El BOJ se mostró restrictivo
Al menos dos de los nueve miembros de la junta del Banco de Japón (BOJ, por su sigla en inglés) pidieron un pronto aumento de las tasas de interés en la reunión de política monetaria celebrada en junio, según las actas publicadas, lo que subraya la tendencia de línea dura del banco central, que deja margen para nuevas alzas en el futuro.
Al menos dos de los nueve miembros de la junta del Banco de Japón (BOJ, por su sigla en inglés) pidieron un pronto aumento de las tasas de interés en la reunión de política monetaria celebrada en junio, según las actas publicadas ayer 5 de agosto, lo que subraya la tendencia de línea dura del banco central, que deja margen para nuevas alzas en el futuro.
“Los miembros estuvieron de acuerdo en que las recientes caídas del yen se encontraban entre los factores que impulsan la inflación y que deben ser objeto de especial atención en la orientación de la política monetaria”, mostraron las actas.
Las discusiones subrayan cómo los movimientos del yen y la preocupación por un exceso de inflación fueron factores clave discutidos en la reunión de junio del BOJ y llevaron a su decisión en julio de elevar los réditos a niveles nunca vistos en 15 años.
Tras el brusco cambio de rumbo de la divisa japonesa, que alcanzó máximos de siete meses, los mercados están pendientes del discurso que pronunciará el miércoles el vicegobernador del BOJ, Shinichi Uchida, en busca de pistas sobre el ritmo de futuros aumentos de tasas.
El último aumento del yen se ha visto favorecido por la debilidad de los datos laborales estadounidenses, que han avivado los temores de recesión.
“Teniendo en cuenta que las últimas alzas del yen están reduciendo el riesgo de que se dispare la inflación, esperamos que el Banco de Japón suba las tasas en un ciclo de una vez cada seis meses”, en lugar de a un ritmo más frecuente, afirmó Yoshimasa Maruyama, economista jefe de mercado de SMBC Nikko Securities.
Tras el alza de julio, el gobernador del BOJ, Kazuo Ueda, no descartó otra este año y subrayó su disposición a seguir elevando los costos de endeudamiento hasta niveles considerados neutros para la economía, que analistas ubican entre 1 y 1.5 por ciento.