COLUMNISTAS

Un muro contra armas de EU

-Un convenio inédito que impedirá el paso de instrumentos letales a México

Por Ángel Álvaro Peña

La petición de Estados Unidos, desde la llegada de Trump a la Presidencia, fue que México inhibiera el paso de drogas a su territorio, principalmente fentanilo; nuestro país, por su parte, dijo que trabajaría en el caso, pero, al mismo tiempo, solicitó que el gobierno de la Casa Blanca trabajara en dejar de enviar armas a México, que apoyaban los arsenales de los narcotraficantes que realizan el trasiego de las sustancias tóxicas al norte.

Tan visible es la droga como las armas en las aduanas, en las fronteras, en las garitas. Se llegó a la conclusión de que, para cumplir una petición de dos carriles, es decir de dos sentido, con doble responsabilidad, hacía falta mayor voluntad de las partes y acordaron cerrar sus accesos a tan letales cargas.

México combate a la delincuencia dentro de su territorio, tanto que ha disminuido considerablemente la llegada de droga a Estados Unidos, país al que se le aproxima un problema; con 50 millones de adictos sin consumo.

Estados Unidos, ahora hace lo propio ante la forma del acuerdo “Misión Cortafuegos”, que consiste en detener el tráfico de armas hacia México.

La Secretaría de Relaciones Exteriores informó que el viernes 26 de septiembre autoridades mexicanas y estadounidenses acordaron el lanzamiento de este compromiso.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos explica que con la aplicación de tecnologías como eTrace, permite a las agencias participantes enviar electrónicamente sus solicitudes de rastreo de armas de fuego.

Al mismo tiempo pueden monitorear el progreso de sus rastreos y efectivamente recuperar los resultados de rastreos cerrados, en tiempo real.

Elementos estadounidenses confirmaron que, desde el inicio de la administración de Trump, se han iniciado más de 125 investigaciones por tráfico de armas e identificado presuntos integrantes de redes criminales vinculados con este delito en territorio estadounidense.

Se trata del reconocimiento de un trato entre iguales. Se corresponde desde Estados Unidos, la importancia de México en las relaciones bilaterales, aunque no falta quienes, amparados en lo que en algún momento consideraron el país más poderoso del mundo, que la firma de este convenio es una muestra de debilidad o, por lo menos, se trata de una concesión que nunca debió otorgarse.

La equidad es el equilibrio. Las responsabilidades se comparten y la cooperación impera ante un enemigo común.

Nunca se aceptó que en el planeta todos los países son iguales, y lo que en algún momento los hizo diferentes, fue, como sucedía en la época de las cavernas, su capacidad destructiva, su fuerza militar. Así, Estados Unidos prefirió dejar a su población sin educación y dejársela a la iniciativa privada antes que disminuir su gasto en armamento y entonces, se denominó el país más fuerte del mundo. Es decir, con la fortaleza que otorga la violencia, pero no la razón ni el conocimiento.

Ante esta histórica concepción, personajes conservadores, que todavía aprecian la realidad con ojos del pasado, consideran que este acuerdo, que beneficia a México principalmente, señala el reconocimiento de Estados Unidos a México, como una vecindad entre iguales.

Siempre hemos sido iguales, la diferencia se basaba en la fuerza pero no en la realidad ni en las leyes.

Es decir, la firma de este convenio es un triunfo de todos los mexicanos que hemos otorgado respeto a nuestra identidad, nuestra soberanía. Sólo unos pocos marginados quisieron flaquear ante el temor que les imponen los fantasmas del pasado y querían que hubiera, como antes sumisión y obediencia a un gobierno extranjero.

Más de 18,000 armas de fuego han sido decomisadas en lo que va del año con destino a México.

De ese total, 9,700 armas fueron interceptadas desde el 20 de enero de 2025, cuando comenzó el segundo mandato de Trump.

Según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, alrededor del 75 por ciento de las armas aseguradas en México provienen de Estados Unidos.

La voluntad política que faltaba era responsabilidad de los dos gobiernos, por intereses, sumisión o negligencia. El hecho es que el trabajo conjunto, la cooperación sin afectar la soberanía de ninguna de las partes se llevará a cabo de manera escrupulosa en beneficios de la población de ambos países. Lo cual es histórico. Desde luego, habrá medios que escondan la nota en un rincón de sus espacios y le restarán trascendencia. El hecho es contundente y debe considerarse un logro histórico.