COLUMNISTAS

Matan a periodista en Tabasco

Un promedio de un periodista asesinado por mes lleva la actual administración y el Mecanismo tan campante

Por Ángel Álvaro Peña

Las conclusiones de quienes laboran o dicen laborar en el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que encabeza Enrique Irazoque Palazuelos, son cada día más asombrosos por su cinismo.

Los mexicanos hemos sido testigos de cómo de ser una mafia burocratizada que pareciera colocar en la línea de fuego a los comunicadores se convierten en adivinos y hasta profetas.

Son una especie de Nostradamus de lo inmediato, que en este caso plagiaron una investigación al vapor para hacerla suya, sin análisis ni investigación alguna.

Se trata del asesinato de un periodista, uno de sus afiliados, Alejandro Gallegos León, de 51 años, cuyo cuerpo fue encontrado en un cultivo de maíz en el municipio de Cárdenas, Tabasco.

Sus familiares reportaron su desaparición el viernes 24 de enero a las 14:25 horas. Fue encontrado un día después, el sábado 25, y ese mismo día la fiscalía de Tabasco determinó que el director del portal digital La Voz del Pueblo y catedrático de la Universidad Alfa y Omega, que su homicidio nada tenía que ver con su actividad periodística. Versión que motivó que la Fiscalía general de la república atrajera el caso, “para proteger la verdad y la justicia” ya que tanta rapidez en un caso así no puede darse como legítima.

A pesar de estas dudas el Mecanismo que encabeza Enrique Irazoque, de inmediato se acomodó en la versión al vapor para asegurar que su beneficiario no cuenta con registro de incidentes de seguridad relacionados con su labor.

Así, a escasas horas después que la oficina en México del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y Reporteros Sin Fronteras llamaron a que la investigación tomara en cuenta su oficio de periodista, el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas retomó la versión de la Fiscalía de Tabasco según la cual «no hay elementos que permitan vincular los hechos con su labor periodística».

Es decir, no habían pasado ni 24 horas de la notificación de su desaparición cuando el Mecanismo ya tenía resuelto el caso, desde luego desvinculándose de toda responsabilidad.

El reporte del Mecanismo prácticamente es una copia textual de la irresponsable investigación de la Fiscalía de Tabasco, cuando su labor no es dar a conocer cómo murió sino evitar su muerte.

Como ya es costumbre en el Mecanismo, al final del documento que emitió expresó su pesar por el homicidio del periodista.

El Mecanismo cree proteger la vida de los periodistas que certificaron que su vida estaba en peligro con un botón de pánico que expide todavía una empresa propiedad de Genaro García Luna.

Con dicho botón se ubica al comunicador y su movilidad y rutinas.

Las triangulaciones de proveedores que hace el Mecanismo, sin licitar y de asignación directa, tiene que ver con una parte de la mafia policiaca que se instaló en el país por muchos años y todavía no acaba de irse de la administración pública.

Prueba de ello es la presencia de Manuel Espino en Morena, ahora diputado federal de ese partido, nada menos que presidente de la Comisión de Seguridad, en la Cámara de Diputados, quien fuera uno de los proveedores del Mecanismo, cuando dirigió el Servicio de Protección Federal, que dotaba de personal al mecanismo. Espino fue panista y miembro distinguido de El Yunque.

Si el Mecanismo de Irazoque depende de la Segob, que encabeza Rosa Icela Rodríguez, debería haber una revisión a fondo, no sólo del origen de los proveedores sino la eficacia de los miembros de la junta de Gobierno que en años no han evitado asesinatos, ni siquiera cuenta con datos para conocer móviles de homicidios o mostrar sospechas de quiénes están detrás de estos delitos.

En lugar de afiliar cada día a más comunicadores en peligro el Mecanismo utiliza un método al revés que los exculpa de toda agresión a los periodistas. Porque periódicamente depura el número de afiliados para reducir costo, ahorrar recursos, cumplir con la austeridad republicana y colocar a los periodistas al borde de la muerte.

Esta burocracia no es supervisada por nadie, a pesar de la trascendencia de su tarea, es por ello que esté afiliado al mecanismo o no, los asesinatos contra los comunicadores continúan y la negligencia del Mecanismo contribuye a que los homicidas alcancen la impunidad.

Hasta cuándo el Mecanismo abandonará esa conducta de nadar de a muertito para ponerse a trabajar y dejar de ser tan cínicos como si los periodistas fueran insectos que desaparecen por inercia.

La responsabilidad no se limita a dicha Junta de Gobierno sino a la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración, que encabeza Félix Arturo Medina Padilla, desde octubre del año antepasado. También es responsabilidad de la titular de Gobernación, quien debe hacer una revisión del Mecanismo para que pueda avanzar en las actividades propias de su cargo.

Este asesinato se suma a otros en los que sale a relucir la irresponsabilidad de las autoridades encargadas de salvaguardar la integridad de muchos mexicanos a los que se les atemoriza ante la impunidad de los asesinos de sus compañeros, inhibiendo así el desarrollo de la libertad en México.