esta situación, las personas, los jóvenes sobre todo, desconocen su historia. Por un lado, es muy importante para el neoliberalismo la idea de que todo está empezando ahora, que el pasado no cuenta. La manipulación de la memoria, de la historia. Por otro lado, es una cultura de los vencedores. No hay vencidos. El neoliberalismo te crea la idea de que hoy el gran vencedor es el rico. No se trata de romper con Estados Unidos y entregarse a Rusia-China, sino integrar a la región para ser interdependiente y no dejar de depender de una fuerza para entregarse a otra, es crecer en forma independiente, junto a ellos. Por ello la unificación regional es imperativa, por pugnar la defensa libre y soberana de los intereses regionales y preservar sus recursos humanos, naturales, mineros, energéticos, acuíferos, maderables y alimentarios. El cambio vendrá a favor de Latinoamérica y en contra de los intereses trasnacionales. El cambio es evidente.
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