COLUMNISTAS

Desayuno con olor a hierba

 

Por Jorge Evia Ramírez

Andrés Manuel López Obrador desayunó el pasado martes 12 de julio en el Observatorio Naval de los Estados Unidos con sede en Washington, con la vicepresidenta Kamala Harris quien le manifestó que: “Quisiera darle la bienvenida y continuar nuestra relación basada en las tradiciones y la amistad”.

A una semana de haberse celebrado dicho encuentro y después de la detención del narcotraficante Rafael Caro Quintero, empieza a surgir dentro del círculo cercano a Palacio Nacional la versión de que la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris puso sobre la mesa y como tema de conversación que personal adscrito a la DEA tenía localizado al objetivo más buscado de dicha agencia antidrogas.

El 30 de enero de 2019, Andrés Manuel López Obrador dijo que: “No se han detenido a capos porque no es nuestra estrategia. Ya no es la intención armar operativos contra capos, lo que queremos es reducir la inseguridad atendiendo las causas”.

Asimismo, López Obrador recalcó en esa misma mañanera que “ya no hay guerra, oficialmente no hay guerra porque nosotros lo que queremos es paz”.

42 meses después de las afirmaciones hechas por Andrés Manuel López Obrador, ni se redujo la inseguridad ni han sido atendidas las causas. Al contrario, ha habido incremento en el número de homicidios.

 

Quizás el gobierno de López Obrador no advirtió a tiempo que desde que la agencia antidrogas estadounidense redobló su campaña de búsqueda y captura de los capos de Sinaloa, entre líneas le advirtió con firmeza lo que vendría, a pesar de los desencuentros en materia de seguridad y el cierre de la unidad de élite mexicana de investigación antidrogas que durante más de 25 años trabajo mano a mano con su homóloga estadounidense.

Para nadie debe de pasar inadvertido que uno de los principales focos de tensión con el vecino del norte en plena transición con el gobierno de Joe Biden, fue el coto a la actividad dentro del país de los servicios de inteligencia extranjeros.

El poster mediante el cual la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) le puso precio a la cabeza de Rafael Caro Quintero con una recompensa de 20 millones de dólares, tiene como segundo objetivo a Ismael Zambada García “El Mayo”, cuya recompensa alcanza los 15 millones de dólares.

Seguramente el mensaje de Kamala Harris al darle la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador al mencionar su deseo de continuar la relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos basada en las tradiciones y la amistad, sugirió con antelación la relación entre la DEA y el gobierno mexicano: la presencia de un legado que se transmite de generación en generación, por obra de un sujeto transmisor a un sujeto receptor.

Lo transmitido en el desayuno por Kamala Harris a Andrés Manuel López Obrador, fue un acervo permanente de verdades vitales que asumen diversas y renovadas formas históricas, pero ahora en tiempos de la Cuarta Transformación.

Lo interesante de ésta historia, es que según la DEA Rafael Caro Quintero financió varias campañas políticas no sólo en el ámbito local, sino también en el federal. Dichas afirmaciones, pusieron nerviosos a destacados integrantes de Morena y de la 4T. Por lo pronto, un juez federal ya otorgó una suspensión, con lo cual se impide en lo inmediato, que el gobierno de López Obrador deporte o expulse del país a Caro Quintero para ser entregado al gobierno de los Estados Unidos sin antes enfrentar un juicio de extradición.

Por lo pronto, ese desayuno quedó con olor a hierba y con un “no te salgas de mis brazos, que hoy mis brazos son cadenas, porque quiero que mis manos hoy, de ti se queden llenas” al estilo interpretativo de Emanuel.

 

 

Twitter: @EVIARAM

 

**Las columnas firmadas en este medio son responsabilidad de quienes las firman**