A 48 horas que inició la inundación, Álamo, Veracruz sigue sin luz, sin teléfono y prácticamente sin ayuda
A más de 48 horas de ocurrida la inundación que devastó este municipio veracruzano, decenas de colonias siguen anegadas o con graves afectaciones, ya que a diferencia de Poza Rica -donde el agua siguió su curso y bajó más rápido-, aquí los encharcamientos no se han podido desfogar.
Sin electricidad, sin agua corriente y sin señal telefónica ni de Internet, los habitantes tratan de retornar poco a poco a su vida normal, sacando lodo de sus casas y negocios, pero la falta de comida y de agua hace que todo se vuelva más difícil de lo que ya es, y la ayuda de las instituciones comienza a llegar pero con tardanza.
“Desde que empezó esto, el jueves en la noche, estamos sin agua y sin luz. Yo vivo en el piso de arriba de mi casa y el agua subió hasta allá, como a tres metros y medio. Y de atención, la mera verdad, no. (Los uniformados) pasan por la carretera, pero aquí prácticamente no ha habido ayuda”, cuenta un vecino de la colonia Heroica que prefiere o decir su nombre.
En este asentamiento, las coladeras ya botan el agua que reciben, totalmente rebasadas, y las personas se ven obligadas a enjuagar las pertenencias que alcanzaron a rescatar en las pozas de agua sucia que se forman en las calles.
Un vecino de la colonia López Arias, taxista de profesión, se queja de la falta de ayuda de las autoridades. “Brillan por su ausencia. Ahorita nada más es la gente de las comunidades la que está llegando a dar comida, agua, pero de parte del gobierno… ni existen esos cabrones”, dice el hombre con mirada llorosa, pero también enojada.
Una de las zonas más afectadas de Álamo es la colonia Aviación y otros asentamientos aledaños, que al no tener una salida clara para el agua, se han convertido en una especie de “olla” donde se ha acumulado el líquido.
Fabián, trabajador del ayuntamiento, pedalea por las calles rumbo a la casa de un amigo para ayudarlo a sacar sus pertenencias de la inundación, pero se da tiempo para admitir que lo que ocurrió en este localidad también es culpa de los seres humanos.
“Este es un aviso de la naturaleza. Así como nosotros le arrojamos basura, así ella nos la devuelve. Y los soldados, ahí viendo. Yo le dije a unos ‘hey, ayúdanos a sacar a la gente, y me dicen: no, no podemos. ¿Entonces qué hacen aquí?”
Conforme pasan las horas, y con la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a la región, cada vez se presentan más elementos de la Marina, la Guardia Nacional y el Ejército, pero son brigadas de voluntarios civiles los que más asumen la tarea de ayudar a la gente y repartirles comida, agua y ropa.
Un grupo de personas, con palas y escobas, camina por las cercanías del mercado El Barzón, buscando dónde pueden brindar su ayuda. Un joven, de pocas palabras, ilustra la actitud de muchas personas que han dejado de esperar a las autoridades y han tomado la labor de rescatarse con sus propias manos.
— ¿Por qué no se aparece la Marina por aquí? – se le pregunta.
— “Pues… equis”, dice, encogiéndose de hombros. “Como quiera nosotros lo hacemos voluntariamente. No hay pierde”.