Avalancha sepulta poblado en Nueva Guinea; estiman cientos de muertos
Autoridades de Papúa Nueva Guinea así como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y organizaciones no gubernamentales estiman que cientos de personas pudieron perder la vida luego de que una avalancha sepultara un poblado en la región de Enga.
La avalancha de tierra golpeó y sepultó una aldea remota del norte del del país la madrugada del viernes, de acuerdo con medios locales.
El parlamentario añadió que el desastre natural ocurrido en la provincia de Enga, unos 600 kilómetros al noroeste de la capital, Port Moresby, sepultó al menos mil 182 casas.
A pesar del elevado número de víctimas, son pocos los cuerpos que se han conseguido rescatar, según la cadena estatal australiana ABC, debido a la necesidad de maquinaria para mover las piedras y la tierra que sepultaron la aldea.
La ONG Care Australia, presente en Papúa Nueva Guinea, indicó el viernes en un comunicado remitido a EFE que la carretera de acceso a la aldea está bloqueada y «llevará un tiempo considerable despejarla», lo que retrasará las labores de ayuda y la llegada de información sobre las víctimas.
A pesar de las dificultades, un equipo de rescate de las autoridades papús ha llegado al lugar para evaluar la situación y asistir a las víctimas, señaló la ONG.
«Aunque la zona no está densamente poblada, nuestra preocupación es que la cifra de muertes sea desproporcionadamente alta», reza el comunicado.
El responsable de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Papúa Nueva Guinea, Serhan Aktoprak, declaró a la televisión estatal australiana ABC que según las nuevas estimaciones, más de 150 casas quedaron enterradas por una capa de rocas y tierra de entre seis y ocho metros de profundidad y temen que más de 670 personas hayan perdido la vida.
Sin embargo, la delegación de Naciones Unidas en Papúa Nueva Guinea matizó este domingo a EFE por correo electrónico que el número de muertos confirmados hasta el momento por el equipo de respuestas de emergencia es de cinco, aquellos cuyos cadáveres han sido recuperados en la aldea de Kaokalam, a 600 kilómetros de la capital del país, Port Moresby,
«El equipo nos ha informado de que es difícil confirmar el número real (de fallecidos) mientras continúan los esfuerzos de búsqueda y rescate», afirmó Kesang Phuntsho, responsable de la oficina de Naciones Unidas en Papúa Nueva Guinea.
Además de los cinco cadáveres recuperados, la delegación de la ONU indicó en un informe este domingo que hay un número indeterminado de heridos, «incluidos 20 mujeres y niños».
El comunicado oficial de la ONU también es más cauto respecto al número de casas sepultadas por el alud, que por el momento cifra entre 50 y 60, además de una escuela, una iglesia, huertos y vehículos.
El informe de Naciones Unidas indica que la zona del desastre sigue siendo peligrosa por el riesgo de nuevas avalanchas, por lo que trabajan en la evacuación de los supervivientes, unos mil 250, según Aktoprak.
«Mis compañeros tuvieron que escapar del lugar por el creciente peligro, ya que siguen cayendo rocas sin parar y la tierra continúa deslizándose», relató el responsable de la OIM en el país, que añadió que esto unido a la gran cantidad de tierra que ya había caído está poniendo presión sobre las casas de la zona, por lo que es necesaria la evacuación.
El primer ministro papú, James Marape, indicó que divulgarán más información sobre la «escala del desastre y la pérdida de vidas» cuando los equipos desplazados evalúen la situación, según un comunicado divulgado por su portavoz.
Por su parte, el gobernador de Enga, Sandis Tsaka, indicó el viernes en un comunicado que equipos de rescate que incluyen a la Policía, el Ejército, ONG internacionales y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se han desplazado a la zona para asistir en un «desastre natural sin precedentes».
Asimismo, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, transmitió hoy en la red social X sus condolencias y mostró la disposición de Australia a ayudar.
Imágenes desde el lugar de la catástrofe de la cadena estadounidense NBC muestran una vasta área de rocas y tierra arrancada de una colina, así como a vecinos recogiendo sus enseres y explorando la zona enterrada por el desprendimiento en busca de supervivientes.
Testigos declararon a la ABC tienen miedo de nuevos desprendimientos de tierra en esta área montañosa y pidieron al Gobierno que envíe apoyos para garantizar la seguridad de los pueblos de la zona.
Según una vecina citada por la cadena australiana, Elizabeth Laruma, las casas quedaron enterradas cuando tuvo lugar la repentina avalancha desde una montaña cercana, que sorprendió a los lugareños mientras dormían.
Esta mujer afirmó que «el pueblo entero ha desaparecido».
Alrededor de 4 mil personas viven oficialmente en la zona donde ocurrió el alud, aunque las autoridades estiman que el número de personas afectadas es mayor, ya que el pueblo en el que ocurrió es un lugar en el que se refugian lugareños que huyen de conflictos y enfrentamientos tribales en aldeas cercanas.
El área afectada suele padecer de lluvias intensas e inundaciones, y los desprendimientos no son inusuales en el país, en el que, pese a la riqueza en recursos naturales, una gran parte de sus más de nueve millones de habitantes vive en extrema pobreza y se encuentra aislada por déficit de comunicaciones e infraestructura, especialmente en lugares remotos como el de la actual catástrofe.