COLUMNISTAS

Crisis económica en el vecino país

Las últimas propuestas de urgencia de Trump han sido rechazadas por el Congreso y por el pueblo

Por Ángel Álvaro Peña

Mientras para los mexicanos las remesas que provienen del trabajo de los paisanos en el vecino país, es amor convertido en pan, para la administración Trump es sólo dinero. La quiebra económica se avecina y las medidas adoptadas por los asesores de su presidente parecieran ser contraproducentes.

Ante la posibilidad de gravar con 5 por ciento el envío de remesas al extranjero, el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó la propuesta de reforma fiscal, indispensable para llegar a ese punto, la votación en contra incluyó el voto reprobatorio de cinco legisladores republicanos.

Claudia Sheinbaum denominó esta a medida  “discriminatoria e injusta”, porque se pagaría un doble impuesto por parte de los mexicanos que trabajan y radican en Estados Unidos. Tras el rechazo del Comité de Presupuesto, la Presidenta de México subrayó: “Está planteado que van a volver a discutir. Vamos a seguir para evitarlo porque, además, viola un convenio”.

El año pasado, México recibió más de 64 mil millones de dólares en remesas, que es la principal fuente de ingresos en muchos estados del país; en primer lugar, se encuentra India con un aproximado de 129 mil millones de dólares anuales, seguido de México con más de 64 mil millones de dólares anuales y en tercer lugar está China con 52 mil millones de dólares al año.

Se trata de un impuesto sobre una cantidad de dinero ya gravada fiscalmente, lo cual fue tomado por Trump como un revés para su política de emergencia, pero, sobre todo para su economía, donde sólo ha dado palos de ciego.

La Junta de Coordinación Política del Senado mexicano advirtió que la propuesta dañaría la economía de las dos naciones. Incluso, se planteó la conformación de una comisión especial para viajar a EU para exponer sus argumentos en contra de esta iniciativa.

Porque ha llegado a extremos que ni siquiera han imaginado en los países que tanto ataca, al publicar en redes sociales que el gigante minorista Walmart debería absorber los costos adicionales creados por sus aranceles.

A medida que Trump ha aumentado los impuestos a las importaciones, ha intentado asegurar las simpatías de un público que está a punto de dejar de creer en él.

Nadie se imagina en México que el gobierno federal pida a las cadenas de tiendas que absorban el alza de impuestos o de aranceles, producto de decisiones de su equipo de especialistas.

Walmart advirtió que todos los productos de importación, desde plátanos hasta asientos de seguridad, aumentarán de precio, produciendo un descontento social contra el gobierno en general y en especial, contra los republicanos.

Por su parte, Trump dijo que la empresa, con sede en Bentonville, Arkansas, debería sacrificar sus ganancias por el bien de su agenda económica, que según él eventualmente conducirá a más empleos domésticos en la manufactura, principalmente para los migrantes desempleados, que mientras más empleos absorban ellos más dinero tendrán las arca del gobierno, a través de la carga fiscal que quiere imponer del 5 por ciento a las remesas, cuya aprobación da por un hecho, aunque se pronostique lo contrario.

Ante las críticas de la población por la dificultad que enfrentarán los estadounidenses para adquirir sus despensas e insumos habituales, el mandatario anunció una reducción del 59 por ciento en todas las medicinas, que produjo mayor descontento entre los comerciantes y laboratorios farmacéuticos.

La oposición en México cada día lo menciona menos y deja de ser, poco a poco, el gran líder que consideró podría desgastar al gobierno de nuestro país.

Esta es la visión del presidente del vecino país del norte, quien no encuentra la salida. Nunca pensó que la crisis económica de Estados Unidos llegara a esos niveles.

“Walmart debería dejar de intentar culpar a los aranceles como la razón para aumentar los precios en toda la cadena”, publicó Trump, como si el incremento fuera producto de su voluntad y no del aumento de los costos.

Por otra parte, la calificadora de crédito Moody´s, rebajó la calidad crediticia de Estados Unidos debido al incremento de la deuda gubernamental y el pago de intereses en la última década.

Ante esta situación, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, pidió no darle «mucho crédito» a la rebaja que la agencia concedió a Estados Unidos, de «Aaa» a «Aa1».

«Estamos viendo confianza por parte de los inversores, por lo que no doy mucho crédito a Moody’s», sostuvo.

El gobierno del vecino país acaba de solicitar al Congreso subir el techo de endeudamiento, antes de que la crisis económica pueda afectar todo el comercio de ese país con el mundo.

Por si fuera poco, los medios en Estados Unidos coincidieron en que en su aparición pública del sábado 17 de mayo había exceso de maquillaje en el rostro del Presidente, como si quisiera ocultar algún signo de mala salud, y mostraba una actitud de agotamiento, por lo que se dieron a conocer algunos síntomas recientes del mandatario producto del insomnio que padece. Se teme que no tenga buena salud.