Democracia, Constitución y atraco a la Nación
Por José Lima Cobos
Ahora se puede, antes era tabú ocupar el Zócalo de la ciudad de México, pues solo lo podía utilizar el Presidente de la República, para anunciar, por ejemplo, la expropiación petrolera o la nacionalización de la industria eléctrica -Lázaro Cárdenas en 1938 o Adolfo López Mateos, en l960-, o bien cuando este Presidente declaro que México era de izquierda y, ante el reclamo del fondo monetario internacional paró oreja y alentó la fuga de capitales y se rectificó, que se era izquierdista, pero dentro de la Constitución, sin embargo, con el desafuero de López Obrador que alentó Fox, la revuelta popular tomo ese espacio y paró toda intención de antidemocracia, que ahora alebresta a los que decían en ese entonces que la democracia no existía ni existió en Grecia.
Sin embargo, fue un escándalo cuando los que han saqueado y atracado a la nación y aherrojado al pueblo a la miseria, cuando llegaron y llenaron la plaza pública y los medios, – antes soldados del Presidente de la República, porque eran alimentados con los recursos de la nación, en detrimento de la mayorías que eran sometidas por la fuerza del Estado, solo podían hacerlo cuando se festejaba el grito de independencia, o bien cuando los luchadores por la democracia se resistieron a las agresiones y resistieron los embates del poder y no hay que olvidar el fraude del 2006 cuando se tomo reforma y no se rompió ni un vidrio siquiera ni se agredió a nadie, pese a las ofensas de los adversarios.
Es un acto histórico lo que vimos cómo la oligarquía empoderada festeja lo que ayer condenó y discriminó a los chorreados, -les llamaban acarreados y paupérrimos- porque sus saros era de la élite, y no voltean ni voltearán a ver a los miserables, pero no hay que confiarse porque, si algo los identifica es la hipocresía, porque, como ya se vio, el único discurso estuvo a cargo de quien, en el pasado reciente se mofo de los indígenas y su conducta en el INE fue deleznable, pues se siente de sangre azul, negando el origen de su padre luchador social -Arnaldo Córdova (a quien entreviste junto con Lombardo Toledano- pero no nos espantemos, si su hijo no llegó por méritos propios sino producto de las componendas y contubernios de los partidos políticos y gracias a su padre que pensaron que había mamado la integridad y decencia social, fue que mereció esa distinción y ahora se ve el nivel tan bajo en que se encuentran, e igual acontece con los dirigentes de los partidos políticos que se agandallan con las senadurías y diputaciones plurinominales, poque saben que en forma directa electoral no alcanzan a llegar a nada, porque no tienen autoridad moral y menos presencia social, por eso imploran el dedo de desvergüenza.
Si se dijo que se luchaba por la democracia que ahora está amenazada por quien la hizo y ha hecho posible que la ciudadanía vuelva a creer en las instituciones que, aunque corrompidas para elevar el nivel de la burocracia dorada, clama para permanecer en base a componendas ominosas que no desdeñan de ninguna forma, por el contrario la fomentan, ahí está, solo de manera enunciativa y no limitativa, cómo un ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de apellido Cossío, el mismo que voto para los niños quemados de Chihuahua recibiera justicia, durante catorce años vivió y saqueo los recursos de la nación, todo por portar una toja y birrete que simboliza a quienes imparten la justicia, y está bien que se exhiban de esa forma porque enseñan el cobre, ahora lo que falta, que el tribunal del pueblo o la justicia divina, obliga a que devuelvan lo mal habido como es la violación al artículo 127 constitucional, que prohíbe que alguien gane más que el presidente y después de tanto tiempo -catorce años-, lo han hecho, por lo mismo, si quieren que se cumpla con la Constitución, porque está en peligro, que se actúa con estricta justicia y se ponga en práctica lo que supuestamente reclama pero en los bueyes de mi compadre.
Cuando se trata de poner en entredicho la honorabilidad de un presidente de un país soberano e independiente, que recibió 31 millones de votos, que jamás en la vida política de México había acontecido o se habían reunido en una elección, lleva a exhibir a quien gobierna que mantenga la férrea voluntad de actuar en consecuencia, luego entonces, no podrá presumir López Obrador que terminó con la corrupción cuando los que integraron su gobierno -constituido en los tres poderes, si bien el ejecutivo fue consecuente para demostrar que era mucho el saqueo y el atraco que sufrió la nación y creó un organismo para devolver al pueblo lo robado, no pueden quedar inauditos los que se medraron de forma criminal, en caso concreto, los Ministros de la Suprema Corte y los organismos autónomos que no perderán absolutamente nada si no devuelven lo que legítimamente pertenece al pueblo.
Si se dice y se dice bien, que el que de ajeno se viste en la calle los desnudan, que todos aquellos que se enseñaron con los bienes de la nación sean señalados y estigmatizados para que cumpla con lo que dice el artículo 1º constitucional: todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
En consecuencia, el Estado -ejecutivo, legislativo y judicial- deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.
Dos ministros han expresado -Pérez Dayan y Aguilar- que ellos hacen lo que la Constitución les ordena, de ahí, que, si la Constitución ordena que nadie debe percibir mas remuneración que el Presidente de la República, que se empiecen a remojar para que las barbas de otros no crezcan mas, y bien catorce años de saqueo y atraco no es suficiente en ese poder judicial, nada queda ´por hacer, pues no hay que desdeñar que el mal ejemplo cunde, y no es banal que el Presidente de la República exhiba a quienes desde el anonimato lo calumnian o difaman, eso se llama dignidad y vergüenza, que los que la tengan que levanten la mano.