COLUMNISTAS

Mexicana a la UNESCO

Mujer internacionalista busca ocupar el cargo más importante en esa institución

Por Ángel Álvaro Peña

El tiempo de mujeres no deja de dar sorpresas a México, y enuncia la posibilidad, con muchas probabilidades de concretarse, que una mujer ocupe la dirección de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (Unesco), su nombre, Gabriela Ramos, michoacana orgullosamente que actualmente se desenvuelve como subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de este organismo.

Conocida y reconocida por ser una mujer que donde trabaja, llega con aportaciones importantes para transformar los organismos a los que sirve. Después de trabajar 20 años en la OCDE, habla de una visión diferente de la realidad más concreta y precia al señalar que el PIB, Producto Interno Bruto, no puede ser la única medida del desarrollo para los países del mundo.

En 2011, lanzó la Estrategia de Género, que abrió la puerta para que la OCDE tuviera un impacto en este tema en varios países. En México, por ejemplo, esto condujo a la cuota de género en el Congreso, mejoró el liderazgo de las mujeres y permitió la derogación de leyes discriminatorias.

Las ideas de Ramos se expresan de manera sencilla pero que tienen que ver con una forma diferente de ver el mundo, impulsar cambio, al asegurar, por ejemplo, que para cumplir con metas justas dentro del organismo para la educación en el mundo “hay que entender la economía no como una entelequia completamente desvinculada de los procesos sociales. No podemos medir el progreso sólo por el producto interno bruto, el consumo o la producción, debemos tener mecanismos de distribución de la riqueza más efectivos.

Desde su perspectiva promete cero demagogia y utilizar los acuerdos internacionales para aterrizarlos en cuestiones concretas. Cuando se está al servicio de la humanidad, por supuesto que se tienen proyectos.

Una visión deja atrás las formas rígidas de la OCDE que ha mantenido un régimen de medida tradicional que impiden que la realidad sea entendida por todos de igual manera.

A Gabriela Ramos le apasiona utilizar datos probatorios para impulsar cambios en favor de reformas políticas de gran envergadura en áreas como la educación, la salud, la igualdad de género y las telecomunicaciones.

Ramos se graduó con una licenciatura en relaciones internacionales y recibió una maestría en políticas públicas en la Escuela Harvard Kennedy de la Universidad de Harvard. Toda innovación es un reto, y ella mantiene esta ofensiva hacia el futuro, al decir en entrevista con un medio de circulación nacional: “En la OCDE se creó el programa Nuevos Enfoques para el Desarrollo Económico, debido a que muchos de los preceptos de la economía clásica no representan la realidad, no hay un ciudadano promedio, no existe; no hay PIB per cápita. Lo que existe es que 10 por ciento de los deciles más altos concentran 60 por ciento de la riqueza. No podemos seguir el precepto de que el Estado sólo debe intervenir cuando hay fallas en el mercado; esos son criterios muy econométricos, muy de los economistas clásicos que nos representan lo lineal. Llegamos a un límite en el que no puedes desvincular el proceso económico de su impacto social y ambiental”.

Respecto a una conversación con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, señala: “Tuvimos una discusión muy humana, porque ella ha sido una combatiente en esos temas, ha sido una campeona, pero ella también lo ha sufrido, como lo he sufrido yo, porque ahí también está el tema del género, de las mujeres, y hay momentos de los que tú no eres responsable y te discriminan, te hacen a un lado. Yo espero que ella nos acompañe en nuestro Foro Global contra el Racismo que va a tener lugar en Londres, en octubre”.

Ramos ocupó varios cargos en el gobierno mexicano, primero como parte del Servicio Exterior y como asesora del Ministro de Relaciones Exteriores y del Ministro de Presupuesto, y más tarde como Directora de Asuntos Económicos y de la OCDE en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, entre 1995 y 1998.

Entre 1998 y 2000, Gabriela Ramos fue socia fundadora de Pórtico, un consultorio de políticas públicas, desde donde apoyó al Instituto Nacional Electoral en México, entonces IFE, para permitir que los mexicanos en el extranjero votaran en las elecciones presidenciales, lo cual fue un avance y contribuyó al progreso democrático de México.

También participó en una importante campaña ambiental contra la construcción de una fábrica de sal en Laguna San Ignacio, asegurando la protección de la reserva de biosfera en el Golfo de California y el santuario de ballenas.

Es así como la mujer mexicana reclama los espacios que le corresponden desde hace mucho tiempo. Ahora mismo, la información ha sido minimizada por los medios, muestra de la falta de costumbre de reconocer en la mujer como impulsora de grandes cambios.