Disyuntiva para Claudia Sheinbaum
Por: Alberto Woolrich
Es importante efectuar algunas breves conclusiones, para con ellas obtener el bienestar de México. Para ello cabe expresar que las relaciones entre moralidad política y la ética que concierne a la procuración e impartición de justicia nos oferta una vía de solución.
En la actual Cuarta Transformación de la Nación y bajo la gobernanza de la presidenta de los Estados Unidos Mexicanos emanan tramas en dos tesis que se oponen; esas opiniones podríamos hacerlas remontar a la época del neoliberalismo y al contenido de nuestra Constitución Republicana.
Para la tesis relacionada con la moralidad política, ella nos hace suponer una actitud de confronta con nuestra Suprema Ley, enfrentamiento que conduce a un México de devastación; desde la implementación de ella, la procuración e impartición de justicia asumió una actitud de derrota y sumisión a poderes facticos, conllevando a una posición de dependencia a la narco-política, debido a la decadencia que se dio en aquella moralidad gubernamental.
En relación a las nociones contenidas en la segunda tesis, hay que aseverar que toda ética jurídica en el medio de procuración e impartición de justicia debe estar condicionado, supeditado y obligado a la moralidad emanada y detallada en la Carta Magna y esta filosofía solo puede y debe desarrollarse en el entorno de la Justicia.
La posición de quienes defienden y pretenden dar continuidad a la primera tesis, la sostienen con argumentos que el neoliberalismo inconscientemente estimo como irrebatibles. Esos razonamientos fueron fundados en las enormes gananciales que se obtuvieron y enriquecieron a aquellos políticos sin escrúpulos, los cuales efectuaron grandes derramas en proyectos sociales: en ella, la moralidad política justifica su validez en tradiciones, coparticipaciones e impunidades, por lo que se puede concluir que esos políticos son agentes o entes absolutamente amorales.
Esos políticos carentes de moral y ética no pudieron, ni quisieron, ni tampoco siguieron los mandatos de la Carta Magna, ellos solo dan seguimiento a las órdenes de sus propias conveniencias. Los principios del enriquecimiento práctico que defienden, solo pisotean cualquier moral o regla jurídica; para esa proterva hermandad política delictiva la referida tesis es aplicable para hacer efectiva su mala gobernanza.
Respecto a la vía de solución que refiere el párrafo de antecedentes es importante referir que para el bienestar de México indiscutiblemente se requiere la aplicación ipso facto de la moral y la ética en el entorno de procuración e impartición de justicia; solo de esa manera y aplicando ese pensar se responderá a los intereses de una Patria con probidad política.
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional Foro de México formula dos interrogantes dada la posición contenida en párrafo que antecede.
¿Por qué van a sacrificar esos indeseables políticos su interés de enriquecerse para dar seguimiento a la Carta de Carranza? ¿Por qué la gobernanza tiene que dirigir su conducta para cumplir las normas constitucionales?
La contestación de todos los académicos del ateneo de estudios penales hacia la forma de actuar y pensar de esos desequilibrados políticos nos servirá de conclusión al tema. Mientras esa manera de pensar y defender la primera tesis pretenda dar continuidad a su enriquecimiento y su impunidad México continuara igual.
¿Será posible que nuestra primera Magistrada de la Nación imponga una moral política y una ética en la justicia?, para favorecer con ello el bienestar que merecen los recintos de justicia y los propios Estados Unidos Mexicanos.
La respuesta la tiene que dar Claudia Sheinbaum Pardo a la mayor brevedad posible.
Es cuánto.