COLUMNISTAS

Al rescate de las playas de Tuxpan

 

Por Ángel Álvaro Peña

El desamparo en el que se encuentran más de 500 familias de la Barra de Galindo, en el municipio de Tuxpan, hoteleros, restauranteros y pescadores obligó a tomar medidas extremas para poder retomar su vida normal porque fueron aislados de sus casas, de sus trabajos, de la manera de ganarse la vida, por un aparente mal cálculo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales que autorizó a la Comisión Federal de Electricidad descargar arena en el camino que comunica a sus trabajos, casas, escuelas, etc.

Nadie sabe el origen ni los objetivos de cerrar el camino hacia esa comunidad por el simple hecho de deshacerse de la arena de la termoeléctrica Adolfo López Mateos, obstruyendo el acceso a una poblada comunidad tuxpeña. Nadie muestra permisos, nadie se hace responsable, todos acusan a los demás, ante esta situación la población actuó de acuerdo con sus derechos.

Ante este caos que imperaba algunos colonos colocaron cercas de cemento y alambre de púas en el camino a lo largo de las playas haciendo imposible el acceso a esos lugares, incluso a pie, ya que se apoderaron de espacios que, por ley, pertenecen a la nación y tuvieron que ser tirados por los habitantes con maquinaria pesada para terminar con la incomunicación que violentaba todos los derechos de los habitantes que han vivido en esas propiedades por generaciones.

 

 

La ausencia de autoridades impide que se verifiquen esos permisos, saber si existen o son arbitrariedades de la termoeléctrica encargada de la operación en las playas, obligó a los habitantes, estudiantes y trabajadores a tomar medidas por su cuenta al abrirse paso para poder sobrevivir.

En Tuxpan no hay oficinas de Semarnat, aunque no por eso dejan de presentarse coyotes para presionar, chantajear o inventarse delitos que no lo son. Es decir, los habitantes de esta parte del municipio viven en una tierra sin ley sin que aparezca autoridad alguna para meter orden.

La ley especifica que sólo veinte metros después del límite donde llega el agua, puede ser propiedad privada; sin embargo, hay colonos que aprovechan el desamparo del resto de los habitantes para delimitar sus propiedades, desde puntos límite prohibidos por la ley.

Es por ello que la organización de los habitantes, afectados por las medidas poco claras de volcar cientos de toneladas de arena en la comunidad de Barra de Galindo, actuaron en consecuencia. Ya que estaban secuestradas las actividades normales del turismo, y la forma de vida de los habitantes de la zona.

 

 

La comunidad expresó indignada que no pueden atenerse a permisos mal calculados o autorizaciones que violentan los derechos humanos para esperar a que rectifiquen, porque el cierre impedía actividades vitales para la población.

Los colonos organizados alrededor de estas arbitrariedades, que son vecinos, amigos y familiares comparten necesidades, han declarado en reiteradas ocasiones que no quieren politizar el problema que no termina con una medida radical de la sociedad, porque nada les garantiza que no se vuelva a cerrar el camino y que algunos vivales aprovechen el vacío de poder en esa zona, para extender sus propiedades y hacer cada día más grandes sus terrenos.

Entre las personas más activas dentro de la liberación de las playas destaca un grupo de salvavidas voluntarios en apoyo a los visitantes a lo largo del litoral que conduce a la Barra de Galindo, se trata de un grupo de jóvenes que contribuyen también a la limpieza de las playas.

 

 

El turismo familiar, proveniente de los estados de Hidalgo, Tamaulipas, Nuevo León, CdMx, Puebla o Tlaxcala es muy ordenado y limpio; el problema radica en que los jóvenes tuxpeños toman las playas como si fueran su patio trasero y lo atiborran de restos de comida y botellas de licor, latas de cerveza y todo tipo de basura.

 

 

Tuxpan es un polo turístico que atrae visitantes de todo el mundo, y buena parte de sus playas se quedaron sin acceso por este tipo de barreras de arena y límites arbitrarios de quienes aprovechan la falta de autoridad para sabotear esta fuente de ingresos que es muy importante para su población.

La promoción de las hermosas playas de Tuxpan debe ser positiva y permanente y nos presentar al visitante la cara más negativa de un lugar que merece cada día más turismo.

 

 

De no tomar al toro por los cuernos de parte de los afectados estaríamos hablando de cientos de personas desplazadas de la tierra que les corresponde habitar. Debido a las inclemencias del clima, del vacío de poder y de la burocracia. Porque es una zona donde golpea de frente la naturaleza en tiempos de huracanes, y tratar de salir del lugar se vuelve imposible, condenando a la muerte a sus habitantes.

La gravedad del asunto no es percibida por ninguna autoridad la Semarnat o la CFE, y los tres niveles de gobierno correspondientes, lo ven como un problema simple y sin importancia cuando en realidad puede arrojar conflictos fatales, sin embargo; las protestas no han sido tomadas en cuenta, a pesar de que el problema no es nuevo, pero esta vez llegaron a límites insostenibles.

 

 

La comunidad de Barra de Galindo lucha por su sobrevivencia, por sus derechos y su libertad, no hay poder humano que pueda otorgárselos a pesar de que habitan esas tierras desde hace muchos años. Porque el impedir el acceso a sus tierras, implica despojo de sus derechos para posteriormente arrebatar las propiedades, lo que obliga al desplazamiento social, lo cual representa un verdadero conflicto social, con consecuencias que pueden ser fatales.

 

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes