COLUMNISTAS

Un perturbado senador de nombre Manuel

“La maldad no necesita razones, le basta con un pretexto.” – Johann W. Goethe.

Nadie niega que Manuel Huerta Ladrón de Guevara ha militado en la izquierda mexicana desde hace más de 40 años. Miembro iniciador del PRD en Veracruz junto a Fidel Robles y Juan Vergel en aquella organización denominada Unión de Colonos, Inquilinos y Solicitantes de Vivienda en Veracruz (UCISVER).

Fue así como considerados como invasores por el Gobierno del Estado, fueron en su momento objeto de persecución y claro de cierta represión ejercida por el régimen político priista de la época.

Con el paso de los años, el surgimiento de López Obradorismo, Manuel Huerta desertó del PRD para unirse a las huestes de la Cuarta Transformación, su papel como líder de Morena en Veracruz a mediados del 2015, le catapultaron para ocupar la Delegación de la Secretaría del Bienestar Federal en la entidad al triunfo de Andres Manuel López Obrador. En parte porque fue el responsable de lograr las primeras grandes victorias de Morena en Veracruz.

Así bajo su liderazgo, Cuitláhuac García gana la diputación federal por Xalapa, convirtiéndose, junto a la hoy gobernadora Rocío Nahle García en los principales emblemas de la 4T en la entidad.

Su acuerdo bastó para lograr la victoria electoral aquel julio de 2016, en el que por primera vez Morena comenzó a ocupar importantes espacios en la Cámara Federal, de tal suerte que Rocío Nahle García coordinó los trabajos de aquella primera legislatura federal con presencia en San Lázaro.

Los acuerdos desde ese momento apuntaron para que el presidente Andrés Manuel López Obrador decidiera enviar a Cuitláhuac García Jiménez como el primer candidato a la gubernatura -en aquel periplo construido por el entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa- para lograr garantizar el triunfo de aquel creciente movimiento.

Para su mala fortuna, el despreció por la marca PRI era tal, que terminó ganando Miguel Ángel Yunes Linares con aquella histórica Coalición entre el PAN y PRD, que terminó inclinando la balanza para que los priistas resentidos fueran el factor de cambio.

En gran parte de esas negociaciones de Morena estuvo presente el mismo Manuel Huerta Ladrón de Guevara.

Todo pareció transitar bien mientras Huerta Ladrón de Guevara controlaba la delegación del Bienestar, y de alguna manera podía controlar y tener incrustados a sus seguidores. Pero eso cambió a partir de que llegó Claudia Sheinbaum Pardo al poder.

En el intrincado escenario político de Veracruz, las recientes declaraciones del senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara han generado controversia al acusar a la administración municipal y a la Secretaría de Gobierno de operar en contra de la actual gobernadora, Rocío Nahle García, durante las elecciones pasadas. Estas afirmaciones han suscitado debates sobre las verdaderas dinámicas políticas que influyeron en los resultados electorales en Xalapa.

En una entrevista reciente, Huerta señaló que, durante las elecciones a la gubernatura, hubo instrucciones desde la Secretaría de Gobierno y el Ayuntamiento de Xalapa para favorecer al candidato opositor, José Yunes Zorrilla. Aunque no mencionó directamente al entonces alcalde Ricardo Ahued Bardahuil, sus comentarios insinuaron una falta de apoyo al proyecto de Nahle desde estas instituciones locales.

Sin embargo, es importante contextualizar estas declaraciones. Durante el proceso electoral de 2024, diversas figuras políticas fueron señaladas por operar en contra de candidatos afines a Ahued. Entre ellos, se mencionó a Ivonne Cisneros Luján, Juan Vergel Pacheco y al exalcalde Hipólito Rodríguez Herrero, así como a colaboradores cercanos del entonces gobernador Cuitláhuac García Jiménez, como Dorheny García Cayetano y Eleazar Guerrero Gómez. Estas acciones habrían afectado las campañas de Ana Miriam Ferraez Centeno y Antonio Ballesteros Grajales, ambos vinculados al círculo político de Ahued.

La complejidad de estas alianzas y confrontaciones internas refleja las tensiones dentro del partido en el poder. Mientras Huerta acusa a la administración municipal y a la Secretaría de Gobierno de deslealtad hacia Nahle, otros señalan que fueron actores políticos cercanos a él y al exgobernador quienes realmente obstaculizaron las aspiraciones de candidatos afines a Ahued.

La respuesta vertida por Ahued Bardahuil respecto a los señalamientos del hoy tribuno son claras y contundentes: “Por el momento “soy” Secretario de Gobierno, “no psiquiatra” para andar contestando semejantes declaraciones del Senador Huerta Ladrón de Guevara, quien parece haberse desquiciado con tales afirmaciones, mismas que se dan sin la presentación de ninguna prueba, más que su dicho.

Este cruce de acusaciones pone de manifiesto las fracturas internas y la lucha por el control político en Veracruz. La gobernadora Nahle, al asumir su cargo, enfrenta el desafío de unificar a las distintas facciones dentro de su partido para garantizar una gobernabilidad efectiva y cumplir con las expectativas de sus electores, pero también y de una buena vez está dejando claro quién manda, algo que algunos no terminan de comprender.

Por su parte, Ricardo Ahued Bardahuil, ahora secretario de Gobierno y exalcalde de Xalapa, ha mantenido una postura mesurada ante estas acusaciones. Su trayectoria política, caracterizada por una gestión enfocada en el desarrollo urbano y la atención ciudadana, le ha valido el reconocimiento público. Durante su administración municipal, Ahued se centró en proyectos de infraestructura y programas sociales que buscaron mejorar la calidad de vida de los xalapeños.

Pero Ahued Bardahuil esta donde esta porque hay que decirlo cuenta con los atributos necesarios: seriedad, trabajo, profesionalismo un amplio capital políticos, pero quizá el más importante será el contar con la bendición y anuencia de la Gobernadora Rocío Nahle y con eso es suficiente, así otros se paren de cabeza, cuales changos maromeros.

La situación actual exige una reflexión profunda por parte de los líderes políticos de Veracruz. Las desavenencias internas pueden debilitar al partido en el poder y, por ende, afectar la implementación de políticas públicas en beneficio de la ciudadanía. Es fundamental que, más allá de las diferencias personales o de grupo, prevalezca el compromiso con el bienestar del estado.

En conclusión, las declaraciones de Manuel Huerta Ladrón de Guevara han reavivado el debate sobre las lealtades y traiciones en la política veracruzana. Mientras él muestra una extraña y dudosa posición respecto al actuar del Clan Yunes -quien ha pretendido infiltrar a Morena y con quien ahora pareciera tener afinidad- las acusaciones cruzadas continúan, la gobernadora Rocío Nahle García tiene la responsabilidad de consolidar la unidad dentro de su administración y partido, para enfrentar los retos que Veracruz demanda y asegurar un futuro próspero para todos sus habitantes.

 

Al tiempo.