COLUMNISTAS

Delincuentes disfrazados de políticos

Salinas Pliego quiere ser político para no pagar impuestos

Por Ángel Álvaro Peña

 Los políticos entendieron que si cometían algún delito dentro de la administración pública alcanzaban la impunidad por el simple hecho de vivir del erario.

Por su parte, los delincuentes aprendieron que entrando a la política se librarían de la cárcel.

Como resultado tenemos una corrupción galopante que ningún partido político en el poder puede erradicar.

Dentro o fuera del gobierno, en la oposición o en funciones, hay corrupción que cada día es más notoria pero también es más difícil de castigar, o, por lo menos así quieren hacerlo ver.

Ya sabemos de los políticos que se cubren con el fuero, ahí está el líder del PRI, Ricardo Anaya, Marko Cortés, Jorge Romero, Ignacio Ovalle Fernández, Emilio Lozoya, Adán Augusto López, etc.

El senador Ricardo Anaya, es un prófugo de la justicia y se presentó en México, una vez que contaba con el fuero para evitar el peso de la ley.

Sin embargo, en lugar de que la política se depure ahora lo que tenemos es una mayor contaminación de esta práctica.

Los absurdos se cometen todos los días, por ejemplo, se conmemora a los Niños Héroes quienes murieron, muy jóvenes, por impedir una invasión de Estados Unidos a nuestro territorio y en la ceremonia se encuentra a la presidenta de la mesa Directiva de la Cámara de Diputados, cuyo partido va al vecino país a solicitar que invadan México.

La mayor contradicción de un país se refleja en su política en nombre de la pluralidad y la democracia, en uno más que en otros y en cuanto a la moral de sus integrantes el colmo en México es que ahora los ladrones incursionan en la política para no pisar la cárcel.

La política se convirtió en el puente más sólido para alcanzar la impunidad en cuya construcción hay quienes trabajan todos los días.

El empresario de medios Ricardo Salinas Pliego convocó, empezando por sus 116 mil empleados, a formar un movimiento opositor llamado “Anticorrupción y Anticrimen”, quiere convertirse en un ladrón de elección popular.

Ya no está en los tiempos que marca la ley electoral para formar un partido, pero puede aglutinar gente y negociar el apoyo de sus integrantes para convertirse en candidato plurinominal al Congreso por cualquier partido de oposición  y así salvarse del castigo que le impone la 4T.

Quiere una curul como caja de resonancia a sus intereses y desde ahí convocar a derrocar al gobierno, con la ayuda de una oposición que está débil y requiere de fondos para sobrevivir.

Mientras está en el cargo, puede luchar por descarrilar al gobierno de Morena y poder colocar un gobierno, como los de antes, que le permitían dejar de pagar impuestos y le perdonen la deuda.

Salinas Pliego debe más al fisco de lo que ha costado un golpe de Estado en América Latina. La CIA financió por menos dinero que su deuda el derrocamiento de Salvador Allende, contribuyó a tratar de sacar del poder a los sandinistas en Nicaragua, Sacó a Lula da Silva y a Dilma Roussef de la presidencia de Brasil.

Es decir, le sale más barato organizar un golpe de Estado que pagar su deuda y además cobrar venganza de lo que llama ser un perseguido político por sus ideas, las cuales, desde luego, brillan por ausencia, porque todos sabemos que es un vulgar evasor de impuestos.

Salinas Pliego solicitó a sus empleados colaborar con este movimiento unirse a él, participar activamente, para utilizar la presión social y quede en la impunidad sus delitos.

Sin embargo, la evasión de impuestos no es el único delito por el que se le persigue a Salinas Pleigo, obligó a sus empleados a trabajar durante la pandemia, a los que morían por Covid no los indemnizaba, obliga trabajar más tiempo y no paga horas extras, entre otras muchas violaciones laborales y a los derechos humanos.

Durante una reunión privada el 11 de septiembre en las instalaciones de TV Azteca, Salinas Pliego invitó a sus empleados y personas cercanas a organizarse en torno a su movimiento.

Lo mismo sucedió con el empresario y ex funcionario federal Simón Levy quien enfrenta una ficha roja de Interpol por daño a la propiedad. Además, podría recibir nuevas acusaciones por fraude y construcción ilegalEste caso puso bajo la lupa la trayectoria de Levy, desde su papel en el sector público hasta las controversias agresivas en redes sociales.

Simón Levy, ex subsecretario de Turismo del sexenio de López Obrador, en 2021 agredió a una mujer de la tercera edad, Emma Yolanda Santos, quien, lo denunció por daños en un departamento en la alcaldía Miguel Hidalgo, CDMX. Pateó la puerta de su casa y la aventó para cobrarle una deuda.

Ahora, pide refugio en Estados Unidos diciendo que es un perseguido político y que quieren detenerlo por hablar mal del gobierno.

Como este tipo de circunstancias se han repetido desde hace siete años. Quieren encubrir sus delitos con una disidencia falsa. Desde luego no hay gobierno perfecto, debe tener errores voluntarios e involuntarios, pero dentro de sus desatinos no está la censura.

Esta moda de los opositores mexicanos ya fue copiada por otros políticos de diferentes países; el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dice que su condena de 27 años y tres meses, fue por motivos políticos, cuando él mismo contribuyó a un golpe de estado contra Lula da Silva, y tiene muchas cuentas pendientes con la justicia, como el hecho de no adquirir vacunas contra el Covid de China y de Rusia, porque eran países comunistas y dijo a la población que con oraciones los brasileños la pandemia no les afectaría. El resultado fue que Brasil fue el segundo país en el mundo con más muertes por Coronavirus.

Esa es la contradicción y la penalidad que esconden algunos que se refugian en una supuesta persecución injusta de sus personas, a pesar de que hay muchos delitos por perseguir y, sobre todo, castigar.